sábado, agosto 29, 2009

Liverpool


Nos hemos acostumbrado a consumir información de la Liga Inglesa que ahora transmiten por tevé las cadenas Fox Sports y Espn. Elogiada por su organización actualmente despojada de violencias e hinchas de clase baja, la Premier es según un importante segmento de cronistas y aficionados el mejor campeonato de Europa. Gustos aparte, anidan en el torneo magnates fuera de control, estrellas top, estadios imponentes y, por supuesto, argentinos que merecen cobertura especial.
No fue así a comienzos de los 80, momento en el cual dejaron de emitirse partidos en nuestro país de forma abrupta. Tampoco Inglaterra era la tierra prometida para los argentinos. Italia, el viejo y querido calcio, fue entonces epicentro de las transmisiones televisivas y de las miras de todos. Una liga con el mejor Maradona y el mejor Careca y el mejor Alemao y los mejores holandeses de los últimos 20 años, pero también una liga capaz de entregar partidos patéticos, auténticos bodrios sin codificar.
De nuevo en la pantalla chica hace algunos años, la Premier tiene hoy 5 protagonistas estelares: los Manchester, el Chelsea, el Arsenal y el Liverpool. Sobre este último vale la pena detenerse. Desde hace tiempo protagoniza encuentros emotivos, amén de conservar atributos a tono con el histórico linaje. Muchos recordarán la final en la Champions de 2005 -revirtió un 0-3 ante el Milán y ganó por penales-, y otros encuentros por copas internacionales, pero también el Liverpool renueva puertas adentro el interés por un certamen lleno de componendas, a partir de producciones futboleras conmovedoras. Son las conocidas controversias entre el negocio y el deporte, entre la política y el deporte, entre el espectáculo y el deporte.
Liverpool sugiere que existen leves fisuras en el mapa del fútbol inglés. Y lo demuestra cuando puede. Un ejemplo: por la cuarta fecha del campeonato 2009-2010, le ganó un gran partido al Bolton -el mejor de la fecha-, luego de estar desventaja en dos oportunidades. El autor del golazo decisivo fue Steven Gerard, jugador que si bien es reconocido por la crítica, injustamente no integra el podio de ilustres en el mundo de los Messi y Cristiano Ronaldo. Acaso por ser inglés, siguiendo un raquítico razonamiento de época, acaso por un perfil antipublicitario, acaso porque no es determinante de acuerdo con la opinión de observadores internos y externos.
Liverpool, entonces, es tierra de Gerard y de los miles de personajes (deportivos y no y no deportivos)que aportan a conservar los rasgos más hermosos de esa ciudad. La razón principal, a juicio de quien escribe, para mirar la descafeínada liga inglesa del nuevo siglo. Alguno podrá decir, con buenos fundamentos, que el Arsenal de Fabregat -elogiado por Angel Cappa- también exige husmear qué ocurre con el fútbol en Gran Bretaña. Creemos que se trata de otra construcción. Por el momento, un solo club de camiseta roja invita a mirar más allá de magnates y dineros del Este.

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