lunes, abril 12, 2010

OPINIÓN // Demasiado técnico para este club


Sellada la desvinculación de Leonardo Astrada como entrenador de River, uno de los candidatos a sucederlo en el cargo es nada menos que Ángel Cappa, técnico con convicciones y un pasado inmediato lustroso. Entusiasma, a priori, la llegada de un hombre con los conceptos y las ideas de Cappa. No así el club donde, presumiblemente, volverá a trabajar. Porque River agotó su período de gracia, dispone del peor plantel del fútbol argentino y es hoy, sobre todo, otro club. Si se añade la inquina hacia el entrenador desde ciertos estamentos y un escenario que augura el descenso inminente, difícilmente cambien las cosas en la entidad millonaria dado que Cappa es, ante todo, un excelentísimo entrenador, no un mesías ni un mago.
Si detrás del nombramiento existe una idea constructiva, por ejemplo refundar el club ya sea en Primera División o la B Nacional, sobran razones para ilusionar a los hinchas con Cappa, un técnico que sabe de las urgencias pero sabe todavía más de la paciencia, del proyecto institucional que deben priorizar los clubes, de un modo de entender este juego que, transcurrido un tiempo prudente, conectará con el remanido paladar riverplatense.
De lo contrario nada alterará la agenda diaria de un club a la deriva, perdedor en todos los órdenes y sin soluciones visibles en el corto plazo. Que expone, tras la deficitaria gestión de Astrada, algunas conclusiones: por un lado, desnuda la inexperiencia de la conducción entrante, por otro, enaltece la figura de Néstor Gorosito, quien terminó octavo hace un año.
River está mal, muy mal para creer en cambios mágicos que borren de cuajo su triste derrotero. Ojalá Cappa salga indemne y con ánimo suficiente para hacerse cargo de una empresa superior y que merece: la Selección Nacional después de junio, con Maradona.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En buena hora hacen mención a lo de Gorosito. No se si esta nota la escribió Ernesto, pero si así fuera, nunca es tarde para vovler de los exabruptos o la altanería. Lo digo con todo respeto y sin ánimos de chicanear, pero la aversión hacia Gorosito era hija de una mirada poco realista y sonsamente burlona.
Saludos.