lunes, septiembre 13, 2010

ALL BOYS // Madurar el cambio


No pueden señalarse mayores disgustos tras el empate conseguido por All Boys en su excursión a Santa Fe, esta vez para enfrentar al club de más hinchas en esa provincia. Motivos, varios: el mote y la complejidad del escenario, la potencialidad de un adversario que busca dar un salto cualitativo en la divisional y la falta de roce del cuadro de Romero en una categoría que va descubriendo partido a partido.

Sin embargo, cabe salir rápidamente del conformismo y la justificación irreflexiva pese a tratarse de un duelo que se presumía dificultoso. Entre otras razones, porque All Boys podría haber ganado por primera vez de visitante si hubiese sostenido el ritmo de juego y la actitud posicional de los primeros 20 minutos en los cuales controló el balón y ejerció una constante presión en terreno contrario, con gravitantes aportes de Emanuel Perea, por el carril derecho, y Matías Pérez García y Sebastián Ereros, enfocados y desequilibrantes para la última línea del rival. Incomprensiblemente, podríamos decir, después de ese auspicioso comienzo con victoria transitoria incluida luego del gol de Mauro Matos, la zona media incurrió en faltas evitables y, peor aún, el equipo retrocedió en el terreno apostando al contragolpe, una estrategia improcedente teniendo en cuenta los buenos resultados hasta allí y las necesidades de un oponente que acumulaba dos caídas en condición de local, razón por la cual creció en protagonismo e intensidad.

De cualquier manera, las causas de la merma en el rendimiento parecerían ceñirse no solo a cuestiones de pizarrón o a secuencias/avatares propios del juego. Subsisten, tras estas 6 jornadas en Primera, temores vinculados con superar escollos rápidamente, como si -por momentos- recayera sobre el equipo y el cuerpo técnico todo un itinerario de golpe donde irrumpen rivales y estadios que en nada se parecen a los paisajes conocidos del ascenso, el hábitat del club de Floresta en las últimas tres décadas.



Al margen de los factores psicológicos -o ligados con ellos habría que interrogarse-, el segundo tiempo arrancó con el previsible empate de Colón -ayudado por el inexperto Matías Giordano- y rápidas modificaciones tomadas por el cuerpo técnico tendientes a reordenar al equipo. Este último: un ítem cuestionado por muchos hinchas de All Boys que tiene su lógica y también su cuota de gataflorismo cuando el señalamiento acude a las decisiones de Romero en forma binaria: o tarda o se apura en hacer los cambios.
En este caso, da la sensación de que Pepe se apresuró en reemplazar a Ereros y Pérez García, de buenos desempeños en la primera mitad. Así, creció Colón en su performance según las opciones de gol que generó y continuó All Boys en su opción contragolpeadora, aferrándose a un punto que, indudablemente, cotiza según la impiadosa tabla de promedios que jaquea a los recién ascendidos.

Con miras a lo sucesivo, resultaría pertinente desmenuzar este partido para corregir determinados aspectos, uno de ellos es madurar la adaptación a esta categoría con templanza, valentía y sagacidad por parte de los jugadores y el cuerpo técnico. Advertir y valorar, por ejemplo, los recursos con los que cuenta. Ni hablemos si se considera la inminencia del encuentro siguiente, en el cual el cuadro de Floresta enfrenta al estructurado y corajudo Estudiantes, liderado por el longevo y vigente Juan Sebastián Verón. Será otro examen riguroso para un conjunto que no escatima esfuerzos colectivos, superó instancias cruciales con autoridad y va averigüando los pasadizos de una experiencia desde su condición de novato. Acaso Esteban Fuertes, con sus declaraciones TDK finalizado el partido, haya reparado en estos atributos que colocan a All Boys en un lugar expectante.

Pablo Provitilo

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