martes, marzo 16, 2010

FÚTBOL INTERNACIONAL// Micky Zárate


"No les da ni para fascistas" (*), David Viñas

Que un jugador argentino ensaye un saludo fascista genera rechazo, contundente rechazo, entre quienes alguna vez leyeron o aprendieron algo relativo a Benito Mussolini y los fascistas italianos de combate. No es éste el caso de Mauro Zárate, futbolista surgido en Vélez Sarsfield que actualmente se desempeña en el calcio italiano. De cualquier manera, el hecho apenas tuvo una mención menor en la profusa agenda cotidiana, obsesionada con reseñar escándalos y polémicas en torno de situaciones coyunturales que varían conforme aparecen nuevos episodios en clave de farándula.

Existen, respecto del gesto de Zárate, dos enfoques para analizar su conducta. Por un lado, consignar que el ex Vélez se crió en un país cuyo periodismo deportivo masivo promueve ignorancias y olvidos, mediante simulacros de entrevistas profundas, notas sobre la condición masculina o desafíos de un ping pong futbolero en vivo y en directo. Esto último no exime de cargos a Zárate, pero al menos configura un ítem a considerar.

Por otro, también hay una cadena de responsabilidades que atañen a entrenadores y dirigentes. Salvo unas pocas excepciones, los técnicos no conciben entrenamientos alejados de rutinas forzosas en el trabajo físico o apartados de la observación minuciosa de videos y jugadas de partidos en largas sesiones. El ejemplo contrario, una de las excepciones, es el de Ángel Cappa, quien dejó una marca en Huracán no solo por inculcarle conceptos futbolísticos a sus jugadores. Vale la pena pensar si Bolatti, en la Fiorentina, o Pastore, en el Palermo, hubiesen imitado el saludo fascista acríticamente, si bien la Lazio -buena parte de sus hinchas-son afectos a Mussolini y sus postulados de modo confeso.

La mayoría de los dirigentes, por otra parte, parecen menos preocupados por el aprendizaje de los futbolistas formados en sus instituciones que en el ingreso de futuras ganancias. Puede suponerse que la tarea educativa es responsabilidad de otros, sin embargo un club, que es una asociación civil sin fines de lucro, tiene obligaciones y cumple un rol social. No parece una idea errada, en tal sentido, promover un curso de historia -aunque sea de media hora, y con *diferentes dispositivos (una charla, la proyección de un documental, visitas a museos u otros sitios de interés general) - para evitar papelones como el de Zárate. ¿O acaso Fernando Raffaini, titular de Vélez, y sus antecesores habrán celebrado el gesto del jugador?

Son dos lecturas posibles ante un hecho que, en este caso, sí constituye un escándalo. Porque igual o peor que un fascista convencido es entregarse mansamente a la ignorancia. Tanto de las implicancias y derivaciones ideológicas de aquella experiencia como de no dar la talla para reconocerse en esa identidad.

* Fuente: Marcos Mayer