viernes, septiembre 18, 2009

Números


Nominados para encuestas sobre mejores equipos hasta hace poco, Huracán y Estudiantes cumplieron con las expectativas y entregaron un auténtico partidazo, sazonado con lluvia, destellos de potrero, debates filosóficos y, fundamentalmente, goles. En la previa, se presumía un trámite sencillo para Estudiantes teniendo en cuenta el ominoso inicio de campeonato de Huracán (cuatro derrotas, dos goles a favor, ausencias gravitantes, pretemporada en curso)y los números contundentes del ciclo Sabella (2 caídas por torneos locales en 18 fechas, ante Tigre y Colón en el lejano Clausura).
Sin embargo, el partido fue parejo y dejó, entre otras cosas, dos evidencias para discutir entresemana: no hay 12 puntos de diferencia entre ambos equipos ni ventajas de tres goles en favor del cuadro platense. Sin menoscabar la gran victoria de Estudiantes, no exageramos si decimos que Huracán mereció otra suerte a partir de su propuesta generosa y la ya conocida fidelidad a un estilo. Aburre decirlo ante los inflamados discursos del panmenottismo, pero el Globo juega con convicciones y hace del toque su principal insumo, sea con Pastore, Bolatti y De Federico o con Rodrigo Díaz, Bolatti y Orlando. Y esto último, de alguna manera, nivela las chances.
Claro que los méritos y las buenas intenciones no bastan para superar una formación trabajada y con una plantilla más idónea. La goleada de Estudiantes, en tal sentido, podría explicarse por la jerarquía individual de sus players y por haber detactado con inteligencia y oficio algunas opacidades de su rival a través del contragolpe. Con un datito extra imposible de minimizar: a diferencia del Globo, el Pincha mantiene una base y la base -también la renovación-, si ensayamos una analogía con otras áreas de la vida social, le da sustento y sentido a la organización.
Pero hablamos de fútbol, terreno fértil para la polémica estéril y constructiva. ¿Puede considerarse injusto un 4 a 1? ¿Cuesta tanto aceptar los logros pincharratas y, consecuentemente, las derrotas quemeras? El equipo de Sabella, sostenido en sus raíces históricas, reafirma desde la cúspide su protagonismo en todas las canchas e implacable autoridad para imponer una estrategia. Huracán, respetuoso de las formas y asentado en valores irrenunciables, naufraga en el fondo de la tabla jugando mejor que muchos de sus competidores. Ayer protagonizaron un gran partido donde quedó demostrado, en el campo y en las tribunas, que hay una disputa vigente referida a estilos, disposiciones, aspectos dirigenciales, modos de interpretar este juego.
También quedó demostrado que los números -valiosos,ilustrativos- no dicen toda la verdad.

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