martes, noviembre 23, 2010

ALL BOYS // Hombres sensibles de Floresta


Sin revanchas inminentes, sin segundas o terceras oportunidades y sin posibilidades concretas de saldar -de alguna manera- viejas deudas deportivas, el fútbol sería menos apasionante o no sería una actividad trascendente de acuerdo con las emociones e intensidades que genera. Afortunadamente, siempre caben montones de ilusiones antes de cada partido y cada campeonato, siempre hay indicios para esperanzarse con remontar una historia adversa;en tanto no existen vencedores eternos. Tampoco perdedores.

Considerando los gestos excesivos, los imponderables y las diferentes alternativas que distinguen a este deporte, All Boys fue protagonista de un episodio singnificativo al acreditar un triunfo histórico en su trayectoria de 97 años que, al mismo tiempo, también implicó (implica) el sufrimiento de mucha otra gente, luego de una tarde pródiga y triste de mayo de 2010 que terminó con el ascenso del cuadro de Floresta y el descenso de Rosario Central.  Victoria con efectos varios, entre ellos el impiadoso festejo del máximo oponente del equipo Canalla. Una celebración a tono con las crueldades de la época, motivo de cargadas infinitas en una ciudad donde el fútbol se disfruta y se padece de modo especial.

Mencionado lo anterior, la visita de Newell's al Islas Malvinas auguraba sensaciones diversas, por ejemplo ciertas similitudes a raíz de los nombres de los contendientes, incertidumbre en el trámite del encuentro teniendo en cuenta el recorrido de ambos en el presente Apertura, duelos de barras marcados por amistades inconvenientes e historias pasadas de llamativa actualidad. Una de ellas se vinculaba con los enfrentamientos entre albos y leprosos en Primera que le reportaba al cuadro de Floresta apenas 1 victoria hasta el duelo del sábado: en 1973, y con José Romero en el once titular. Aquella vez fue también por dos a cero, cuando comenzaba el camino de All Boys en la máxima categoria. El otro condimento interesante del encuentro, como se dijo, remite a un hecho más cercano en el tiempo que dejó huellas imborrables en Rosario y Floresta dado que el descenso de Central alegró a Newell's casi como si obtuviera un título, lo cual inevitablemente reaparecería tanto en el campo de juego como en las gradas. Lejos de tributarse cariño, la hinchada de All Boys centró sus gritos en la presencia de barras de Nueva Chicago en la tribuna visitante, mientras que la de Newell's reivindicó su capacidad de convocatoria pese a no completar la cabecera que da a la calle Miranda. En relación con el juego, pareció apichonado el elenco rosarino, tal vez con razón: la camiseta blanca y negra exigía, al menos, respeto.



Rivalidades y condimentos tribuneros aparte, All Boys jugó uno de sus mejores partidos del campeonato, con momentos de buen fútbol y una solidaridad de conjunto que no deja de sorprender. Fundamentalmente porque el cuadro de Romero crece en su rendimiento cuando luce sólido, ambicioso y concentrado, seguro de sus fortalezas y dispuesto a cumplir con una de las premisas centrales para conservar la categoría: hacerse fuerte de local (cedió apenas 4 unidades). No llamó la atención, por tanto, la apertura del marcador después de un comienzo arrollador donde sobresalió la consistencia en la zona media, con Barrientos y Sánchez metidos en el encuentro, anticipando y abasteciendo criteriosamente al trío integrado por Pérez García, Ereros y Matos, quienes coronaron una labor muy destacada en esa primera etapa según las pequeñas sociedades que construyeron para desarmar a una defensa violenta y desequilibrada.

En el complemento, y ya con Perea en la cancha tras la lesión de Juan Pablo Rodríguez, All Boys selló el resultado precisamente con gol del volante recién ingresado, al margen de que dispuso de chances para ampliar la ventaja, mal resueltas por Agustín Torassa (reemplazante de Ereros pocos minutos después de iniciarse la segunda mitad) y Matos, dos jugadores que suelen entenderse bien. De cualquier manera, sería inapropiado e injusto analizar el desempeño de algunos jugadores o los cambios de Romero (la semana pasada, desde este sitio se pidíó por más minutos para Agustín), ya que el conjunto de Floresta mantuvo el nivel durante todo el encuentro, afirmado en su garra, incluso con tiempo suficiente para ofrecer lujos y mostrar una superioridad impensada si se considera el porte del adversario, su honrosa participación en la Sudamericana de este año y sus ambiciones de disputar la Libertadores de 2011.

Queda la satisfacción, entonces, de registrar una serie de victorias ante calificados adversarios (Boca, River, Independiente, Estudiantes y Newell's) en el marco de una campaña notable, superior a lo que se esperaba teniendo en cuenta el fixture y la condición de equipo recién ascendido. Mejorar la performance de visitante y repetir la cosecha de unidades en la segunda rueda emergen ahora nítidamente como los objetivos inmediatos, aunque conviene tomar nota de que existen las rachas negativas, los escollos y los caprichos del azar. Al cabo, y se repite, los triunfos y las caídas son devenires inevitables, al margen de una narrativa tramposa  que estableció patrones felizmente ineficaces para desalentar los entusiasmos y las ilusiones genuinas de los hinchas.

Vaya si lo sabe All Boys, verdugo y víctima en diversos momentos de su historia. Y vaya si lo sabe Central, equipo que el sábado a la tarde reencontró sonrisas olvidadas al constatar que todos ganamos y perdemos, que ningún suceso conspira contra la rica biografía del cuadro canalla, casualmente vencedor ese último sábado de Tiro Federal en un partido más de su tránsito por la B Nacional.

Pablo Provitilo

No hay comentarios.: