miércoles, marzo 31, 2010

PRIMERA DIVISIÓN // El descenso llegó


El brevísimo, inestable y muy disputado Clausura 2010 ingresa en su etapa de definición. Acaso menos por la pelea en los primeros puestos de la tabla -cuyo líder Independiente se exhibe sólido y confiado- que por el apretado desenlace entre quienes procuran espantar un fanstasma que no es Gasper ni Gasparín, dos personajes animados, sino es que es bastante real y se llama descenso.

Lejos del drama y ese murmullo apesadumbrado de cada fecha, el interés crece a medida que se acerca el final. Un poco por la marcada paridad en la zona baja, otro tanto debido a la jerarquía de los implicados. Resulta pertinente, en tal sentido, puntualizar un rasgo común: esos clubes implicados juegan con urgencias, pero una urgencia deudora de múltiples coyunturas internas y externas, y de las propias impericias, desde luego. Porque el promedio, un sistema cuestionado para cierto público, delimita un recorrido de tres temporadas, un rumbo acertado o errático, un modo de defender o sabotear un proyecto deportivo-institucional. En consecuencia, nadie debería sorprenderse si un club que naufraga en torpezas, persiste en destratos continuos ante sus hinchas y presenta un equipo de segunda línea, sobrepasado por las circunstancias, no pague costos de ningún tipo. Sería admitir sin reparos que los malos ganan, y los malos muchas veces ganan, por supuesto, aunque conforman -afortunadamente- una minoría.
Tenemos, por tanto, 8 instituciones comprometidas con el descenso, de las cuales 5 tienen un margen menor de error en relación con el resto, algo que se replicará durante la próxima temporada con aquellos que mantengan su plaza en la A. Entregamos, a modo de mapa ilustrativo, el fixture de los mencionados 8 desde la fecha 12ª hasta la 19ª, la jornada de cierre, cuando algunos de ellos descubran apenas un cambio entre paisajes cambiantes: una pelota nueva, que tal vez pica distinto. Pero pica.



ATLÉTICO TUCUMÁN CHACARITA

Racing (L) Argentinos (V)

Tigre (V) Lanús (L)

River (L) Ñewell's (V)

Chacarita (V) AT. Tucumán (L)

Rosario Central (L) Godoy Cruz (V)

Colón (V) Estudiantes (L)

Arsenal (L) Vélez (V)

Godoy Cruz (V) Racing (L)

.

GIMNASIA LP ROSARIO CENTRAL

San Lorenzo (V) Boca (V)

Independiente (L) Argentinos (L)

Huracán (V) Lanús (V)

Boca (L) Ñewell`s (L)

Argentinos (V) AT. Tucumán (V)

Lanús (L) Godoy Cruz (L)

Ñewell's (V) Estudiantes (V)

AT. Tucumán (L) Vélez (L)

RACING CLUB GODOY CRUZ

AT. Tucumán (V) Vélez (L)

Godoy Cruz (L) Racing (V)

Estudiantes (V) Tigre (L)

Vélez (L) River (V)

Banfield (L) Chacarita (L)

Tigre (V) Rosario Central (V)

River (L) Colón (L)

Chacarita (V) Arsenal (V)

HURACÁN RIVER PLATE

Colón (L) Lanús (V)

Arsenal (V) Ñewell's (L)

Gimnasia (L) AT. Tucumán (V)

San Lorenzo (V) Godoy Cruz (L)

Independiente (L) Estudiantes (V)

Banfield (V) Vélez (L)

Boca (V) Racing (V)

Argentinos (L) Tigre (L)

lunes, marzo 29, 2010

PRIMERA DIVISIÓN // Humo sobre el humo


Ian Gillan y Ritchie Blackmore, vocalista y primera guitarra de Deep Purple, podrían rebautizar aquel clásico de la legendaria banda rockera, una de las mejores del género de todos los tiempos. Ingleses y, se supone, entendidos en temas futboleros, tendrían motivos de alterar título, letra y melodía de Smoke on the Water si hubieran visitado la Argentina en alguna de las dos últimas semanas. Apelando a otras áreas del arte, conviene forzar el ingenio para entender ciertos acontecimientos.

La referencia, claro, alude a Boca y River. "Me gustaría dejarlos últimos", espetó el entrenador millonario sobre el clásico rival, con la siguiente estadística: 7 victorias, 8 derrotas y 8 empates desde su segunda etapa en el club, amén de una catarata de derrotas durante su época como jugador. Poco le importó a Astrada atender el frente interno, mirar a un equipo en estado de decrepitud que se hunde en el descenso y en los sórdidos pozos de una historia convertida en museo. Optó, el Negro Jefe, por arremeter ante el enemigo en desgracia con una frase contundente y anacrónica cuando la época demanda piadoso silencio.

Abel Alves incurrió en un desliz semejante. Tomó aire, infló el pecho tras la victoria en el superclásico y lanzó otra declaración rimbombante. "Ojalá siempre enfrentemos a los
de rojo y blanco", inquirió con ínfulas de gran componedor de debacles. Lejos de elegir la prudencia, de apostar al trabajo para ubicar a Boca en un lugar acorde con sus pergaminos y su plantel, el entrenador boquense apeló a ese discurso inflamado que suele incomodar a sus jugadores y al ominoso "mundo boca". Ominoso, vele aclarar, le cabe a Boca, River o a cualquiera que crea en un mundo con fronteras y códigos que apenas entiende cierto periodismo apostado en esas entidades día y noche.

Son dos caras de una misma moneda que remiten a la actualidad de Boca y River, si bien no son iguales los derroteros, los tiempos y los promedios de los dos más grandes. No obstante, en el presente, entre los dos suman un punto menos que Independiente, dirigido por otro personaje acostumbrado a transitar en un paisaje de brumas. En un fútbol, huelga repetirlo una vez mas, que necesita menos palabras y más juego. "Humo sobre el agua, fuego en el cielo", dice la traducción del recordado tema de Deep Purple en su estrofa final. Acaso los británicos puedan ofrecernos una versión en castellano sobre la coyuntura de millonarios y xeneizes, novedosa en su letra, dedicada a casi 34 millones de hinchas que habitan en Argentina.

domingo, marzo 28, 2010

BOCA // El hombre que ríe


Las polémicas en torno de su figura parecen atenuarse cuando Juan Román Riquelme pisa un campo de juego. Y es saludable que así ocurra. El cuestionamiento perpetuo ante cada gesto o declaración suya, la crítica interesada, su particular modo de sentir este juego devenido hoy en insumo primordial de agendas monocordes, conforman un anecdotario olvidable que desaparece ni bien Riquelme ensaya un pase delicioso o una gambeta rescatada del fondo de los tiempos.
Hace poco lo señaló Ángel Cappa: basta que aparezca un equipo que apueste a honrar la vieja escuela del fútbol argentino, los núcleos poderosos de una tradición, para que la cháchara influyente de un sector periodístico encuentre el lugar que merece: el de la representación del grotesco, el del personaje de bufón. Pero con salvedades, claro. Porque el personaje del bufón, de acuerdo con el filósofo ruso Mijail Bajtín en su obra La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento, era precisamente la parodia pero con el declarado propósito de alterar un orden establecido. En el periodismo farandulero/deportivo sucede lo contrario y ese relato, sus temáticas desplegadas a grito pelado, generan risas y burlas salvo para los propios emisores, quienes creen subvertir un orden que, curiosamente, los engendra.

Así, Riquelme se ríe fuera de la cancha y hace reír a sus fieles con el desparpajo de su fútbol. Enfrente estará ese periodismo que variará discursos y formas a medida que los resultados les hagan un guiño a sus payasescos análisis. Sin embargo aquello se olvidará rápido como cada tópico semanal. El fútbol de Riquelme, lo mucho que le dio a Boca y al fútbol argentino en el ámbito de clubes a nivel local e internacional, perdudará en los libros de quienes escriban sobre los componentes estéticos y la dimensión cultural de este juego.
Pablo Provitilo

viernes, marzo 26, 2010

COPA LIBERTADORES // Gana, gusta y subleva


Vélez Sarsfield ganó un partido trascendental para clasificar a octavos de final de la Libertadores, asentado en las premisas de siempre, por lo menos las mismas de los últimos 17 años: juego colectivo, compromiso de conjunto y mentalidad ganadora. No es casual que este club crezca sostenidamente y se plantee objetivos acordes con sus progresos institucionales, luego trasladados al plano deportivo. Basta recorrer cada pasillo, cada rincón, cada nueva obra destinada a los asociados para advertir que el cuadro de Liniers piensa en grande, sin alardes ni autoengaños, apenas con la evidencia de sus logros en los cuales imperan la gratitud de los hinchas por lo conseguido y, como se dijo, la saludable intención de proponerse nuevos desafíos para enriquecer su centenaria historia.

Uno de esos desafíos es la Copa Libertadores, certamen que Vélez obtuvo en 1994 por única vez liderado por José Luis Chilavert, jugador símbolo de la entidad. El arquero paraguayo fue homenajeado por la comisión directiva en el partido ante Colo Colo, al cumplirse 14 años de aquel célebre gol a Germán Burgos desde casi 60 metros. Acto simbólico pero emocionante, que desató una estruendosa ovación de los casi 20 mil hinchas que acudieron al encuentro. Es que Chilavert no solo evoca para los simpatizantes recuerdos de sus muchas y variadas hazañas, del tiempo transcurrido, de la nostalgia arropada en una época. También expresa grandeza, coraje, rebeldía, la certeza de un destino de orgullo para el viejo Fortín de Villa Luro.
En ese paisaje donde predomina la calma, el reconocimiento de viejas glorias y arengas exhibidas en carteles publicitarios (sobre la Avenida Juan B. Justo hay una gigantografía con un enunciado explícito) , suena lógico que Vélez apunte a obtener el máximo torneo continental. Porque existe una estructura institucional que respalda, porque los conflictos internos y externos son patrimonio de otros y porque hay un equipo convencido de las fortalezas y el potencial que tiene, consciente -además- de cuáles son sus metas. Así lo demuestra el cuadro dirigido por Ricardo Gareca, estructurado con una defensa calificada que comete errores, es cierto, pero con suficiente empeño para cerrar los caminos del rival en momentos clave, dos mediocampistas con una capacidad de anticipo encomiable como son Leandro Somoza y Fabián Cubero, y un trío en ataque conformado por Maximiliano Moralez y los uruguayos Santiago Silva y Hernán López que lastima en el área contraria y se complementa a la perfección.

Con esas armas, y yendo al encuentro con los chilenos, Vélez impuso su habitual jerarquía para transformar a Colo Colo en un auténtico híbrido, un conjunto atormentado por las circunstancias, y con rasgos similares a los de un equipo de la B Nacional de Argentina si se consideran sus tradicionales colores. Fue dos a uno, según el marcador final, aunque la manifiesta superioridad local hizo que jamás peligrara el triunfo, siquiera un eventual empate en dos desestimaba que la noche finalizara en victoria azul y blanca.

Señales, al cabo, que hablan de un firme candidato a ganar el torneo, en base a datos estadísticos y hechos visibles ceñidos a una trayectoria. En el lapso de 17 temporadas Vélez obtuvo 11 títulos mientras que hasta 1968 apenas sumaba un campeonato local, conseguido en condiciones dudosas tras la escandalosa mano de Gallo que allanó la conquista de aquel primer campeonato. Habrá que esforzarse demasiado para encontrar argumentos que minimizen semejante itinerario. Muchísimo más si proliferan dirigentes sensatos, comprometidos con el futuro de su club, que entendieron de la recursiva apelación a la mística y sus herencias. De que la grandeza, por qué no, es una construcción paciente, decidida, tal vez silenciosa, pero posible cuando un viaje de más de 100 años anuncia la próxima estación.

miércoles, marzo 24, 2010

DÍA DE LA MEMORIA // Poemas en la tribuna


Roberto Santoro, periodista y escritor desaparecido en la última dictadura militar, dejó una obra fundamental antes de que las fuerzas armadas lo secuestraran en 1977. Autor lleno de convicciones y de ideas claras, desplegadas en múltiples emprendimientos literarios que aún hoy promueven recuerdos y nostalgias. Uno de sus libros, paradigmático para un género que hoy crece sostenidamente como señalamos en otro artículo, se titula Literatura de la Pelota (1971), publicación agotada hasta hace poco tiempo y rescatada del arcón del olvido por la editorial Lea en 2007, justamente a 30 años de que un gobierno antidemocrático y genocida lo alejara definitivamente de los libros y de sus pasiones.

De pasiones, precisamente, trata el citado libro de Santoro, cuyo mérito principal reside en haber recopilado textos (ensayísticos, teatrales, periodísticos) de autores diversos que tienen como eje las miserias y grandezas humanas detrás del fútbol, sus componentes identitarios y emocionales, profundamente enraizados con la cultura popular, ya sea mediante voces que reivindican o cuestionan el mundo interior de la pelota. La antología, en tal sentido, reúne a un conjunto de plumas valiosas, reconocidas y no tanto, más o menos futboleras, pero lo suficientemente poderosas para armar un material de colección e inédito para el campo literario, siempre renuente a considerar al fútbol tanto por sus atributos íntimamente vinculados con el arte, como por su condición de fenómeno de masas. Entre otros autores, desfilan por Literatura de la Pelota: Jorge Luis Borges, Bernardo Verbitsky, Leopoldo Marechal, Raúl Scalabrini Ortiz, Roberto Arlt. Y Santoro, claro, quien le dedicó palabras bellísimas al fútbol en varios textos, por ejemplo el poema incluido en la mencionada antología titulado, justamente, "El fútbol". Roberto Baschetti, destacado historiador y alguien que lo conoció, señala sobre este vínculo en un artículo: "El vivía con una libretita encima, siempre a cuestas, donde anotaba desde chistes y cantos del tablón futbolero hasta las las leyendas de los camiones, las de los paragolpes. Todo lo que tuviera una matriz popular iba a parar a esa libretita que se fue transformando en un muestrario de las voces nacionales más interesantes".

Fanático de Racing, escritor talentoso y comprometido, Santoro dejó -como se señaló- una huella en sus compañeros y lectores, inauguró un género, creyó que el fútbol no merecía desprecios ni injurias desde ciertas cúspides intelectuales. Y honró en la práctica una de las frases enarboladas por Rodolfo Walsh, también desaparecido debido a sus cualidades profesionales y sus denuncias contra la dictadura militar: "si no desesperás no podés contar la verdad", decía el autor de Los oficios terrestres. Habría que pensar si el libro Oficio desesperado, de Santoro, es pura casualidad o revela un horizonte común, un rasgo compartido en sus escrituras.

Es que Santoro, a 34 años del golpe más sangriento acaecido en Argentina, hoy contaría con su estilo afinado y afilado las verdades del fútbol y la política, desde la misma trinchera que otrora, en la tribuna de siempre.

lunes, marzo 22, 2010

CINE // Si yo fuera Maradona


Después de su estreno comercial y la correspondiente circulación de copias piratas a lo largo y a lo ancho de la Argentina, ayer la señal I-Sat puso al aire el documental Maradona by Kusturica, filmado entre 2005 y 2007 por el citado realizador nacido en la ex Yugoslavia. Un film interesante, bien estructurado en su narración dramática, cuyo declarado propósito jamás se oculta en los 90 minutos que dura la obra: reivindicar el espíritu contestatario de Maradona, expresado en múltiples perfiles: el revolucionario tatuado con imágenes del Che y Fidel Castro, el militante subido a un tren rumbo a una cumbre de líderes latinoamericanos, el enemigo de Bush y Margaret Thatcher, el adicto recuperado aunque no repuesto de la culpa y la pena, el futbolista extraordinario capaz de desatar fervorosas adhesiones en el sur de Italia al derrotar, aunque sea en el plano simbólico, a la opulencia del norte, el villero orgulloso que no traiciona a su clase. Todos esos Maradonas conviven en Maradona, y Kusturica, mediante un minucioso estudio, lo representa con fidelidad y afecto.

Se destacan, en tal sentido, varias escenas aunque dos de ellas parecen las más logradas del documental. La primera se centra en una fiesta donde se observa a un Maradona excedido de peso, con rostro perdido en un salón extrañamente sin grandes multitudes, entonando en un improvisado escenario la canción "La mano de dios", del bailantero Rodrigo, acompañado de sus dos hijas, ex compañeros de profesión como Héctor Enrique y Nery Pumpido, y allegados que suelen disfrutar/usufructurar de la amistad del diez. Finalizada la canción Maradona intenta un diálogo con Claudia, su ex esposa, y dice con voz tímida y endeble: "¿Por qué no subiste"?. Silencio y telón. Otro momento valioso transcurre en los tramos finales cuando el cantante Manu Chao, arrumbado en una pared cualquiera de una ciudad cualquiera, le dedica una canción emocionante titulada "La vida Tómbola". Silencio y cierre.

Sin embargo la película incluye momentos fallidos, especialmente todos aquellos en los cuales Kusturica abusa en mostrar su amistad con Maradona, amén de los cruces con extractos de otras películas del director, entre ellas Gato Negro, Gato Blanco (1998) o Papá está en viaje de negocios (1985). En consecuencia, el producto final no resuelve el dilema planteado desde el inicio: ¿Es una biografía o una autobiografía?.

Distinto es el caso de Amando a Maradona, otro documental sobre el diez estrenado en 2005, cuyo nudo temático focaliza en la devoción que genera el diez en distintas latitudes y distintas épocas. Sin desconocer las simpatías políticas de Maradona, Javier Vázquez, su director, elige una original manera de contarlo: con gestos, detalles, testimonios inéditos, y un punto de vista que difiere del de Kusturica: aquí se procura mostrar al Maradona revulsivo, al personaje irreverente, al símbolo popular desalineado por el peso y por el peso de sus ideas, pero lejos de la toma ambiciosa y narcisista. Con un montaje, además, impecable y en el cual la música parece condensarlo y explicarlo todo. Aunque las palabras, el lenguaje maradoniano, es tan imprescindible como la rémora de sus gambetas y sus goles. Amando a Maradona nos lo recuerda en un fragmento donde Diego distingue entre ser "público" y ser "popular", o en otro tramo en el cual señala con ese enfásis de quienes saben que en ciertas cosas no hay medias tintas porque hay hábitos adquiridos que no se olvidas : "que yo sepa, el asfalto no se come".

Son dos películas, en definitiva, que se complementan y, paralelamente, disparan diversas lecturas, ya sea para los críticos cinematográficos, para los estudios culturales, o para la lingüística. Por caso si utilizamos figuras retóricas de la gramática, en un caso el filme se entiende por metonimia (una cosa designa otra por contigüidad): Kusturica por Maradona podría ser el título del filme. Y en el otro cabría pensar si Amando a Maradona no es una hermosa e indispensable metáfora (una cosa designa a otra mediante una condensación basada en un sistema de comparaciones por semejanza) que también funciona por metonimia. Porque es un retrato contundente que, a través de Maradona, habla del fútbol y la pasión trasladada a otros ámbitos, un juego de espejos en el cual una determinada sociedad reconoce la última posibilidad de afirmarse en el mundo.

sábado, marzo 20, 2010

PRIMERA DIVISIÓN // Dos,tres,cuatro frentes


Suele afirmarse con juicio categórico que ganar la libertadores y el torneo local en el primer semestre del año configura casi un imposible en el fútbol argentino. O una apuesta máxima reservada para un puñado de elegidos en determinados ciclos históricos. Sin embargo ni el River de Ramón Díaz ni el Boca de Carlos Bianchi consiguieron el ansiado doblete, en tanto Ñewell`s, dirigido por Marcelo Bielsa, estuvo cerca de lograrlo en 1992.


Sin profundizar en las causas, el tema pareció ingresar en los oscuros designios de la verdad consumada o del único aspecto a considerar cuando determinados clubes enfrentan dos competencias simultáneas. No obstante un torneo, además del ganador, corona a otros procesos futbolisticos y a otros representantes. Pensemos en el Estudiantes actual, bien ubicado en su grupo de la Libertadores, cuarto en el Apertura, y hoy clasificado para disputar la próxima Copa Sudamericana. Como muestra basta observar que con destacado amor propio y altura para dar la talla en cada compromiso, el cuadro platense parece dispuesto a dar pelea en el campeonato local y sumar puntos para la Libertadores 2011, un reaseguro deportivo en caso de no ganar la copa este año.


Algo similar ocurre con Vélez, puntero en su zona de la libertadores, ubicado en una posición expectante en la liga doméstica y enrolado en la selecta nómina de equipos que juegan la sudamericana. Asimismo Banfield, otro de los destacables, también exhibe meritorios desempeños tanto en el máximo certamen continental como en el Clausura y también figura entre los clasificados a la Sudamericana. Es decir: ninguno parece minimizar la importancia del torneo local. Más: lo consideran como un óptimo banco de pruebas para foguear juveniles o suplentes desencantados, un aspecto relevante para promover el recambio o generar futuras transferencias.


Situados entre los cinco primeros de la temporada 2009/2010, Banfield, Estudiantes y Vélez conciben, por el momento, algo más que dos frentes en la competencia. Lo suyo tiene el incofundible aroma de ejecutar un plan, que es ni más ni menos que creer en un proyecto.

LITERATURA // Libros para reencontrar la palabra


La literatura deportiva, aun concebida como un género menor para cierta elite intelectual, viene proliferando con llamativa repercusión en Argentina, manifiesta en decenas de libros que merecen un lugar, aunque sea en cajas de cartón apiladas en el último escalón, de cualquier biblioteca. Dos comunicadores clave pueden citarse entre quienes hicieron posible la aparición y posterior consolidación del género: el programa radial de Alejandro Apo, Todo con afecto, dedicado a difundir cuentos y ensayos vinculados con el fútbol, y la Editorial Al Arco, el primer sello independiente que publica obras ligadas al deporte y las circunstancias que lo rodean -políticas, sociales, epocales-, en clave de ficción o en un registro histórico o testimonial.

Al Arco, precisamente, demanda una mención especial. Con casi 40 títulos publicados y una tirada que no supera los 1.000 ejemplares, sus responsables Julio Bocalatte y Marcos González Cézer lograron reunir desinteresadamente a un conjunto de plumas destacadas (además de los impulsores del proyecto, Juan Sasturain, Ariel Scher, Walter Vargas y Gustavo Grabia, entre otros) sin otra motivación que despuntar la pasión por escribir, y escribir sobre un universo particular como es el deporte, con sus dramas, sus personajes malditos y sus historias cargadas de heroísmo y tragedia.

No obstante siempre es pertinente evitar palabras como "boom" o "fenómeno", tan recurrentes en un tipo de periodismo que elige encorsetar, fragmentar y diluir cualquier hecho no circunscripto a sus dominios. Con la idea, además, de neutralizarlo y, en el peor de los casos, apropiárselo. No es un boom, por otra parte, dado que no se vislumbran grandes contigentes de hinchas-lectores consumiendo literatura deportiva, si bien las grandes editoriales han tomado nota de que existe un público receptivo -subalterno- a trabajos de este tipo.

Lo cierto es que el emprendimiento Al Arco introduce una fisura en el medio deportivo al ofrecer una alternativa inteligente y recomendable desde la literatura frente a un periodismo deportivo -el masivo, con sus honrosas excepciones- orientado a ejercitar algo indescriflable que en nada dignifica el oficio o, peor todavía, una prensa que no consiente y desdeña enseñanzas o normas de estilo sugeridas en las viejas redacciones. De este modo, y ante un escenario donde el fútbol -y el deporte- es más hablado o escrito que jugado -como bien señaló Eduardo Sacheri, un referente del incipiente género-, Al Arco configura una opción necesaria e imprescindible para estimular el placer de leer, ya sean cuentos, investigaciones, poemas o novelas no solo relacionadas con el deporte, para reencontrar, como si fuera poco, la palabra justa.

Pablo Provitilo

jueves, marzo 18, 2010

LIGA DE CAMPEONES// Barcelona y él


Los cuatro partidos restantes de la Copa de Campeones 2009/2010 arrojaron como dato sustantivo la sobresaliente actuación del Barcelona, señalado como gran candidato a acreditar su 4º trofeo en la cotizada liga europea, y la clasificación de tres equipos con y sin historia en la competencia para completar la grilla de cuartos, entre ellos Inter, CSKA y Burdeos, quienes se suman, de este modo, al Lyon, Bayer Munich, Manchester United y Arsenal. Esto es: dos ingleses, dos franceses, un español, un italiano, un alemán y un ruso. En contrapartida al seleccionado dirigido por Raymond Domenech, el fútbol galo crece sostenidamente en el certamen internacional de clubes, e incluso jugadores, dirigentes e hinchas del Lyon creen posible cumplir con un objetivo mayúsculo: arribar al Bernabeu por segunda vez en 2010.

Claro que la segunda semana de copa tuvo un protagonista estelar, argentino de nacimiento, extranjero cuando construye maravillas televisadas, siempre exhibidas en breves compactos que, generalmente, contienen para algunos espectadores de nuestro país una indisimulable dósis de irrealidad. La referencia, claro está, apunta a Lionel Messi, nuevamente en el centro de la escena tras otro desempeño brillante en el Barcelona, que suscita rebosantes muestras de admiración en Cataluña y su exitada prensa deportiva. Es que Messi, como indican sus números, ya entró en la historia grande del Barsa: ganó 12 títulos locales e internacionales desde su debut en 2003, en la actual temporada anotó 31 goles en 37 partidos, recibió 22 distinciones el último año, convirtió en reiteradas oportunidades ante Real Madrid y es, para muchos, el mejor futbolista que vistió la camiseta blaugrana. Demasiado título para no admirarlo en aquella ciudad del país ibérico. Más: demasiada entrega para no considerarlo catalán.

Y, en rigor, Messi juega en un fútbol que conoce, en un club que lo cobijó desde chico y le paga un sueldo altísimo. Razón por la cual parece inútil insistir con las teorías que escuchamos en Argentina tendientes a puntualizar el contraste con sus prestaciones en el seleccionado, todas ellas relativas a los saberes de un técnico (Pep Guardiola) que exprime con inteligencia su consabido talento o las de un equipo horizontal que potencia sus virtudes. Desde este espacio reafirmamos el concepto expuesto en otro artículo: los desempeños de Messi en la Selección Argentina no remiten a un entrenador confundido, incapaz de encontrarle un rol adecuado en la cancha o cautivo de un esquema donde el rosarino no luce ni sobresale ni gravita a raíz de su ubicación en el rectángulo. Entre otras cosas porque los buenos jugadores, los verdaderos cracks, han sabido trascender -en mayor o menor medida- a los sistemas tácticos más lesivos y a las maniobras urdidas por técnicos conservadores o balbuceantes. El jugador de Barcelona, sin embargo, justifica holgadamente su inclusión en el selecto grupo de cracks de todos los tiempos.

En consecuencia, tal vez sea pertinente considerar otros factores que expliquen las dos caras de Messi. El escritor y periodista Juan Sasturain, un futbolero apasionado, estudió el caso y arribó a una hipótesis interesante, acaso menos original que precisa en su diagnóstico. "Messi es ejemplar porque no se parece a ninguno de los de acá, es un jugador que se hizo afuera, un futbolista extranjero porque nunca jugó acá. Entonces para él lo artificial es esto, tiene que hacer un proceso similar, pero invertido, al que hicieron otros jugadores. En cuanto a su rol no es un líder ni tiene capacidad estratégica", sostiene. Lo relevante de esta observación es, precisamente, que Sasturain desvía la atención hacia otros componentes propios del fútbol, por ejemplo subraya la influencia de aspectos psicológicos y culturales, dos ítems clave e íntimamente vinculados con la adaptación del rosarino. Adaptarse, cabe recordar, es absorber las presiones de un ambiente implacable y entrenado para la crítica, convivir con comparaciones forzosas (en muchos casos interesadas), tolerar extrañamientos en una tierra extraña.

Esto último no pretende justificar la irregularidad Messi en el seleccionado, simplemente introduce un nuevo de punto de vista entre debates centrados en estrategias y dispositivos tácticos, en los cuales da exactamente igual si Messi juega de nueve, de puntero derecho o de diez. Con la presunción, eso sí, de que al jugador del Barcelona parecerían sobrepasarlo las exigencias o, peor aún, su aparente desidia dispara dos tipos de creencias: la de hacer poco y nada por la reclamada adaptación, y la de priorizar su lucimiento individual en desmedro del equipo.

Así y todo, Messí se encamina a otra gran temporada, tal vez mejor que 2009 por tratarse de un año especial. No muchos argentinos, al cabo, pueden consagrarse nuevamente en la Liga de Campeones y en la ajena Madrid, aunque con los colores queridos de la patria chica.

Pablo Provitilo

MEDIOS // Fútbol mordaza


La confusa escena tuvo lugar en un encuentro disputado el 9 de marzo en Mendoza, correspondiente al torneo de la B Nacional, la segunda categoría del fútbol argentino. Allí se enfrentaban Independiente Rivadavia, conocido como La Lepra, y Gimnasia de Jujuy cuando se sucedieron graves incidentes en las tribunas locales a raíz de la pobre campaña del cuadro mendocino, finalmente derrotado con claridad por el elenco visitante. Hartos de los malos resultados, precupados por el presente deportivo del club –corre serio riesgo de descender al Torneo Argentino A-, los simpatizantes de la Lepra desataron una furiosa reacción contra la comisión directiva, especialmente en oposición a Daniel Vila, presidente de la entidad y empresario dedicado a los negocios de la comunicación, dueño del Grupo Uno (el segundo multimedios del país) y socio de Francisco de Narváez y José Luis Manzano en América TV.

Curiosamente, la «cobertura» del episodio, el cual culminó con la suspensión del encuentro, ofreció una particular interpretación de los acontecimientos en el Diario Uno de Mendoza, propiedad de Vila. Mientras diversos medios señalaron, entre las causas primordiales que desencadenaron los incidentes, el descontento del público con el titular de la Lepra y algunos dirigentes, el diario consignó el hecho como un ataque de un grupo «que desde el sector sur comenzó a arrojar piedras contra los palcos y la platea techada», identificó como los principales apuntados por los hinchas a los jugadores y el entrenador Claudio Úbeda y mencionó a los dirigientes locales, quienes tuvieron «fuertes y acaloradas discusiones con los plateístas locales».

Vila, cabe recordar, cobró notoriedad pública en el debate por la nueva ley de medios, catalogada según sus dichos «como la violación jurídica e institucional más grave que haya sufrido el país desde el 24 de marzo de 1976». Más aún: el empresario dijo en aquel entonces «que no se trata del despojo que harán a los propietarios de medios sino que se trata del despojo que harán a la sociedad en su conjunto del derecho a la información». Los verdaderos despojados, sin embargo, fueron los socios e hinchas de Independiente debido a los manejos de Vila, y los lectores de Diario Uno, auténticos amordazados para conocer la verdad.

martes, marzo 16, 2010

FÚTBOL INTERNACIONAL// Micky Zárate


"No les da ni para fascistas" (*), David Viñas

Que un jugador argentino ensaye un saludo fascista genera rechazo, contundente rechazo, entre quienes alguna vez leyeron o aprendieron algo relativo a Benito Mussolini y los fascistas italianos de combate. No es éste el caso de Mauro Zárate, futbolista surgido en Vélez Sarsfield que actualmente se desempeña en el calcio italiano. De cualquier manera, el hecho apenas tuvo una mención menor en la profusa agenda cotidiana, obsesionada con reseñar escándalos y polémicas en torno de situaciones coyunturales que varían conforme aparecen nuevos episodios en clave de farándula.

Existen, respecto del gesto de Zárate, dos enfoques para analizar su conducta. Por un lado, consignar que el ex Vélez se crió en un país cuyo periodismo deportivo masivo promueve ignorancias y olvidos, mediante simulacros de entrevistas profundas, notas sobre la condición masculina o desafíos de un ping pong futbolero en vivo y en directo. Esto último no exime de cargos a Zárate, pero al menos configura un ítem a considerar.

Por otro, también hay una cadena de responsabilidades que atañen a entrenadores y dirigentes. Salvo unas pocas excepciones, los técnicos no conciben entrenamientos alejados de rutinas forzosas en el trabajo físico o apartados de la observación minuciosa de videos y jugadas de partidos en largas sesiones. El ejemplo contrario, una de las excepciones, es el de Ángel Cappa, quien dejó una marca en Huracán no solo por inculcarle conceptos futbolísticos a sus jugadores. Vale la pena pensar si Bolatti, en la Fiorentina, o Pastore, en el Palermo, hubiesen imitado el saludo fascista acríticamente, si bien la Lazio -buena parte de sus hinchas-son afectos a Mussolini y sus postulados de modo confeso.

La mayoría de los dirigentes, por otra parte, parecen menos preocupados por el aprendizaje de los futbolistas formados en sus instituciones que en el ingreso de futuras ganancias. Puede suponerse que la tarea educativa es responsabilidad de otros, sin embargo un club, que es una asociación civil sin fines de lucro, tiene obligaciones y cumple un rol social. No parece una idea errada, en tal sentido, promover un curso de historia -aunque sea de media hora, y con *diferentes dispositivos (una charla, la proyección de un documental, visitas a museos u otros sitios de interés general) - para evitar papelones como el de Zárate. ¿O acaso Fernando Raffaini, titular de Vélez, y sus antecesores habrán celebrado el gesto del jugador?

Son dos lecturas posibles ante un hecho que, en este caso, sí constituye un escándalo. Porque igual o peor que un fascista convencido es entregarse mansamente a la ignorancia. Tanto de las implicancias y derivaciones ideológicas de aquella experiencia como de no dar la talla para reconocerse en esa identidad.

* Fuente: Marcos Mayer

sábado, marzo 13, 2010

PRIMERA DIVISIÓN // Ya salió campeón


Independiente continúa su marcha triunfal en el presente Clausura en base a dos características indispensables para un postulante a campeón de torneo corto: jugadores con buena técnica y oportunismo en tramos decisivos de los encuentros. Con poco, y asediado por un rival desesperado y sin fortuna, el cuadro Rojo enhebró, sin embargo, su cuarta victoria consecutiva, convirtiéndose en líder absoluto de un torneo inestable, signado por la paridad y diversas y curiosas situaciones que ocurren fuera del rectángulo.

Entre los méritos del conjunto de Américo Gallego sobresalen la capacidad goleadora de su único delantero neto, Andrés Silvera, las actuaciones salvadoras de su arquero Andrés Gabbarini -muy superior a su antecesor Fabián Assman- y, lo dicho: haber reunido un grupo de futbolistas que disponen de recursos para cuidar la pelota y generar peligro en el aspecto ofensivo. Alcanza con mencionar algunos nombres para advertir el acierto de Julio Comparada, César Menotti y Américo Gallego, los tres responsables que pergeñaron el equipo de la actual temporada, por ejemplo Ignacio Piatti, Walter Acevedo, Lucas Mareque, el citado Silvera, Eduardo Tuzzio, y los hoy lesionados Martín Gómez, Carlos Matheu y Walter Busse.

Busse y Tuzzio, justamente, merecen una mención aparte de cara a lo que viene. En el primer caso debido a la lesión que marginará al salteño del resto del torneo, algo díficil de resolver para el técnico dado que Sergio Vittor, su aparente sustituto, no parece tener la profundidad ni la ambición del ex Gimnasia de Jujuy. Acaso Patito Rodríguez sea una inteligente alternativa, con Piatti cumpliendo la tarea de Busse. Respecto de Tuzzio, cabe decir que atraviesa un momento venturoso en su cuarto equipo del fútbol argentino (los anteriores: Quilmes, San Lorenzo y River). Rápido, expeditivo, notable cabeceador, el central aporta experiencia y liderazgo en una defensa que perdió a Matheu, uno de los pilares de Independiente. Si bien es cierto que haber conservado la valla invicta en los últimos 4 encuentros, con un total de apenas 6 goles recibidos en 10 fechas, no son datos del todo confiables -especialmente por la cantidad de llegadas claras de sus rivales-, Tuzzio emerge como una pieza clave de la defensa a partir de un viejo atributo: su perverancia.

Así, y en caso de sortear los diferentes imprevistos, Independiente es serio candidato a consagrarse tras 8 años. Pero con un detalle que deberán tener en cuenta resultadistas y desmemoriados: de no lograrlo, nada opaca esta campaña donde el Rojo ganó 6 de sus 8 clásicos anuales, engordó su promedio, revalorizó su plantel y consiguió orden institucional luego de estallidos múltiples. Ese campeonato, tan importante como anotar estrellas, ya lo ganó.
Pablo Provitilo

miércoles, marzo 10, 2010

LIGA DE CAMPEONES // Final en sede imparcial


La eliminación de Real Madrid ante el Lyon de Francia (sexta eliminación consecutiva de los madridistas en octavos de final) genera sorpresa en el mundo futbolero. Profunda sorpresa. Hablamos, al cabo, de algo más que una transitoria caída en la prestigiosa Liga de Campeones de Europa. Es que en el Santiago Bernabeu, ayer, confluyeron varias derrotas: la derrota de los millones invertidos por un mecenas madridista en el marco de un país con creciente desocupación y múltiples demandas sociales, la derrota de un jugador-modelo entregado a los artificios del dinero, la derrota de un ex técnico genuflexo que creyó en un gerenciamiento sano, la derrota de un tipo de periodismo que vende galácticos y peseteros casi simultáneamente, la derrota de la especulación aplicada tambien al juego.

En síntesis, la debacle del Real Madrid desnuda un estado de época y consagra al fútbol, el querido fútbol, ese espectáculo deportivo que resiste con sus azares, sus imponderables, su dinámica desprovista de cualquier lógica.
Asimismo, estos primeros cuatros encuentros correspondiente a octavos (los restantes serán la próxima semana) entregaron otros datos importantes. Fiorentina, por caso, mostró orgullo para superar al poderoso Bayer Munich en una serie que finalizó igualada, si bien los alemanes capitalizaron la ventaja de haber conquistado dos goles en condición de visitante. Otro hecho curioso fue el duelo Manchester United-Milán, cuyo resultado global (7-2) revela la superioridad inglesa y expone la decadencia del club más ganador de Europa. El Arsenal, finalmente, superó holgadamente al Porto con argumentos interesantes y conocidos para algunos de sus seguidores/hinchas en Argentina: buen trato del balón, fidelidad a una idea, conceptos futbolísticos claros. No parece descabellado, pese a que el camino es largo y abundan avatares y contingencias, imaginar una final de lujo entre el Arsenal y el Barcelona.
Mientras tanto la Champions, probabilidades del margen, ofreció uno de esos batacazos que alteran el ritmo natural de la competencia, incluso con remiscencias y derivaciones impensadas que, acaso, aporten alguna enseñanza sobre vencedores y vencidos. Algo es seguro entre tantas conjeturas e incertidumbres: la final será, como estaba prevista, en el Bernabeu, aunque sin público local y sin los millones impunes de quienes creen, y muchas veces consiguen, comprar un pedazo del mundo.
Pablo Provitilo

martes, marzo 09, 2010

OPINIÓN // La denuncia apócrifa


En los últimos meses abundaron noticias, crónicas y hasta libros reveladores en torno de las llamadas barras bravas argentinas. Ejercicio saludable, cabe decir, ya que el periodismo masivo vinculado con el deporte parecía haber olvidado una de sus funciones primarias, que es investigar, posiblemente debido a un decálogo inasible donde política y deporte ocupaban campos autónomos, libres de entrecruzamientos e intereses recíprocos de acuerdo con los dictámenes encubiertos de las grandes empresas mediáticas.

Claro que el análisis actual de la organización de las barras y de su signo, la violencia, no refiere a un fenómeno novedoso: varios periodistas e investigadores llevan años estudiando el tema con paciencia, valentía y mucho esfuerzo, si bien algunos de ellos recién ahora reaparecieron en escena tras un cambio drástico acaecido en la estructura de poder del fútbol argentino. Se trata -en estas recientes indagaciones- de trabajos que focalizan en la connivencia entre el poder político y la dirigencia deportiva, rigurosos e imprescindibles, que permiten identificar dos certezas en una época de incertidumbres: la violencia como insumo lógico tras un incesante tráfico de componendas y negociados múltiples, y la ineficacia o falta de voluntad de las autoridades para aplicar y promover políticas públicas democráticas que resuelvan el problema.

Pero hay un aspecto oculto ceñido al fenómeno, no consignado en los mencionados informes y artículos, que remite a una de las causas centrales del conflicto. Salvo pocas excepciones, nada se dice de los discursos periodísticos enarbolados en la última década y media, de la reconversión del oficio en crónica roja o promotor de los más diversos aguantes, de los enunciados que reconocen en el triunfo circunstancial la única posibilidad de ser, de la incesante estimulación del morbo, de la necesidad de propagar violencia desde los medios para sostener un negocio fabuloso. Todo eso constituye, al menos, un apartado especial que merece revisarse si lo que se pretende es abordar algo más que un fragmento de la cuestión. Las denominadas barras, por tanto, no se inscriben dentro de una lógica irracional, por el contrario emergieron y se desarrollaron con la anuencia del público, un público que recibió -y aun recibe- estímulos diarios desde las usinas mediáticas ya no para convalidar o impugnar la violencia sino también para desearla. Vale recordar un hecho que revela la paradoja del asunto: mientras el sitio web de un importante matutino lanzaba una campaña contra los "violentos" -que siempre son los otros, por otra parte-, en el mismo portal se abría un foro sin moderador donde se conminaba a los hinchas a intercambiar opiniones en clave de folclore futbolero, con amenazas y provocaciones permitidas, desde luego. Es apenas un ejemplo de un muestrario amplio, repleto de gestos, situaciones y, especialmente, lenguajes estructurados en ídentica dirección.

Así, éstas nuevas y viejas investigaciones funcionan para hurgar en los núcleos centrales respecto del avance de las barras, y de la incidencia política que explican sus actos delictivos, aunque en muchos casos como denuncia tranquilizadora o cincunscripta a determinados actores y determinadas causales, sin atender la dimensión cultural y simbólica del fenómeno en el cual los medios cumplen un rol, gravitante rol. Y creyendo, para peor, que la denuncia es un gesto de audacia al poner el ojo en el poder formal, no en el poder real.

En ese marco, el surgimiento de las hoy en boga Hinchadas Unidas Argentinas, un nucleamiento de barras impulsado presuntamente por funcionarios políticos con el próposito de que viajen a Sudáfrica y logren reencauzar sus conductas, parece una errada y sospechosa iniciativa para combatir la violencia. Tan nociva y estéril como un periodismo decidido a no reflexionar sobre sus responsabilidades.

viernes, marzo 05, 2010

SELECCIÓN NACIONAL // ¿Ensayo? Error


La Selección Nacional logró un triunfo interesante ante Alemania en su último gran ensayo previo al Mundial, merecido y, en cierta medida, impensado dada la jerarquía del rival, la sede del encuentro y los continuos cortocircuitos internos en la plana mayor. Pero urge considerar otras variables más allá del resultado, fundamentalmente porque se trata de analizar el posible estilo de juego del seleccionado con miras a la cita en Sudáfrica y porque las luces de la victoria suelen confundir y, en no pocas ocasiones, generan una aureola triunfalista desaconsejable para un equipo que necesita calma, trabajo y varios ítems a revisar.


Uno de ellos es la cuota de bilardismo que se ve detrás en el funcionamiento del seleccionado. Austero en su propuesta, el equipo priorizó los cuidados defensivos en virtud de ganar en solidez y en confianza, aunque relegando la búsqueda en ataque y la posibilidad de ensayar movimientos ofensivos, un aspecto que habría que evaluar teniendo en cuenta la calidad de los futbolistas y la aspereza de duelos generalmente marcados por la presión asfixiante y los planteos mezquinos, tal como observamos en los últimos mundiales. En ese marco faltaron ideas y sobraron precauciones ante un rival opaco y confundido que, durante la primera etapa, pareció visitante de acuerdo con la disposición táctica elegida por su entrenador, el cuestionado Jöamir Low . No obstante, el primer tiempo arrojó saldo favorable para Argentina, si bien hubo apenas dos llegadas claras, ambas para el cuadro albiceleste: un remate de Ángel Di María que desvió el arquero Adler y pegó en el travesaño, y el gol de Gonzalo Higuaín tras un erratíca salida del citado guardavalla. En el segundo tiempo, lesiones al margen, el equipo pareció condicionado por el resultado a favor y retrocedió en el campo a partir de una premisa tan innecesaria como polémica pensando a futuro: conservar el cero y jugar a no jugar pese a los nombres rutilantes, la calidad de amistoso del duelo, y las propias carencias-limitaciones del cuadro alemán.


Es allí, precisamente, donde reaparece la impronta de Bilardo y su mensaje nocivo centrado en preservar una ventaja con recursos propios de un seleccionado de segundo orden, sin ambiciones ni grandeza ni jugadores cotizadísimos, dependiente de un único plan que, ante el primer escollo, ineludiblemente agota su presunta eficacia.


El otro factor a revisar es de índole estratégica y obedece a la alineación dispuesta por Maradona en Munich. Resulta cuanto menos discutible la inclusión de Otamendi como marcador central por dos razones: por un lado, no está habituado a cumplir la función de marcador de punta y entonces se pierde en errores y zonceras, por otro, viene de actuaciones fallidas con la albiceleste, lo cual invita a pensar en otras opciones con el objeto de no abortar un proyecto de gran jugador como lo es el zaguero de Vélez. Jonás Gutiérrez, a su vez, disfruta de una titularidad que no se justifica solo por su entrega, predisposición y alguna actuación afortunada en las eliminatorias. Apostado en la derecha del mediocampo, el ex Vélez naufraga en la intrascendencia durante largos pasajes de los partidos, incluso exhibe torpezas ténicas que contrastan con las calidades de jugadores idóneos para el puesto como Lucho González y Maxi Rodríguez. Habría que definir, en tal sentido, qué se pretende con Jonás.

Juan Verón es otro caso que exige seguimiento y atención por parte del cuerpo técnico. Pieza vital del equipo, hombre con buena prensa hasta cuando juega flojo, sufre el inevitable paso del tiempo a sus 36 años y se derrumba físicamente conforme avanza el partido. No hubiese sido mala idea probar con otro futbolista ante los alemanes si se considera la cercanía entre partido y partido en el mundial, y la indisimulable sospecha de que habrá rivales más técnicos y mejor preparados que los jugadores alemanes en Sudáfrica.

Lionel Messi, finalmente, jugó su peor partido en el seleccionado, lo cual harta de solo repasar su itinerario en la Selección: una aparición esporádica, alguna ilusión que arranca y enseguida se derrumba y mucha pero mucha desidia. Con un agregado: la obsesiva búsqueda del brillo individual en desmedro del funcionamiento colectivo y el lucimiento de sus compañeros. Contra el seleccionado teutón aportó su conocida gambeta improductiva que, para peor, generó peligrosos contragolpes rivales. Por tal motivo no alcanza con repetir frases como "el sistema de Maradona no lo favorece", "en el Barcelona lo saben aprovechar" o cualunquismos de ese tipo que tienen por objeto reponer las maravillas de un jugador destinado a la gloria y los paraísos de la publicidad. Si persiste la comparación con Diego, vale la pena decir que una de las virtudes de Maradona radicaba en trascender-desobedecer los sistemas tácticos -aún los jeroglíficos de Bilardo- con talento, con viveza y, sobre todo, con inteligencia. De no ser así -esto es: evitar la agobiante comparación-, resta más un Messi fabuloso aunque invisible que un Messi en el banco y con hambre de demostrar sus habilidades y destrezas catalanas.

En definitiva, y más allá de los reparos, el ensayo ante Alemania dejó algunas notas positivas. No es poco para los tiempos actuales vencer con justicia a un seleccionado tricampeón del mundo en condición de visitante. Y si se habla de los tiempos actuales conviene recordar que el ciclo Maradona transcurre en un contexto deportivo, político y social muy especial. Y por eso, desde el aprendizaje recíproco al que asistimos con Maradona como entrenador del seleccionado, cabe señalar matices, sugerencias y, también, la carga onerosa de personajes que promueven su naugrafio con viejas recetas.