jueves, febrero 02, 2012

FÚTBOL ARGENTINO // Estilo Tomba



Afianzado en Primera División, Godoy Cruz de Mendoza es un caso llamativo del fútbol argentino y a esta altura a nadie escapa que viene marcando un hito en lo que a representantes de esa provincia se refiere, en torneos oficiales, inaugurado el profesionalismo en 1931. Sus últimas temporadas así lo certifican, con indicios de aproximarse a un logro importante a corto y mediano plazo según algunos datos concretos: continuas victorias sobre los grandes, tercera ubicación en los Clausuras 2010 y 2011, 10 temporadas en la máxima categoría y 3 participaciones en torneos internacionales. Además de la Copa Sudamericana, este año disputará su segunda Libertadores en el grupo 8 con Peñarol, Nacional de Medellín y Universidad de Chile, tres candidatos a arribar a instancias finales. Méritos suficientes para advertir sus marcados progresos e indagar en las claves de un equipo hoy muy respetado, vigoroso en el plano deportivo-institucional y distinguido por su juego abierto y sin rebusques, inusual para un medio que consagra la efectividad  pese a la mezquindad de tácticas y estrategias, que anula el placer del espectáculo y, en cierto modo, anula la competencia misma.

Parte de la sopresa que genera el cuadro mendocino alude a la continuidad de un proyecto futbolístico. Como ejemplo basta detenerse en la elección de jugadores, procedentes de clubes menores y con experiencias recientes no del todo felices, además de trabajo serio con las divisiones inferiores. Pero más elocuente es la designación de sus entrenadores, los cuales parecerían responder a una idea clara de lo que se pretende y, consecuentemente, de los riesgos asumidos. En el recorrido de los últimos 3 años figuran Diego Cocca, Enzo Trossero, Omar Asad, Jorge Da Silva y ahora Nery Pumpido. Con excepción del ex zaguero de Indepediente y el actual entrenador, el resto dejó una huella reconocible en el club, para nada sujeta a los logros si se considera la remontada del Tomba de Cocca para evitar el descenso; y las buenas campañas de Asad y Da Silva que reportaron presencia sostenida en las competencias internacionales, al margen de robustecer su promedio, desafío acorde con las aspiraciones de una entidad de estas características. Lo destacable, éxitos estadísticos aparte, se vincula con una idea de juego, es decir un estilo propio manifiesto en audacia en sus esquemas, inteligencia para manejar los tiempos del partido y sobradas muestras de contundencia en la red. Los goles de Godoy Cruz en los 4 torneos locales recientes dan una idea de su capacidad ofensiva: 116 conquistas,  misma cifra que Vélez en idéntica cantidad de campeonatos. Vélez, recordamos, el mejor equipo argentino del último lustro.


De este modo, podrán variar los técnicos aunque la impresión, desde una mirada general, no cambia: Godoy Cruz adoptó una forma de jugar que se traspasa de ciclo en ciclo, lo cual introduce una fisura respecto de discursos que ponderan lo redituable de sostener a los entrenadores durante varios años. Parecería haber otro modelo a tener en cuenta cuyo soporte remite a los mismos actores. Los dirigentes, con sus decisiones, y socios e hinchas, con la conformidad o no en función de su activo rol acerca de las medidas que toman sus representantes, siguen siendo la plataforma de proyectos que desembocan en éxitos o desilusiones deportivas. Nunca en la intemperie.

P.P.

lunes, enero 23, 2012

REAL MADRID // Está solo



Después de un año y medio al frente del equipo, José Mourinho atraviesa el peor momento desde su arribo a Real Madrid: entidad prestigiosa, exigente y respetada aunque sumida hoy en un desconcierto de singulares proporciones. Las causas de los cuestionamientos que recaen sobre el portugués remiten a las nuevas derrotas con el Barcelona (por la Liga Española y la Copa del Rey, ambas en condición de local), agravados por dos cuestiones concomitantes: el nivel de juego exhibido por el Madrid en esos partidos y no haber podido sopesar desde su carismática conducción la marcada hegemonía del Barcelona, al dirigir a un equipo con las condiciones suficientes para interrumpir la racha del cuadro culé, señalado por especialistas como el "mejor de la historia".

Dificil lograrlo cuando no median tiempos ni se evalúan procesos que importan, y mucho. Con Mou, los merengues consiguieron la Copa del Rey, tras derrotar al mismísimo Barcelona, perdieron por muy poco la semifinales de la Champions League en 2011 ante los blaugranas y en la actual temporada de la Liga Real Madrid superó su mejor registro de puntos obtenidos en 19 fechas (49), acumula un récord de goles en la misma cantidad de jornadas (50) y le lleva 5 unidades al conjunto de Pep Guardiola. Su porcentaje de eficacia ronda el 87 %, en el marco de un torneo brutalmente desparejo habida cuenta del poderío económico de los dos clubes más emblemáticos de una España, paradójicamente, cercada por una profunda crisis política y social . Los números y el juego, como se advierte, eximen de mayores reparos o pedidos de renuncia al entrenador, nuevamente en el centro de la escena a partir de una construcción mediática conocida en los días de la derrota, centrada en sus modos presuntamente autoritarios, su falta de autocrítica, el pragmatismo derivado de las tácticas y estrategias empleadas.




Pero existe un motivo que explica situaciones pasadas y presentes, siempre con implicancias negativas para el cuadro merengue. La prensa deportiva de Madrid no es cualquier prensa: interviene en la vida política e institucional sobre la base de un aceitado dispositivo de persuasión, dado el poder y los alcances de los diarios Marca y As, capaces de urdir campañas contra técnicos, dirigentes y jugadores amén de vender noticias provenientes de dudosas fuentes, afirmados en su rol de jueces legitimados, visualizados por muchos como "la voz del Madrid", infranqueables y hábiles para defender sus intereses. Este actor influyente, da la sensación, genera ruidos en el interior del club difíciles de atenuar, cuyas resonancias repercuten en una dirigencia que viene errando seguido en materia de reposicionar a la entidad y, asociado con esto, obstaculiza la idea de definir y consolidar un proyecto que no se desplome ante la primera turbulencia.

Ejemplos, sobran. Decía Alfredo Relaño, director del diario As, tras la contratación de Mourinho. "Ahora llega a España por la puerta más difícil: el Real Madrid. La más difícil porque el Madrid lo tiene que ganar todo, porque en todo lo que juegue tiene enfrente al tremendo Barcelona de estos días y, también, porque el Madrid nunca ha sido un equipo de entrenador. Por alguna ley no escrita, que son las que valen, a este equipo nunca se le ha recordado por su entrenador (...) Pues ahora estamos ante el Madrid de Mourinho. La llegada de este entrenador de tantos éxitos es tanto o más significativa por cuanto que Florentino Pérez (presidente) se había ganado en los últimos años una fama, no del todo injusta, de decidir al ciento por ciento sobre los fichajes e influir al noventa sobre las alineaciones. Para todos los que estamos cerca del Madrid, la decisión de Florentino de fichar a Mourinho fue un gesto casi heroico, una renuncia a manosear el juguete, una decisión drástica y difícil como la de dejar el tabaco de un día para el otro. Con Mou el Madrid abre otro tiempo. El mejor club del siglo XX se pone en manos del mejor entrenador de lo que va del siglo XXI. El experimento es interesante". El visible optimismo de Relaño mutó en escepticismo y enojos luego del traspié del Real Madrid ante el Levante, en esta temporada donde brilla y ofrece una contundencia admirable. "Fue la peor impresión del Madrid de Mourinho desde aquel 5-0 de Barcelona. Y ojo, que ya está en su segunda temporada", sostuvo. Lo último escrito por Relaño suma otro enfoque a las palabras de bienvenida y a la implacable sentencia cuando los resultados no acompañan. "La obsesión del Barça ofusca a Mourinho seriamente y eso hace que arrastre al Madrid a un mundo que no es el suyo. Ante el Barça tiende a convertirse en algo muy distinto y desde luego peor. Y son estos últimos partidos los que se ven en todo el planeta, no los otros, que son más y son mejores ", señaló en su columna, con algún que otro elogio -pese a todo- hacia el equipo dirigido por el técnico portugués.






Marca, en tanto, adoptó una actitud decididamente desestabilizadora, como ya ocurrió otras veces, luego de ponderar la imagen de Mourinho en el comienzo del ciclo del ex técnico del Inter. Previo a la caída con el Barcelona por la Copa del Rey, sugirió sin disimulo, en la portada del diario, que el entrenador alemán Joachim Löw era el candidato ideal para hacerse cargo del equipo. A lo que se sumó otro hecho que revela la animosidad de este diario y la magnitud de su rol sobre el seguimiento de la actualidad del Real Madrid. Antes del reciente duelo con el Atlético Bilbao, con las heridas abiertas del público luego de otra derrota frente al cuadro culé, publicó en tapa una desavenencia entre un jugador y Mourinho en tamaño gigante, junto pequeñas notas relativas a "cómo recibirá la afición a Mou". La saga de noticias acerca del sombrío clima en torno del entrenador se completó finalizado el partido donde Real Madrid superó al equipo de Marcelo Bielsa. As levantó un segmento del programa televisivo Punto Pelota, en el cual un periodista, Sirio López, sostenía con enfasis y a modo de primicia que Mourinho se irá el 30 de junio, independientemente de los resultados. Un programa cuyos columnistas, ubicados en un panel similar al envío local El show del fútbol que conduce Alejandro Fantino, especulaban sobre la chance concreta de un Real Madrid sin Mou.

Se observa, según el presente escenario, el influjo de la prensa deportiva madridista, sus modos oscilantes, el éxito inmediato como única variable de análisis. Y ligado con esto la inestabilidad de una conducción que delega poder y capacidad de decisión en un entrenador, luego exige respetar la historia madridista y al día siguiente inicia otro proyecto, con características diametralmente opuestas al ciclo anterior. Elegido para el cargo, sabían los que avalaron la contratación de Mourinho de su alto perfil, la forma de enfrentar a fuertes actores como la UEFA y los medios de comunicación, además de una centralidad en torno de su figura y manejo de grupo que exigía, cuanto menos, paciencia. "Prostitución intelectual", de hecho, es una expresión del portugués que no la pronunció en Madrid sino mucho antes, en paisajes donde quienes confiaron en sus saberes y su conducción obtuvieron réditos. Parece difícil, frente a semejante adversidad, que el Madrid de Mourinho arribe a zonas más prósperas y revierta lo que parece sentenciado: más temprano que tarde y en la soledad conocida -rémora de la infancia- Mou será historia vieja de un club cuyos ruidos enemigos se generan en casa.

P.P.

jueves, enero 12, 2012

MEDIOS // Un lector como yo



Después de autocelebrarse como el mejor, en el marco de una competencia donde participaba uno, Olé ya no estará solo en el mercado de diarios gráficos deportivos, ante la ya confirmada aparición de Libre -de Editorial Perfil- dedicado exclusivamente al deporte tras un sonoro fracaso en ventas como periódico popular, y el retorno de El Gráfico diario, previsto para el mes de marzo bajo las órdenes de Sergio Spolzki. Lejos de augurar cambios profundos en materia de contenidos, resulta saludable disponer de opciones habida cuenta del predominio de una única publicación dedicada al rubro -favorecida por la posición dominante del Grupo Clarín respecto de la producción de papel-, algo inusual en otros países donde existe más de un diario, más variedad de enfoques y, sobre todo, existe la posibilidad de elegir.

Predominio que engendró con el tiempo un periodismo peculiar , situado en la frontera del rigor profesional, con características inéditas y revulsivas, expresadas en un lenguaje rudimentario pero eficaz según sus criterios comerciales, secciones provocativas al filo del agravio directo bajo el tamiz de "descontracturar" las formas establecidas; desplazamiento de la investigación en favor de la noticia de impacto y dispositivos anclados en el sentido común cuyas narraciones diarias presumieron, desde su comienzo en mayo de 1996, construir o ser parte de las denominadas agendas.
Todo sobre los pliegues de un mercado en expansión que consagraba al deporte, sus relatos, en su faceta de entretener antes que de informar. En ese panorama, para muchos resultó complejo desentrañar los reales objetivos de Olé, su exitosa recepción, su espíritu corrosivo, razón por la cual cabe consignar que, en Argentina, este emprendimiento inédito, sin competencia, logró penetrar en los sentimientos de los lectores apasionados por el deporte. Supo perturbar y convocar a los públicos desde la pasión, aunque con el tiempo fue quedando claro, conforme los medios entraron en el debate cotidiano, que para algunos sectores de la prensa sus intereses predominaban por sobre las convicciones  y tenues gestos donde se revelaba un periodismo audaz, no mimetizado con los dictados del verdadero poder.

Transcurrido el tiempo, consolidado Olé como producto redituable y voz influyente, la aparición de un segundo diario deportivo genera preguntas, si bien -como se dijo- alienta alguna esperanza. Tras su fallido intento por disputar segmentos con Crónica y Diario Popular, a lo que se añadía el desembarco coincidente de Muy, una publicación casi idéntica del Grupo Clarín, Libre no pudo sostenerse según sus números de venta (menos de 5 mil ejemplares por día), acaso derivado de un excesivo y no disimulado sesgo amarillista, amén del mercado saturado y de un hecho no reconocido por sus responsables pero factible: haber nacido como diario de coyuntura. Pautada para febrero la fecha de salida a la calle, el nuevo Libre tiene por delante una oportunidad nada desdeñable, abarcar zonas grises que deja Olé, relegar sensacionalismo y profundizar en análisis y convertirse, en suma, en una opción diferente. Cuenta, en principio, con dos hombres capacitados y de probada trayectoria:  Edgardo Martolio y Javier Manes, quienes trabajaron en la extinta Solo Fútbol, material señero en lo que a revistas deportivas refiere. Y tiene como ventaja, en caso de redondear un producto de cierta calidad, captar a lectores desencantados con Olé o, directamente, a aquellos que recurren a blogs y sitios alternativos frente a las omisiones, los lugares trillados, las intencionalidades encubiertas y las coberturas escasas o nada sorprendentes de todos los diarios, sin excepciones.  



No obstante, y como diario deportivo, el desafío es complejo. Porque, muchas veces, la tarea demanda producir la noticia y, especialmente, erigirse en una opción seductora no solo por competir con una publicación instalada que vende más de 35 mil ejemplares de lunes a domingo, perteneciente a un poderoso multimedios. También por la disyuntiva que enfrenta: inaugurar otra forma de hacer periodismo, con nuevas secciones y un tono propio, o disputar el segmento de lectores en base a la lógica del impacto, con ídéntico lenguaje al diario deportivo nacido hace casi 16 años. Quizás prevalezca esto último, aunque por qué no imaginar perfiles de deportistas que dejaron una huella, sustanciosa estadística, opinión calificada y no condicionada, reseñas históricas, investigaciones a fondo, materiales para coleccionar, además del seguimiento de la actualidad apartada, o no subsumida, por el escándalo en clave de farándula para principiantes. 

Expectativa, en suma, mientras un tercer diario espera su turno.Con enfoques conocidos o no, con narrativas similares, internalizado ese modo opaco de analizar el deporte, no parece poca cosa que se abra el cerco y asomen otras voces respecto de medios gráficos dedicados al deporte.Quién sabe si en la diversidad surja  un debate sobre estilos, limites y pràcticas periodìsticas. O también, de agotarse ciertas lógicas, redima del vacío que sienten muchos a la hora de entablar una relación afectiva con el medio gráfico, algo frecuente en otra época. Parafraseando a Carlos Ulanovosky, y lejos postularse criterios elitistas, se trata de proyectar "un diario que se diriga a un lector como yo".


P.P.