miércoles, agosto 25, 2010

ASCENSO // Pobres poderosos



Con estética y formato similar al de sus inicios, el docu-reality Atlas, la otra pasión (Fox Sports, lunes a las 22 hs) llegó a su 8ª temporada, fiel a sus objetivos comerciales y periodísticos que le dieron origen en 2006: adentrarse en la cotidianeidad de un club de la Primera D, rebautizado por el envío como "el último de los últimos" según consta en su desdichada trayectoria futbolística (nunca jugó en otra categoría, además de padecer recursivas desafiliaciones).


Ideado y producido por Maximiliano Ambrosio (también conductor), el programa conserva sus atractivos al mostrar, en clave de relato dramático musicalizado, las infinitas peripecias de un club humilde de General Rodríguez, los paisajes derruidos y adversos de la D, la intimidad de ese mundo muchas veces inasible para el gran público que transcurre en los vestuarios, en las jornadas de entrenamientos, en las tribunas o en la tarea diaria de los dirigentes. No se trata, entonces, de un programa convencional, por el contrario, el secreto de su permanencia en la pantalla chica radica en su cuidado montaje y en su lograda fotografía cuyos efectos en los espectadores parecerían ser dos: franca empatía con la entidad teniendo en cuenta sus continuos padecimientos, y marcado interés por conocer escenarios y singularidades de una categoría semiamateur como la D, apenas reseñada en algún informe perdido entre las múltiples señales que ofrece la grilla televisiva. Precisamente, y en relación con esto último, si el programa funciona mucho le debe a que aporta datos e imágenes sobre equipos de la categoría nunca difundidos (inclusive el propio Atlas), un condimento pintoresco y un insumo extra para el público que revitaliza cada edición del ciclo.

El problema, de todos modos, sigue siendo subrayar el poder omnisciente de las cámaras como vehículo hacia horizontes más pródigos. Una vez más: la celebración del espectáculo televisivo que demanda gestos elocuentes. Así, prevalecen en Atlas, la otra pasión, apelaciones rimbonantes como "los guerreros", desde una voz en off concluyente, arengas dirigidas a abandonar definitivamente la D en los enfáticos y exitados discursos del técnico Néstor Retamar (regresó a la institución tras los ciclos de Guillermo Szeszurak y Pablo Motta) y distintas secuencias donde es el triunfo, y solo el triunfo, lo que define las alegrías y los derroteros de un club. Más trascendentes son ciertas contradicciones en las cuales incurre el envío dado que "el último de los últimos" tiene sponsors de primera categoría -Nike, Gatorade, Bagó, Cablevisión-, en tanto varios de sus protagonistas, a lo largo de estos años de reality, se transformaron en estrellas mediáticas, aparecieron nuevos hinchas provenientes de distintas latitudes y las instituciones rivales, lejos de cualquier condescendencia, lo ven vigoroso y favorecido. Algo que no es culpa de Atlas-club, desde luego.

Con miras al campeonato 2010/2011, y a partir de los progresos recientes tanto a nivel deportivo (ya no pelea por la permanencia) como institucional (vestuarios remodelados con agua caliente, herramientas de trabajo acordes, crecimiento de la masa societaria) se espera la consagración del "equipo del Continente", otra denominación instituida por el programa. Pasaron largos 59 años del nacimiento de Atlas y cuatro almanaques desde el arribo de Fox Sports, suficientes trayectos para que la ilusión de los hinchas y los tiempos televisivos coincidan.

Pablo Provitilo

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