miércoles, agosto 18, 2010
PRIMERA DIVISIÓN // Mario y Gio
El Apertura lleva dos fechas disputadas con partidos parejos, pocos goles y alguna que otra sorpresa en materia de resultados. Tiempo no del todo suficiente pero posible, sin embargo, para analizar el nivel de los refuerzos, que han sido muchos según consta en la planilla de cada club, con excepción de Vélez, Lanús y Godoy Cruz. Dos de esos refuerzos ya mostraron sus cualidades técnicas, además de otros atributos que los ubican en un sitio especial debido a su peculiar talento, a sus maniobras inspiradas de las que nos habíamos desacostumbrado en otros pies que no fueran lo de Riquelme u Ortega, y a ciertas extravangancias, licencias, modos de sentir el juego que habrá que tener en cuenta dado que podrían movilizar amores profundos o repudios definitivos.
Hablamos del uruguayo Mario Regueiro, de Lanús, y del colombiano Giovanni Moreno, de Racing, protagonistas en las jornadas de apertura a partir de sendos repertorios curiosos que llamaron la atención entre los hinchas. Del oriental sorprende su inteligencia para moverse como mediapunta, su habilidad en velocidad que desorienta rivales y esa infrecuente virtud de rebelarse en un medio donde manda la obediencia y la lógica de movimientos. El colombiano, por su parte, ofrece como rasgo distintivo su condición de jugador exquisito y entrañable cuando el lujo está al servicio de las ambiciones ofensivas del equipo, la antítesis, por ejemplo, de Matías Abelairas o Franco Cángele. Alto, de tranco cansino, Moreno no parece un producto acabado del fútbol cafetero sino un jugador con genes brasileños o argentinos, aunque un solo partido no alcanza para juicios taxativos.
Los dos, de cualquiera manera, generan preguntas en base a sus desempeños futuros. Regueiro, por caso, se excede en la acción individual y, en ciertas ocasiones, pierde el balón al centrarse en él y sus firuletes aprobados por ahora desde las gradas, si bien conviene recordar una expresión del recordado periodista Carlos Juvenal. "El talentoso no hace -como se dice en la tribuna- una de más cuando hay otros, muchos otros, que hacen tantas de menos". Gio, asimismo, suele tomarse su tiempo para elaborar la maniobra y pensar qué destino le dará al balón, a veces justificadamente y de modo saludable, a veces lindando la exasperación ni bien el espectador/hincha advierte el implacable transcurrir del reloj, la correspondiente marca enjundiosa, esa intolerable afrenta para los rivales al sucumbir, desalmadamente, al papelón. Se dijo, Gio tiene características de jugador brasileño o argentino, elegante y con picardía, circunscriptas -tal vez- a la década del 60 o 70, aunque cabe reflexionar si le alcanzará para este fútbol de estudio obsesivo, de espacios recortados, de tribunas que piden verticalidad, gol ya, ganar ahora y siempre.
Son dos exponentes, en suma, del jugador que levanta ovaciones, gozos y murmullos. Dos fubolistas que invitan a la ilusión y al desengaño, reacciones previsibles cuando, por fin, nos animanos a descubrir los secretos de la magia.
Pablo Provitilo
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1 comentario:
Muy buen blog
Saludos
http://notifutbol11.blogspot.com/
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