domingo, agosto 30, 2009

Gol a gol


Como dijimos en artículos anteriores, los veteranos sobresalen a fuerza de gambetas, atajadas, roce, amarillas y -obvio- goles. Y hablando de goles, viene bien referirse a Martín Palermo, romperredes de arcos y rachas, goleador implacable, prócer xeneize que sabrá inspirar estatuas y agradecimientos infinitos. Transcurrido el tiempo, la historiagrafía reportará seis nombres seis entre un centenar de apellidos boquenses: Cherro, Boyé, Tarasconi, Varrallo, Sarlanga y Palermo. Tal vez el Titán ocupe el primer lugar de ese lujoso y consultadísimo podio.
Yendo a los hechos del domingo, Boca cifra buena parte de sus expectativas en el rendimiento colectivo. Es cierto: no fue la mejor tarde del equipo xeneize en el sur, pero cabe apuntar que mereció ganar en un escenario especial y problemático que asegura derrotas para los visitantes. Tuvo convicciones para defender la pelota y determinación para ganarlo, dos cualidades que distinguen a equipos protagonistas y ambiciosos. La otra clave del triunfo remite a las calidades de una plantilla numerosa y bien estructurada, factor clave para sostener las aspiraciones teniendo en cuenta la maratónica gira invernal y un segundo semestre exigente. En suma: triunfo importante de Boca que reafirma candidaturas y termina con la infausta racha de dos partidos oficiales sin ganar.
Pero Boca también debe su victoria y la condición de favorito a Palermo, el jugador imprescindible, el hombre de las mil resurrecciones, el 9 que la Selección Nacional -con o sin razón- olvidó tempranamente. El jugador, finalmente, que sacude la modorra con alguna aparición inclasificable y genial a la vez.
Una clave para entender la vigencia de un ciclo exitoso.Podrá menguar el funcionamiento colectivo, podrá jugar pésimo el poker de estrellas, podrá fallar el arquero celeste, lo que no falta nunca es el aporte de Palermo. Y con Palermo hay un Boca posible y hay un fútbol argentino que reescribe su historia cada domingo.

sábado, agosto 29, 2009

Liverpool


Nos hemos acostumbrado a consumir información de la Liga Inglesa que ahora transmiten por tevé las cadenas Fox Sports y Espn. Elogiada por su organización actualmente despojada de violencias e hinchas de clase baja, la Premier es según un importante segmento de cronistas y aficionados el mejor campeonato de Europa. Gustos aparte, anidan en el torneo magnates fuera de control, estrellas top, estadios imponentes y, por supuesto, argentinos que merecen cobertura especial.
No fue así a comienzos de los 80, momento en el cual dejaron de emitirse partidos en nuestro país de forma abrupta. Tampoco Inglaterra era la tierra prometida para los argentinos. Italia, el viejo y querido calcio, fue entonces epicentro de las transmisiones televisivas y de las miras de todos. Una liga con el mejor Maradona y el mejor Careca y el mejor Alemao y los mejores holandeses de los últimos 20 años, pero también una liga capaz de entregar partidos patéticos, auténticos bodrios sin codificar.
De nuevo en la pantalla chica hace algunos años, la Premier tiene hoy 5 protagonistas estelares: los Manchester, el Chelsea, el Arsenal y el Liverpool. Sobre este último vale la pena detenerse. Desde hace tiempo protagoniza encuentros emotivos, amén de conservar atributos a tono con el histórico linaje. Muchos recordarán la final en la Champions de 2005 -revirtió un 0-3 ante el Milán y ganó por penales-, y otros encuentros por copas internacionales, pero también el Liverpool renueva puertas adentro el interés por un certamen lleno de componendas, a partir de producciones futboleras conmovedoras. Son las conocidas controversias entre el negocio y el deporte, entre la política y el deporte, entre el espectáculo y el deporte.
Liverpool sugiere que existen leves fisuras en el mapa del fútbol inglés. Y lo demuestra cuando puede. Un ejemplo: por la cuarta fecha del campeonato 2009-2010, le ganó un gran partido al Bolton -el mejor de la fecha-, luego de estar desventaja en dos oportunidades. El autor del golazo decisivo fue Steven Gerard, jugador que si bien es reconocido por la crítica, injustamente no integra el podio de ilustres en el mundo de los Messi y Cristiano Ronaldo. Acaso por ser inglés, siguiendo un raquítico razonamiento de época, acaso por un perfil antipublicitario, acaso porque no es determinante de acuerdo con la opinión de observadores internos y externos.
Liverpool, entonces, es tierra de Gerard y de los miles de personajes (deportivos y no y no deportivos)que aportan a conservar los rasgos más hermosos de esa ciudad. La razón principal, a juicio de quien escribe, para mirar la descafeínada liga inglesa del nuevo siglo. Alguno podrá decir, con buenos fundamentos, que el Arsenal de Fabregat -elogiado por Angel Cappa- también exige husmear qué ocurre con el fútbol en Gran Bretaña. Creemos que se trata de otra construcción. Por el momento, un solo club de camiseta roja invita a mirar más allá de magnates y dineros del Este.

lunes, agosto 24, 2009

En banda


Esta foto apareció no menos de 100 veces los dos últimos años.


Cruda y despiadada, la noche se cierne sobre River. Abelairas sintetiza una actualidad que Alonso acaso pueda comentar sin eses. Nada persiste de viejas glorias excepto el nombre que alientan decenas de miles de anónimos. Un nombre hoy vacío, un sello de goma, una afrenta cínica de alguien que dijo "renovación" y dijo "cambio de estilo" y dijo "16 millones de hinchas exigentes". Asistimos, incrédulamente, al desguace más insólito que haya sufrido un club deportivo en Argentina. No hay ejemplos contrafácticos porque otros clubes importantes batallaron en otras circunstancias, con otros pasados, otras obligaciones y otros presupuestos. Nunca llegaron a ser River en sus aspectos positivos y negativos. Sin soberbias ni engaños, el resto se interroga por problemáticas no menos acuciantes aunque en un nivel de impacto ostensiblemente menor.
Este club levanta pasiones y garantiza show cada domingo. Lo promueve con sus orteguismos, fabbianismos y ahumadismos, siempre con un aditivo extra y bien a tono con un presente donde cabe absolutamente todo, desde zagueros aficionados hasta jugadores que exudan impotencia.
Es el tiempo, el implacable, el que nos toca. River dilapidó patrimonios y prestigios en tiempo récord. River siquiera da bronca, da lástima. River te deja en banda cuando la banda -justamente- robustece y simboliza una identidad, jamás es su negación.

sábado, agosto 22, 2009

Hacedores


Chacarita y Tigre protagonizarán un choque caliente, vigoroso, y lleno de matices en la primera jornada del Clausura. Una rivalidad en ascenso y del ascenso originada a raíz de episodios deportivos y violencias acumuladas en los últimos 20 años.
Sobresalen, en tal sentido, algunas fechas relevantes para aquellos que buscan comprender la genésis de un clásico que no se circunscribe a geografías lindantes o territorios en disputa.
En 1983, por caso, figura un enfrentamiento importante correspondiente a los cuartos de final en la vieja y querida B. Ganó Chacarita por penales y allanó el camino de regreso a la categoría que honró con un título. También en 1994 jugaron dos recordadísimas finales por un boleto al Nacional B, en River. Allí, el mundo futbolero advirtió la vigente capacidad de movilización de matadores y funebreros en el marco de un duelo que dejó secuelas deportivas, cuentas pendientes y un ganador con estirpe, el Chacarita del Viejo Juan Manuel Guerra (técnico campeón como en 1983). Las repercusiones de aquellos partidos en el Monumental arrojaron lecturas opuestas: para Chaca se trató de un auténtico triunfo en la cancha y en las tribunas (la ida terminó igualada sin goles, y en la vuelta el tanto definitorio lo hizo Leani), mientras que los de Victoria cuestionaron sendos arbitrajes, especialmente el de Miguel Cavagnaro en la revancha.
Más adelante, podemos ubicar otra fecha significativa, ya enemigos acérrimos aunque no exclusivos. Fue en el Reducido de 1999 donde otra vez se impuso el cuadro de San Martín.
Ocho años después continuaron los enfrentamientos a eliminación directa. En el invierno de 2007, Tigre y Chacarita chocaron por las semifinales del octogonal y sin público visitante en ambos partidos. Cuando parecía que nuevamente el Funebrero postergaba las esperanzas de un rival herido y con hambre de gloria -el 3-2 del primer chico le daba el pasaje a Chacarita a la final-, apareció Martín Morel para desatar un inolvidable festejo en Victoria teniendo en cuenta la racha adversa y el posible retorno a primera. Algo que finalmente ocurrió tras vencer a Platense y Nueva Chicago.
Por supuesto que además de lo deportivo, abundan los enfrentamientos entre las barras, parte insoslayable de esta historia de enconos y tensiones. Según un reconocido habitué de "la Filial" -barcito que esta debajo de la popular local en Victoria-, en 1983(el año del ascenso de Chacarita) se produjo una batalla campal imborrable en el historial de ambas hinchadas. A partir de allí, de acuerdo con las palabras de este testigo de la contienda, nada fue igual en cada Chaca-Tigre fruto de la dimensión de los incidentes y -agregamos- de un distorsionado folclore intramuros. No obstante, se trata de una versión extendida que no oscurece ni desmiente otras hipótesis en torno de la rivalidad.
En última instancia, mejor mirar lo deportivo que de eso también se nutren sus ricas trayectorias. Luego de 41 años, Chacarita y Tigre jugarán el flamante clásico en la A. Y los dos podrán celebrar los éxitos recientes, el crecimiento en todos los órdenes, las victorias por venir. Sería saludable, entonces, que este duelo de guapos redireccione sus guapezas en dos sentidos: hacia el disfrute de un acontecimiento festivo y hacia las destrezas en el verde césped.

martes, agosto 18, 2009

Sudamericanos

Gustavo Alfaro, técnico del Ársenal argentino. Campeón en 2007.

Promocionada como "la otra mitad de la gloria", la 8º Copa Sudamericana dará inicio para los equipos argentinos. Se trata de un torneo de relativa importancia, sometido a las arbitrariedades e intereses de los organizadores, cuyo historial favorece a los clubes criollos. De las 7 ediciones, cuatro fueron ganadas por representantes locales (Boca -2004,2005, San Lorenzo -2002- y Arsenal, 2007).
Con esos gratos antecedentes para nuestro país, logró instalarse en la agenda internacional del continente tras las 10 ediciones de la lograda Supercopa -nucleaba a los campeones de la Libertadores- y las 4 de la fallida Copa Mercosur. Una segunda oportunidad para entidades relegadas del torneo doméstico que reporta dinero, cotización de jugadores y cierto prestigio. Aunque también la copa es valorizada por equipos bien posicionados en la competencia interna.
En ese marco, varían las expectativas de los 6 participantes argentinos para la presente temporada. No son idénticas, en efecto, las motivaciones de Tigre, Vélez y Lanús que las de Boca, River y San Lorenzo. Y suena lógico. Basta observar cómo celebró la entidad de Victoria la clasificación al certamen. Recordemos que es la primera participación internacional de Tigre en su historia, apenas dos años después de retornar a Primera División. Vélez y Lanús, con todo derecho, intentarán repetir destacadas performances en el ámbito continental. Revisando los archivos, el cuadro de Liniers ganó Libertadores, Supercopa y Recopa con Carlos Bianchi y Osvaldo Piazza en el banco; en tanto Lanús obtuvo la hoy extinguida Copa Conmebol de la mano del talentoso Cañito Ibagaza y los goles del Chupa López.
Otro aspecto a consignar es la nómina de los participantes, algo que realza la calidad del torneo. Están los brasileños Flamengo, Atlético Mineiro, Fluminense e Inter (último campeón), dos clubes que sobresalieron recientemente como el Cienciano de Perú y la Liga de Quito de Ecuador, los paraguayos Cerro Porteño y Libertad que intentarán imitar a Olimpia y hasta hay un Liverpool en la primera fase. Con un fixture, además, cuyas llaves auguran duelos picantes, coperos por excelencia, a medida que progrese la competencia.
La Copa, por tanto, ofrece premios y distinciones. Billetes y audiencias. Aunque la mitad de la gloria parece un slogan inflado dos veces, con resonancias y alcances menores. La auténtica gloria se la llevó toda Estudiantes, curiosamente ausente de la actual grilla de la Sudamericana.

viernes, agosto 14, 2009

Almirante Bou


Con mayoría de titulares y Gustavo Bou de nueve, River cayó en un amistoso ante Almirante Brown, equipo que milita en la B Metro desde 2008 tras un controvertido descenso. La previsible derrota millonaria, por tanto, invita a referirnos a La Fragata, entidad emblemática de la populosa localidad de San Justo y zona de influencia, cuyos colores distintivos no le pertenecen de modo exclusivo. El negro y el amarillo, en Argentina, son patrimonio de Brown, Olimpo de Bahía Blanca, Comunicaciones de Agronomía, Ramón Santamarina de Tandil, en menor medida Flandria, entre los primeros que vienen a la mente. También son del Pro.
Repasemos algunos aspectos más de su ficha. Animador permanente del ascenso, Almirante carga con un estigma desde su fundación, en 1922: nunca jugó en Primera División. Estuvo cerca en 1992 cuando perdió una reñida final ante San Martín de Tucumán, reafirmando que el Nacional B (o B Nacional) tiene su talón de aquiles en la organización de los campeonatos. Aquel equipo alistaba nombres recordados para los amantes del ascenso: el arquero Mele, la zaga central conformada por Martini -auténtico prócer mirasol- y Johansen, la habilidad de Pitufo Grioni, el aporte goleador de Paulino Cardozo.
Después de aquella frustración, sintió el impacto con una serie de campañas irregulares hasta desembocar en las tormentosas aguas de la B Metro. El presente de la institución ofrece lecturas diversas. Conversando con un taxista hincha de Brown -notable coincidencia de colores-, el equipo se reforzó convenientemente de cara a la próxima temporada. Su entrenador desde hace 5 años, Blas Giunta, apuntó a contratar refuerzos de calidad, entre los cuales revista un jugador-emblema: Daniel Bazán Vera, hincha de la institución y goleador vigente con 36 años. Asimismo, el conductor -del taxi- confió sobre las bondades del municipio y la buena gestión de su presidente, Juan Antonio Echeverría, responsable de la modernización de un estadio que espera recibir rivales distintos a Flandria, Cambaceres y Brown de Adrogué. Solo un dato es motivo de preocupación en Casanova. "Con la barra dividida no podremos ascender", dice este hincha respecto de una problemática que, precisamente, lo alejó de las canchas.
Pese a ello, sobran expectativas por este Almirante cuyos mayores enconos se reparten en tres: Nueva Chicago, Deportivo Morón y Deportivo Laferrere (hoy en la C). Ayer, en Nuñez, La Fragata confirmó tales presunciones con la victoria ante River. Un River con Ortega y con Bou en el once inicial.

domingo, agosto 09, 2009

Sub 36


Fenómeno curioso el de los futbolistas veteranos. Cada vez más determinantes y protagónicos, importantes clubes argentinos modelan sus expectativas a partir de sus aportes. El repetido y entrañable enunciado "está de vuelta" pierde sustento si se evalúan determinados presentes de algunos jugadores. Dos tipos de presentes, cabe clarar: los visibles, ejemplos de asombrosa vigencia, y los presentes imaginarios, esos que muchos quieren ver entre penumbras y fantasmas de un ciclo agotado y concluido. Por tanto, arriesgamos algunas reflexiones siempre sujetas a debates, distorsiones y, claro, polémicas en su sentido menos trivial.
Pensemos, sin entrar en revisionismos, en Juan Román Riquelme, Hugo Ibarra y Martín Palermo (Boca Juniors), Juan Verón (Estudiantes), Estebán Fuertes (Colón), Cristián González (Rosario Central, ahora en San Lorenzo), Marcelo Gallardo y Ariel Ortega (River Plate), la vieja guardia tripera. Un sub 36 -en promedio- que cotiza alto y obliga a reformular ciertas verdades.
En principio, desestimar la vieja expresión popular "viene a robar". Agreguemos, de insistir con el dicho, los verbos jugar y transpirar. Ningun jugador arriba o pelea por continuar en determinado club sin contemplar el nuevo paradigma. Esto es: mirada obsesiva del exterior sobre cada movimiento suyo, amplificado con el despliegue de las innovadoras tecnologías de la información. Compacto permanente, sobredimensionamiento de virtudes, condena implacable y combinación de contenidos deportivos con apunte de farándula son los rasgos visibles de ese paradigma.

No es un dato irrelevante, a su vez, el compromiso asumido por los veteranos. En la mayoría de los casos, y sin minimizar la disputa por honorarios, una de las causas de sus destacadas prestaciones obedece a los vínculos afectivos, las idolatrías cosechadas y la experencia acumulada. Verón y el recorte de su contrato constituyen un ejemplo cabal de la retribución material y simbólica de estos futbolistas con el club amado. Claro que al sentido de pertenencia, se suma la responsabilidad profesional de cada uno de los jugadores aquí reseñados. Nadie es figura sin revalidar lauros ni hay un certificado que garantice galardones eternos. La condición de estrellas vigentes, en tal sentido, debiera no omitir en el análisis que hay trabajo arduo y entrenamiento sostenido en muchos de ellos.

Pero también, urge interrogarse qué renovación produce el fútbol argentino. ¿Es cierto que salen cracks en abundancia, estrellas millonarias con destino europeo, nuevos sucesores de Maradonas, Bochinis, Alonsos y hasta Riquelmes? El papelón del sub 20 en Venezuela, ocurrido a comienzo de año, reveló que escasean talentos de exportación, al margen de una pocas excepciones que, por supuesto, enseguida emigran al exterior. En consecuencia, una variable a tener en cuenta para comprender por qué sobresalen los veteranos remite a la actualidad de nuestro fútbol. Aparecen pocos cracks y los que encadenan una racha de partidos sufren la impiadosa realidad de los clubes. Y su realidad, vale agregar.

Resumiendo: los experimentados cumplen roles significativos. Por las presiones del ambiente, por el vacío de referentes y porque sobresalen con empeño y talento en un torneo sometido a las crueles pautas del negocio. Podemos incluir otro interrogante, a modo de cierre. Si bien en el emergente super 8 predominan panzas, canas, pifias inconcebibles y tratos amables, ¿dónde está escrito que Fernando Redondo no puede calzarse la 5 de Ahumada?.





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viernes, agosto 07, 2009

Cobertura


De cara al match que jugarán mañana All Boys y la reserva de Boca, viene bien aportar datitos frescos sobre este trascendente duelo del fútbol criollo. Triste récord tiene el Albo ante Boca: el 1-7 de 1973 y el 0-7 de 1975 constituyen las máximas goleadas recibidas en Primera División, divisional donde el club de Floresta militó 8 años.
Pero no todo es derrota en la vida del querido Blanco. O, más modernos, en el Mundo All Boys. En 1977, jugando como local en la cancha de Racing, venció al cuadro xeneize por dos tantos contra uno. La revista Dale All Boys dedicó una amplia cobertura al partido aunque advertimos un tono mesurado e inofensivo en cada una de las crónicas. -Nota de TPP: ¡Se le ganaba a Boca, no a los Flandrias que el tiempo nos enseñaría a odiar!-.
En fin. Así titulaba el pasquín partidario respecto del glorioso triunfo en Avellaneda: "All Boys, con mucha fuerza", acompañado de una volanta sugerente: "el triunfo ante Boca". Previamente, leemos una editorial sin ambagues: "Crecer sin la menor pausa". En la página de al lado, un interesantísimo "Analizando" con el desempeño de cada player y como contratapa la tabla de posiciones y publicidades del barrio. Elegimos una: Neumáticos Cecilio Ceba. Las revistas partidarias tiene ese no sé que.
Como cierre del post, entregamos el detalle del último partido de All Boys en Primera. ¿Rival? Boca.

All Boys: C.Rodríguez; Lamolla, Mora, C.Roldán, D.Grande, E.Medina; Zaraté González,R.Juárez,J.González; Brailosky y Ali.

Boca: Santos; Pernía, Capurro, Mouzo, J.Suárez; Ribolzi, H.Alvez, Pagnotta, Pavón;Gareca, Robles.

Gol: Gareca
Estadio: Atlanta

Arbitro: Vigliano.

Tifón


Le sobra historia a Argentinos Juniors para mirarse en el espejo de los grandes. O al menos en un espejo olvidado que devuelve imágenes luminosas. Club peculiar el Bicho, porteñísimo, en el cual habitan cracks, memorias, Mártires de Chicago, Tifones y Globetrotters, murgas inolvidables e hinchas ilustres como Carlos Carella.
Club cuyos números avalan su condición de entidad acreditada. Ciento cuatro años de trayectoria, dos títulos locales, una Libertadores y 116 goles de Maradona obligan a considerarlo sin que medien contaminantes fanatismos.
Argentinos es también el barrio profundo y un clásico fallido, es una institución especial si se analiza que los propios orgullos remiten menos a la hinchada aguantadora que al excelso semillero. Y es, fundamentalmente, referencia de un estilo futbolero que lo distingue y lo enaltece ante el resto.
Hecha esta candorosa y escueta presentación, caben algunos añadidos respecto del pasado y presente del equipo de La Paternal. Como viene ocurriendo desde mediados de los 90, Argentinos atraviesa un momento deportivo crítico que lo ubica peligrosamente cerca del ignominioso descenso y bien lejos del esplendor de los 80. Etapa de bonanza esta última, proyectada por un técnico sagaz (Angel Labruna) y corporizada por jugadores destacados (Enriqué Vidallé, Carlos Ereros, Emilio Nicolás Comisso, Sergio Batista, Carmelo Villalba, Mario Panza Videla, Adrián Domenech, Claudio Borgui, Juan José López, José Castro, entre otros).
Concluido aquel ciclo, la actualidad pareciera demandar otras expectativas, más acotadas y menos ambiciosas de acuerdo con los diplomas adquiridos. Es un punto de vista. En contrapartida: dirigentes e hinchas, envalentonados por las obras realizadas y la reinauguración del estadio de Juan Agustín García y Boyacá, sueñan con reeditar epopeyas. Así lo sugiere la conformación del plantel para la próxima temporada. Llegaron 6 refuerzos -algunos de ellos de cierta jerarquía-, se acordó la continuidad de hombres clave (Ortigoza, Torrico, Canuto, Hauche y Mercier) y regresó el petiso Franco Neill, jugador que enamoró a Gimnasia tras dos goles épicos en la última promoción.
Claro que también arribó Claudio Borgui, técnico de sólidas convicciones e hijo pródigo de La Paternal. "No me gustaría que mi mensaje a los jugadores fuera "vamos a zafar de la promoción", declaró recientemente el auténtico Bichi, al tiempo que dispensó elogios para Huracán y su amor por el Tifón. Ocurre que Borgui simboliza varios regresos; el regreso del barrio y su influjo envolvente y el regreso de los espejos donde Argentinos tiene derecho a mirarse.

domingo, agosto 02, 2009

Deportivo ganar siempre


Transferido Rodrigo Palacio al calcio italiano, constituye una incógnita saber quién acompañará a Martín Palermo en la delantera boquense. En principio asoman tres prometedores canditatos: Viatri, Mouche y Noir. Todos con pasado en las inferiores del club y aceptable recorrido en Primera pese a sus escasos años. La importante contribución de dos de ellos en el último torneo ganado por Boca reafirman sus chances.
No obstante, dirigentes, manager y cuerpo técnico pretenden reforzar el ataque. Por las obligaciones del club -"Boca es Deportivo ganar siempre", como dice Basile- y por la irregularidad de los canteranos xeneizes. La intención de las autoridades de salir a comprar, en realidad, tienen justificaciones históricas de solo repasar las procedencias de delanteros boquenses con algún grado de idolatría en las últimas dos décadas y media. Hagamos ese ejercio: Alfredo Graciani (Atlanta), Jorge Comas (Patronato de Paraná),Sergio Martínez (Defensor de Uruguay) Gabriel Bastistuta (Ñuls), Guillermo Barros Schelotto (Gimnasia), Marcelo Delgado (aquí dudamos si revista como ídolo pero lo incluimos igual, Rosario Central), y los citados Palermo (Estudiantes) y Palacio (Bella Vista de Bahía Blanca) Las únicas excepciones son Carlos Tévez -de apellido Martínez, en rigor- y Diego Latorre (llegó de Ferro).
Ahora bien, ¿tiene alguna importancia para el hincha esta carencia de atacantes surgidos en La Boca? Definitivamente no. Si bien River reúne un núcleo interesante de delanteros-ídolos formados en el club (Ortega, Saviola, Crespo,Cavenagui, cuatro referencias de un semillero que hoy parece estancado), Boca revierte el déficit con incorporaciones trascendentes. Algo similar a lo que hacen otras entidades del fútbol argentino aunque con un significativo matiz: hablamos de Boca, institución donde la camiseta supone estar por encima de todos, se llame Maradona (insultado por desairar al jugador emblema del presente, con adn bostero además) o Palermo (al margen de que su idolatría difícilmente pueda resentirse, se mostró seducido por jugar nuevamente en Estudiantes). Posiblemente haya hinchas de otros clubes con posturas semejantes, pero en el cuadro Xeneize los amores y traiciones adquieren otros contornos, otros tonos, otros sentidos. No casualmente la camiseta de Boca demanda actitudes y gestos, además de condiciones futbolísticas acordes con la envergadura de la institución.
Por lo tanto, y volviendo al incio, se le abre una oportunidad al club respecto de promover delanteros fatto in casa, posibles próceres -por qué no- de la hinchada. En una coyuntura económica, vale aclarar, donde las instituciones necesitan recapitalizarse y donde las opciones parecen consistentes. Los jóvenes delanteros ofrecen alternativas ofensivas que no abundan en el mercado.
Nuevo interrogante: ¿pesa más repetir la vieja y redituable fórmula de la última década? ¿O habrá llegado el momento de inaugurar otra política con los jóvenes delanteros provenientes de las inferiores? La dupla Gullermo-Palermo emerge rotunda como ejemplo de un tiempo victorioso. Boselli es su contracara. Son dos respuestas posibles, y contradictorias, a la disyuntiva.
Mientas tanto, Viatri, Noir y Mouche mantienen sus ilusiones: consagrarse en el club que conocen y los formó como futbolistas. Deportivo ganar siempre.