La confusa escena tuvo lugar en un encuentro disputado el 9 de marzo en Mendoza, correspondiente al torneo de la B Nacional, la segunda categoría del fútbol argentino. Allí se enfrentaban Independiente Rivadavia, conocido como La Lepra, y Gimnasia de Jujuy cuando se sucedieron graves incidentes en las tribunas locales a raíz de la pobre campaña del cuadro mendocino, finalmente derrotado con claridad por el elenco visitante. Hartos de los malos resultados, precupados por el presente deportivo del club –corre serio riesgo de descender al Torneo Argentino A-, los simpatizantes de la Lepra desataron una furiosa reacción contra la comisión directiva, especialmente en oposición a Daniel Vila, presidente de la entidad y empresario dedicado a los negocios de la comunicación, dueño del Grupo Uno (el segundo multimedios del país) y socio de Francisco de Narváez y José Luis Manzano en América TV.
Curiosamente, la «cobertura» del episodio, el cual culminó con la suspensión del encuentro, ofreció una particular interpretación de los acontecimientos en el Diario Uno de Mendoza, propiedad de Vila. Mientras diversos medios señalaron, entre las causas primordiales que desencadenaron los incidentes, el descontento del público con el titular de la Lepra y algunos dirigentes, el diario consignó el hecho como un ataque de un grupo «que desde el sector sur comenzó a arrojar piedras contra los palcos y la platea techada», identificó como los principales apuntados por los hinchas a los jugadores y el entrenador Claudio Úbeda y mencionó a los dirigientes locales, quienes tuvieron «fuertes y acaloradas discusiones con los plateístas locales».
Vila, cabe recordar, cobró notoriedad pública en el debate por la nueva ley de medios, catalogada según sus dichos «como la violación jurídica e institucional más grave que haya sufrido el país desde el 24 de marzo de 1976». Más aún: el empresario dijo en aquel entonces «que no se trata del despojo que harán a los propietarios de medios sino que se trata del despojo que harán a la sociedad en su conjunto del derecho a la información». Los verdaderos despojados, sin embargo, fueron los socios e hinchas de Independiente debido a los manejos de Vila, y los lectores de Diario Uno, auténticos amordazados para conocer la verdad.
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