martes, diciembre 22, 2009

RIVER // Elogio de Gallardo


En otro año defectuoso de River, los elogios se los llevó todos Diego Buonanotte, joven canterano millonario, quien tuvo una temporada correcta en medio de un equipo limitado, por momentos caótico. Especialmente en el segundo tramo, Buonanotte aportó desequilibrio, entendió finalmente que un pase al compañero no atenta contra sus nobles condiciones y sacó chapa goleadora tras la transferencia de Radamel Falcao al fútbol de Portugal y las inconcebibles prestaciones de Fabbiani, jugador-símbolo de la gestión Aguilar con sus 107 kilos.


De ahí a considerarlo el mejor del plantel hay una distancia, dado que entre Cabrales, Abelairas y Paniaguas asoma la figura de Marcelo Gallardo, crack de 34 años, hombre de Selección, y referente de la anteúltima gran camada de futbolistas surgidos en River. El Muñeco fue sostén anímico y líder indiscutido de las formaciones implementadas por Gorosito-Astrada, más allá de arrastrar una crónica lesión y padecer el desconcepto de sus colegas en la zona de gestación, con excepción del promisorio Mauro Díaz. Cuatro partidos, sumando Apertura y Clausura, le bastaron a Gallardo para erigirse en el más destacable del cuadro millonario en 2009. Los dos clásicos con Boca, en los cuales anotó con clase en momentos oportunos, el primer duelo ante el prolífico Arsenal de Sarandí donde condujo al equipo a una recordada victoria a partir de sendas deliciosas conquistas y un defensor -Gerlo- entregado a la épica; y el reciente enfrentamiento con Atlético Tucumán en el que, aun disminuido físicamente, supo hallar los caminos para perforar la valla decana, como buen entendedor del juego que es.


Claro que el elogio respecto del desempeño de Gallardo está íntimamente ligado a una trayectoria. Un caso similar al de Matías Ameyda, ambos enrolados en defender no solo su prestigio individual sino el prestigio colectivo, lejos de los contratos fabulosos de otras épocas, dispuestos a arriesgar lo que otros ilustres, en el último tiempo y en diferentes estamentos, evitaron: el afecto de los hinchas.


El Muñeco, el que convirtió por primera vez en la Bombonera con apenas 18 años, intentó resistir los designios de una época desde su experiencia y profesionalismo. Por amor a River.


lunes, diciembre 21, 2009

MEDIOS // Pasquines imprescindibles


En otro artículo posteado en este espacio hicimos referencia a las publicaciones deportivas en Argentina y nos detuvimos, casi al pasar, en Solo Fútbol, una revista de bajo costo que marcó una época en el periodismo local por motivos que valen la pena consignarse, según la memoria de algunos -pocos- medios de comunicación.

Aparecida en 1985, SF logró trascender durante varios años en el medio deportivo debido a sus amplias coberturas repartidas en todas las categorías del fútbol criollo, a su lenguaje desacartonado y honesto, y a su encomiable capacidad por romper -circunstancialmente- la hegemonía de El Gráfico, asentado en la información rigurosa y un meritorio trabajo en materia de estadísticas y evocaciones históricas. Fueron 749 números, un registro suficiente para el reconomiento y, por qué no, la nostalgia.

De todo esto y un poco más, también la revista Sudestada, una publicación político-cultural que desde hace 9 años repone una agenda poco revisitada por los grandes medios, se ocupó en su último número. Y no parece casual que haya sido Sudestada quien propiciara el recuerdo, dado que Solo Fútbol aún resuena como proyecto periodístico no circunscripto únicamente a los patrones del negocio, afirmado en la mejor tradición de la prensa escrita dedicada al deporte y ambicioso en su propuesta editorial teniendo en cuenta la escasez de recursos económicos y la dimensión de la tarea emprendida.

Por supuesto que existieron errores y torpes visiones empresarias para que se interrumpiera la salida de la revista en 1999. El informe de Sudestada, en tal sentido, no elude las propias miserias, aunque obedecen en su mayoría a decisiones superiores, que exceden a ese conjunto de trabajadores que puso empeño, inteligencia y, sobre todo, responsabilidad profesional en favor de una publicación que supo combinar excelencia con genuina pasión por el oficio. Inclusive SF introdujo auténticas joyas periodísticas, novedosas para una época sin internet ni computadoras, que rompió con los cánones lingüísticos y de imagen, por ejemplo las secciones "Saldos y retazos", "Rachas y Campañas" y el logrado "Resultado Moral"; algunos titulares que recuerda Walter Marini en su nota en Sudestada como "¿Saben quién tiene todos los goles del torneo?, Atlanta y su gran Bonett-e", "Por el momento no hay ClayPole-Position porque va último"; producciones fotográficas curiosas como la del Luifa Artime vestido de Pirata y Sergio Saturno jugando con un falso E.T, presentado con el epígrafe "E.T extrañaba su casa hasta que la encontró Saturno". Suena gracioso, transcurrido el tiempo, muchas de estas innovaciones, aunque fueron originales para un ambiente solemne, siempre pendiente del juicio categórico y la doble moral de El Gráfico.

En definitiva, y más allá de las desprolijidades y algunas licencias de estilo, Solo Fútbol merecía el dossier y un completo recuento sobre su trayectoria. Para evitar nuevos elogios, un buen resumen de la publicación lo aporta Fernando D'Addario, quien trabajó en la revista en los años 1985 y 1986. Dice así un tramo de su columna: "A diferencia de la aristocrática El Gráfico, que era muy cara, la Solo Fútbol pretendía suprimir las jerarquías y -si se quiere, tal vez exagerando- las "relaciones de clase" en el fútbol argentino. Valía lo mismo (y pagaban lo mismo, siempre poco) conseguir una nota con el goleador de Boca que con el marcador de punta derecho de Dock Sud. De hecho, con las estrellas no tuve mucha suerte: el segundo partido en Primera División que cubrí fue River-Instituto. Cuando terminó y se iban los jugadores, corrí al playón del Monumental para que no se me escapara Francescoli. Lo alcance con mi libretita y la birome para hacerle la nota. Me miró, agarró la libreta y la birome...y me firmó un autógrafo".

De hechos y anécdotas como las aquí apuntadas versaba una publicación singular, disonante, que cobijó en sus páginas a clubes y nombres relegados por los grandes medios, posiblemente irrepetible de acuerdo con las nuevas y fenomenales industrias del entretenimento y la información.

miércoles, diciembre 16, 2009

OPINIÓN // Por la identidad


El clásico de La Plata, desparejo y cruel con uno de sus dos actores, conserva sus viejos atractivos y su condición de duelo pasional, localizado pero extendido a otras geografías, folclórico en algunas ocasiones. Sobre esto último, conviene discernir entre lo permitido y el mosaico de conductas de mal gusto, delictivas muchas veces, que afectan a hinchas encadenados al fanatismo. Nada tiene de folclórico, por caso, lo que ocurrió con un joven hincha de Gimnasia, quien al renovar su DNI se encontró con la cargada hartera, en lo profundo de su intimidad, al ver la inscripción "7 a 0", presumiblemente por acción de un empleado público del organismo. Ja. ¿Ja?
Se trata de un episodio repudiable por varias razones: por el gesto de adulterar un documento público y por la deliberada manera de hacer daño sobre lo ajeno en nombre de vaya uno saber qué orgullo a resguardar. Con un agregado menor pero agregado al fin: se huele allí cierto resentimiento, cierta desmesura propia de los lenguajes del "aguante", ya que el joven decidió fotografiarse con la camiseta de Gimnasia y el corazón tripero a la vista de todos. Es una forma de exhibir la identidad.

Resulta curioso advertir cómo disfrutan los vencedores de una historia. Mientras Estudiantes disputa el Mundial de Clubes y conmueve al público con un equipo solidario y aguerrido, ciertos hinchas vuelven sobre el rival de siempre, hundido en su autoestima, para gozar con la desdicha y no para disfrutar. Una zona vacía, improductiva, donde los límites y las reglas devienen difusas, donde lo folclórico cede terreno a las áridas cuestiones del derecho, donde las habituales cargadas adquieren forma de vergüenza manifiesta.

No lo merece Estudiantes y tampoco Gimnasia, clubes que interpelan como tantos otros desde la identidad.

jueves, diciembre 10, 2009

Copa sin grandes


La 51ª Copa Libertadores de América presentará un hecho curioso, acaso inusitado para la competencia: ninguno de los clubes denominados "grandes" del fútbol argentino participará del certamen. Dos lecturas inmediatas surgen en torno de estas calificadas ausencias. La primera es de sorpresa si se considera que no serán de la partida nada menos que Boca, el gran ganador de la última década, River, el de más presencias, Independiente, el que suma más Libertadores en el historial con 7 trofeos, Racing, pionero en marcar un rumbo internacional para nuestro país, y San Lorenzo, encolumnado detrás de un ambicioso proyecto económico-deportivo que decantaría, según manifestaron hace poco tiempo sus autoridades, en la obtención del esquivo y ansiado torneo.

Existe una segunda interpretación -rigurosa y posiblemente esquemática- que explica el declive de los grandes y permite, de este modo, salir del asombro. Un ejercicio interesante, por caso, es cotejar campañas entre los mencionados 5 y el grupo que integran Banfield, Lanús, Vélez, Colón y Ñuls, animadores principales de los recientes Clausura y Apertura que coronaron a los de Liniers y a los verdes del Gran Buenos Aires, respectivamente. Sumando los puntos conseguidos en ambos campeonatos por Boca, River, Independiente, Racing y San Lorenzo la cifra trepa a 255 unidades, mientras que los otros cinco acumulan 331 en igual cantidad de partidos disputados. El desglose de la performance de cada grupo, aun con el riesgo de generalizar, revela otro significativo dato: 73 caídas computan los grandes contra 45 del citado quinteto, si bien varía el aporte de derrotas y victorias de cada club.

No obstante, cabe referirse a ciertos aspectos que exceden la estadística y remiten, fundamentalmente, al progresivo avance de los equipos no catalogados como grandes. Fortalecidos por el orden institucional, el exitoso trabajo en inferiores y un ambiente con menos presiones, varias entidades del segundo pelotón vienen consolidando un modelo donde las diferencias se acortaron ostensiblemente, incluso se han convertido en ejemplos para los poderosos debido a la claridad en sus objetivos de corto y mediano plazo, y la coherencia de sus dirigentes.

La situación tiene antecedentes: algo similar se dijo tras la finalización del Clausura. Y habrá que ver, por tanto, hasta dónde crece un fenómeno en el que grandes y chicos se confunden, intercambian roles o, directamente, plantean un escenario distinto de cara a los próximos años. El nuevo orden en el fútbol, en ese sentido, sugiere cambios en lo que respecta al presente económico de las instituciones y, por carácter transitivo, obliga a tener en cuenta los realineamientos deportivos futuros.

viernes, diciembre 04, 2009

Volver al pasado o resignarse al presente


Se termina la veda electoral y un sábado de diciembre, entre penumbras, escasos entusiasmos y la certeza de un tiempo definitivamente transcurrido en su crónica más gloriosa, River elige a un nuevo presidente para conducir el club durante los próximos cuatro años. Las listas oficiales, luego de un tumultuosa campaña que incluyó la postulación de 15 eventuales candidatos, quedaron conformadas de la siguiente manera: "Con River toda la vida" (Roberto D'Onofrio-Hugo Santilli-Guillermo Cascio), "Frente Liderazgo Riverplatense" (Daniel Passarella-Diego Turnes-Omar Solassi), "Primero River" (Antonio Caselli-Alfredo Davicce-Norberto Álvarez), "Frente opositor Dueños" (Mariano Mera Figueroa-Carlos Lancioni-Stefano Di Carlo) y "Vota por River" (Daniel Kipper-Alfredo Assef-Patricia De Luca).


De acuerdo con las encuestas previas, muchas de ellas con notorias diferencias en los guarismos recogidos, la disputa parecería centrarse D'Onofrio y Caselli, emergentes de una política -la nueva y la vieja en un mismo gesto discursivo- que difícilmente se inscriba en la mejor tradición del club. No parece una casualidad. Aguilar deja, entre los infinitos pliegues de un legado cuyas notas más oscuras aún desconocemos, candidatos a tono con su gestión: opacos, de procedencia dudosa, salpicados de fraude antes de asumir. Los tonos de la campaña, en ese sentido, sugieren que están en juego demasiados intereses en el cuadro millonario, algo que contrasta de modo flagrante con su condición de asociación civil sin fines de lucro, una bandera histórica de los riverplatenses.


El River que viene, por tanto, genera pocas ilusiones dado que el problema mayor no remite solo al binomio saliente y sus equívocos en "la gestión". Por el contrario, la dificultad más grave es de otro orden, obedece a las prácticas instituidas por Aguilar-Israel que costará modificar en las conductas/acciones de todos los actores (dirigentes, hinchas, periodistas partidarios).


Que el socio dude entre votar a D' Onofrio o Caselli habla de una derrota profunda que parte de un error de caracterización: no se trata solo del deterioro económico, de "una gestión corrupta", sino de una construcción simbólica y política que hizo de River, por momentos, un club despreciable.