viernes, agosto 27, 2010

FÚTBOL INTERNACIONAL // En la otra arena


Después de sustantivas reformas políticas, económicas y sociales implementadas por el gobierno de Lula Da Silva durante dos períodos, Brasil elegirá al sucesor del dirigente metalúrgico el próximo 3 de octubre, en un escenario aparentemente favorable al oficialismo dado que Dilma Rouseff, candidata a presidente por el Partido de los Trabajadores (PT), amplió su ventaja a 20 puntos sobre José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña, según un sondeo realizado por el diario Folha de Sao Paulo, publicación opositora al PT que, de todos modos, no incurre en los papelones ni en las desembozadas tergiversaciones de los grandes medios argentinos, alineados y enrolados, también, con distintas corporaciones empresarias .

Claro que el acto comicial exhibe otros atractivos. Uno de ellos, precisamente, alude a los contenidos de este sitio teniendo en cuenta que Bebeto y Romario, dos figuras del fútbol brasilero y delantera de la Selección verde-amarilla que obtuvo el mundial de 1994 tras 24 años, aparecen en las boletas con el propósito de acceder a alguno de los más de 1600 cargos electivos en disputa. Con diferencias en el puesto al que aspiran pero próximos en el plano ideológico, cabe aclarar: Romario irá como candidato a diputado federal por el Partido Socialista Brasileño -cercano al PT-, en Brasilia, mientras que Bebeto se presenta para diputado regional por el Partido Democrático Laborista, en Río de Janeiro, ambos nucleamientos políticos de raingambre progresista.

Existen, de todos modos, leves matices en sus propuestas de campaña. "Tengo la obligación de hacer algo por los niños sin recursos, y la mejor forma de conseguirlo es a través de la política. Voy a luchar para conseguir que los fondos federales lleguen a las favelas", declaró el Chapulín, reafirmando la intención de aplicar medidas inclusivas -en caso de ser elegido- dirigidas a los segmentos pobres de Brasil. El ex Deportivo La Coruña, por su parte, también apunta a trabajar para los sectores desfavorecidos al focalizar en la distribución del ingreso, aunque incorpora en su plataforma un elemento que suele reportar simpatías en determinados electorados: la "corrupción endémica" que padece el país.



De cualquiera manera, lo novedoso de estas candidaturas remite, en primera instancia, a reivindicar a la política como vehículo de transformación, como espacio posible donde dar las muchas batallas por venir, como ámbito capaz de seguir convocando a los ciudadanos, famosos o desconocidos, para causas superiores. No menos cierto, sin embargo, es consignar otros dos componentes que revelan los complejos entrecruzamientos entre deporte y política. Por un lado, ni Bebeto ni Romario ni los partidos que los cobijan desconocen las implicancias sociales y sus efectos en términos de propaganda del Mundial de Fútbol, en 2014, y de los Juegos Olímpicos, en 2016, ambos eventos a celebrarse en Brasil. Por otro, Argentina ofrece ejemplos de deportistas que saltan a la política con intereses diversos, cuestionables algunos, edificantes otros. Allí están -por citar personajes visibles - los casos de Carlos Reutemann, Daniel Scioli o Claudio Morresi. Sobre el actual Secretario de Deportes de la Nación, precisamente, recae una mención especial por estas horas si se considera el reciente logro conseguido por Brian Toledo en los Juegos de la Juventud -atleta que practica el lanzamiento con jabalina-, un chico de bajos recursos que fuera detectado por la Secretaría en los Juegos Evita, histórica y decisiva herramienta destinada a la inclusión de los jóvenes a través del deporte.

Este último hecho supone cautela por tratarse de un episodio de coyuntura, pero también permite desestimar el carácter presuntamente contaminado de la participación política. Entre recurrentes escepticismos -algunos lógicos- y discursos mediáticos que han socavado su gravitación, habrá que concederles a Bebeto y Romario ese derecho. De sus discursos, al menos, se desprende que persiste una zona posible donde anidan convicciones y esperanzas.

Pablo Provitilo

1 comentario:

Davor dijo...

Buen post. Y solo para que se vea, dónde se ubica ideológicamente un futbolista salido de una favela y dónde un motonauta o un corredor de F1. TTPP