lunes, agosto 24, 2009

En banda


Esta foto apareció no menos de 100 veces los dos últimos años.


Cruda y despiadada, la noche se cierne sobre River. Abelairas sintetiza una actualidad que Alonso acaso pueda comentar sin eses. Nada persiste de viejas glorias excepto el nombre que alientan decenas de miles de anónimos. Un nombre hoy vacío, un sello de goma, una afrenta cínica de alguien que dijo "renovación" y dijo "cambio de estilo" y dijo "16 millones de hinchas exigentes". Asistimos, incrédulamente, al desguace más insólito que haya sufrido un club deportivo en Argentina. No hay ejemplos contrafácticos porque otros clubes importantes batallaron en otras circunstancias, con otros pasados, otras obligaciones y otros presupuestos. Nunca llegaron a ser River en sus aspectos positivos y negativos. Sin soberbias ni engaños, el resto se interroga por problemáticas no menos acuciantes aunque en un nivel de impacto ostensiblemente menor.
Este club levanta pasiones y garantiza show cada domingo. Lo promueve con sus orteguismos, fabbianismos y ahumadismos, siempre con un aditivo extra y bien a tono con un presente donde cabe absolutamente todo, desde zagueros aficionados hasta jugadores que exudan impotencia.
Es el tiempo, el implacable, el que nos toca. River dilapidó patrimonios y prestigios en tiempo récord. River siquiera da bronca, da lástima. River te deja en banda cuando la banda -justamente- robustece y simboliza una identidad, jamás es su negación.

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