No arrancó bien Lanús la segunda etapa del año. Después de la prometedoras victorias sobre River y Huracán en condición de visitante, hubo un pronunciado bajón en el juego que repercutió en los resultados. Y que motivó quejas de hinchas y asociados que esperaban más, mucho más, en el Apertura y la Sudamericana, las dos competencias que, transcurridas un puñado de fechas, ya no tendrán un club del sur color granate en lo más alto del podio.
Como ocurre casi siempre, ninguna crisis futbolística, por más circunstancial que fuera, surge por que sí ni depende de los caprichos del azar. Jugadores influyentes que ya no están (Bossio, Sand y Valeri), rendimientos bajos de las incipientes figuras (Blanco y Salvio) y desaciertos del conductor (Luis Zubeldía) son algunas de las claves que explican el presente mediocre de Lanús, a contramano de los últimos años en los cuales atributos como belleza y eficacia perfilaron un estilo reconocible. Un estilo que marcó el ritmo de la competencia en los certámenes domésticos.
Señaladas las probables causas del declive en los números, resulta pertinente interrogarse qué tiene Lanús para torcer la racha adversa y recuperar protagonismo. Salta a la vista que tiene poco aunque, en rigor, la abundancia no fue, ni es, ni problemente será un rasgo distintivo en sus jóvenes planteles. Más importante, en tal sentido, pareceria ser redefinir nuevos objetivos, modestos y sin tanto despliegue discursivo, para encarrilar a un grupo de jugadores que conocen lo que es jugar en Lanús y saben del valor de un club donde el esfuerzo colectivo no es la excepción, sino la única condición que lo hace posible. La frase "Lanús es una familia" no alude a un slogan vacío, sino a una reivindicación enarbolada desde el orgullo. Asimismo, plantearse otras metas no debería entenderse como conformismo bobo o falta de ambición. Por el contrario, se trata de persistir en un proyecto y una mentalidad, juntar energías para volver a los primeros planos con más y mejores recursos.
En ese marco, recordar de dónde se viene es una tarea aconsejable y un ejercicio que convoca todos: dirigentes, jugadores, cuerpo técnico e hinchas. Lanús, siguiendo el razonamiento, hizo de la coherencia y la continuidad de los procesos una virtud, algo reconocido hasta por sus enconados detractores. Sería bueno no olvidar ese dato, ahora que el podio quedó lejos y el prestigio permanece intacto.
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