miércoles, septiembre 30, 2009
All Boys y nada más
Novedosa, picante y con un surtido e interesante menú de notas, la publicación All Boys y nada más propone un sumario que contrasta en varias aspectos con el de las clásicas publicaciones partidarias. Merece, como dijimos en artículos anteriores en torno de otras experiencias periodísticas de limitado alcance, una mención. Porque quienes la elaboran trabajan a pulmón y si hay un terreno en el fútbol argentino donde todo se hace a pulmón, ese es el ascenso.
A tono con los colores del club y presentado en formato tabloide, se trata de un material despojado de lugares comunes que pretende instalarse como órgano de difusión de los sentires, pesares, odios y amores del hincha de All Boys, sin condicionamientos ni intereses de ningún tipo por detrás. Leemos, en tal sentido, un recuadro de tapa con un título directo al mentón -"¿Por qué no te callas?"-, acompañado por una bajada no menos directa: "La nueva ley de medios está en debate, pero en Floresta la pluralidad de voces molesta. Deuda, falta de proyecto y club vacío son palabras casi prohibidas. Y si alguien cambia el discurso hegemónico es atacado por los adulones de turno. Pasen y vean al Albo, vestido para la ocasión".
Hay, también, lugar para las polémicas centradas en asuntos internos de la política del club, un diálogo a fondo con José Romero, técnico de All Boys, y un análisis exhaustivo sobre el presente futbolístico del equipo de Floresta que interpela a los protagonistas y preocupa a los hinchas. Dice así el encabezado: "¿Está para pelear arriba? Por segunda vez en dos años, los jugadores y la dirigencia se apresuraron en tildar al equipo de candidato al ascenso. El inicio del torneo demuestra que hay solo una victoria y mucho por mejorar". Asimismo, sobresalen pastillas y apuntes de color. Una de esos coloridos artículos se titula "Estrellas fugaces", cuyo propósito es recordar a maltrechos jugadores del blanco y negro, no tan olvidados por los simpatizantes. En este caso, los elegidos fueron Sandro Guzmán -ex Vélez y Boca, hoy rastafarí-, Gonzalo Pavone -hermano de Mariano que llegó el año pasado al club para romper redes y fue eclipsado por el joven Emanuel Gigliotti- y Abel Moralejo, integrante del equipo campeón de la temporada 1992-1993.
Pero la revista no se circunscribe únicamente a All Boys, sino que también incluye temas de actualidad deportiva. Encontramos, inesperadamente, un reportaje a Guillermo Mastrini, especialista en comunicación, quien reflexiona acerca de la rescisión del contrato entre la AFA y la empresa TSC. "El fútbol siempre estuvo muy vinculado a cuestiones políticas y económicas, pero tal vez lo que más cambió en éstos últimos años es que se comercializó extremadamente, que todo es susceptible de ser comprado y vendido, después aparecen cuestiones deportivas y ese es un problema.", señala Mastrini en un tramo de la entrevista.
En sintésis, All Boys y nada más desmiente su nombre teniendo en cuenta que profundiza en los imaginarios de un hincha del ascenso y tematiza acerca de la realidad del fútbol y los espectros que la circundan. Todo en 8 páginas. Todo en blanco y negro.
De distribución gratuita, ciertas publicaciones partidarias merecen al menos la recompensa de leerlas, guardarlas y, si se puede, difundirlas.
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