sábado, agosto 22, 2009

Hacedores


Chacarita y Tigre protagonizarán un choque caliente, vigoroso, y lleno de matices en la primera jornada del Clausura. Una rivalidad en ascenso y del ascenso originada a raíz de episodios deportivos y violencias acumuladas en los últimos 20 años.
Sobresalen, en tal sentido, algunas fechas relevantes para aquellos que buscan comprender la genésis de un clásico que no se circunscribe a geografías lindantes o territorios en disputa.
En 1983, por caso, figura un enfrentamiento importante correspondiente a los cuartos de final en la vieja y querida B. Ganó Chacarita por penales y allanó el camino de regreso a la categoría que honró con un título. También en 1994 jugaron dos recordadísimas finales por un boleto al Nacional B, en River. Allí, el mundo futbolero advirtió la vigente capacidad de movilización de matadores y funebreros en el marco de un duelo que dejó secuelas deportivas, cuentas pendientes y un ganador con estirpe, el Chacarita del Viejo Juan Manuel Guerra (técnico campeón como en 1983). Las repercusiones de aquellos partidos en el Monumental arrojaron lecturas opuestas: para Chaca se trató de un auténtico triunfo en la cancha y en las tribunas (la ida terminó igualada sin goles, y en la vuelta el tanto definitorio lo hizo Leani), mientras que los de Victoria cuestionaron sendos arbitrajes, especialmente el de Miguel Cavagnaro en la revancha.
Más adelante, podemos ubicar otra fecha significativa, ya enemigos acérrimos aunque no exclusivos. Fue en el Reducido de 1999 donde otra vez se impuso el cuadro de San Martín.
Ocho años después continuaron los enfrentamientos a eliminación directa. En el invierno de 2007, Tigre y Chacarita chocaron por las semifinales del octogonal y sin público visitante en ambos partidos. Cuando parecía que nuevamente el Funebrero postergaba las esperanzas de un rival herido y con hambre de gloria -el 3-2 del primer chico le daba el pasaje a Chacarita a la final-, apareció Martín Morel para desatar un inolvidable festejo en Victoria teniendo en cuenta la racha adversa y el posible retorno a primera. Algo que finalmente ocurrió tras vencer a Platense y Nueva Chicago.
Por supuesto que además de lo deportivo, abundan los enfrentamientos entre las barras, parte insoslayable de esta historia de enconos y tensiones. Según un reconocido habitué de "la Filial" -barcito que esta debajo de la popular local en Victoria-, en 1983(el año del ascenso de Chacarita) se produjo una batalla campal imborrable en el historial de ambas hinchadas. A partir de allí, de acuerdo con las palabras de este testigo de la contienda, nada fue igual en cada Chaca-Tigre fruto de la dimensión de los incidentes y -agregamos- de un distorsionado folclore intramuros. No obstante, se trata de una versión extendida que no oscurece ni desmiente otras hipótesis en torno de la rivalidad.
En última instancia, mejor mirar lo deportivo que de eso también se nutren sus ricas trayectorias. Luego de 41 años, Chacarita y Tigre jugarán el flamante clásico en la A. Y los dos podrán celebrar los éxitos recientes, el crecimiento en todos los órdenes, las victorias por venir. Sería saludable, entonces, que este duelo de guapos redireccione sus guapezas en dos sentidos: hacia el disfrute de un acontecimiento festivo y hacia las destrezas en el verde césped.

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