sábado, diciembre 04, 2010

ALL BOYS // Romero y Sánchez, dos espejos


Con sufrimiento pero confiado en sus rendimientos en condición de local, All Boys consiguió la meta que se propuso entre modestias, altibajos y sensato realismo: sumar 25 unidades en la primera rueda. Logro significativo, desde ya, pero relativo ante las exigencias del promedio, los desempeños del cuadro de Romero fuera de Floresta y un fixture de alta complejidad, si se toma en cuenta los 3 encuentros iniciales de 2011: Racing (local), Vélez y Boca (visitante). Claro que falta mucho, razón por la cual conviene disfrutar hoy, de las cualidades de este equipo solidario y humilde que obtuvo conquistas impensadas, conformado por mayoría de jugadores que conocieron los rigores de la B Nacional y la B Metro, fiel a un estilo enraizado en los mandatos de sus hinchas y en el gusto general -en buena medida- del ambiente futbolero en Argentina.

Como se dijo en varias oportunidades, este presente de disfrute se basa, fundamentalmente, en las fortalezas que muestra All Boys en su escenario emplazado en las calles Miranda, Mercedes, Chivilcoy y Jonte, donde computó 20 de 24 puntos posibles (contra Boca se jugó en Huracán), afianzado en la saludable vocación ofensiva capaz de imponerse y desorientar a los adversarios, amén de no amedrentarse en algunos partidos que auguraban roce, mañas diversas, tendencia al pelotazo y pragmatismo extremo. Buen ejemplo de lo antedicho se observó en duelo con Banfield, posiblemente el peor campeón de los torneos cortos instaurados en 1990, afectado en su declamada grandeza ante la resurrección copera de Independiente y un entrenador-prócer que no ve la hora de irse a Boca, que llegó al Islas Malvinas con la premisa de revertir una racha de derrotas con su conocido plan: la reinvención permanente del centro, el especial encanto de detenerse a contemplar la pelota en las alturas, la intención de hacer prevalecer la experiencia.

No obstante, y al margen de una acción para atender -penal a Rubén Ramirez no sancionado en el incio del partido- y el empuje visitante en tramos del segundo tiempo, All Boys fue colectiva e individualmente superior, reafirmando la importancia del trío que conforman Pérez García-Ereros-Matos, determinante para sacar ventaja de dos goles, y un historial con nuevas modificaciones.Tras la victoria, All Boys sacó ventaja en los enfrentamientos en Floresta y también en la suma total, ya que ambos clubes disputaron un total de 58 encuentros, de los cuales apenas 14 fueron en Primera, lo cual habla de un largo recorrido del cuadro del sur bonaerense en categorías que, dicen, no los merece ni los representa.



Además de la alegría por la victoria y el objetivo cumplido, no puede quedar fuera del análisis la repudiable actitud de Hugo Barrientos al agredir con salvajismo a un colega, tema polémico en las tribunas, foros de internet y reuniones con hinchas de All Boys, dado que allí hay opiniones que matizan las conductas de Barrientos, especialmente tras el primer gol de Quilmes en la jornada 16. Cabe puntualizar una aclaración en este espacio: desde aquí se habló de "error compartido" entre Nicolás Cambiasso y Barrientos, pero conforme pasaban las horas y las imágenes, se hizo visible -al menos para este sitio- el despropósito del ex Huracán y Newell's no solo por lanzar un pelotazo hacia atrás desde una posición lejana, sino también por el mensaje que parecería cifrarse detrás de ese gesto, expresado en sabotear a un compañero -y al club- sin ninguna razón que los justifique. Del episodio con Banfield, no hay mucho para agregar, excepto condenar la agresión de un jugador que, de seguir en esta tendencia, podría generar -además de un sinnúmero de faltas evitablles- males mayores.

Este momento de All Boys, la fiesta de un barrio que celebra y se reencuentra con  una dicha siempre esquiva, demanda focalizar en el Cabezón Sánchez, un orgullo, y en Pepe Romero, el referente que moldeó este equipo noble, corajudo y vistoso. No debería ser tema de debate, por tanto, ni las veleidades de quienes provienen de las luminarias de la fama ni los exabruptos de los falsos guapos. Porque esas estrellas despistadas y ese malevaje mal concebido, no resolverán los problemas cuando haya que decir presente en el juego: el mejor lugar donde se desenvuelve hoy este equipo.

Pablo Provitilo

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