domingo, marzo 06, 2011

ALL BOYS // Míralos, vienen atrás


Parece cantado el presente que le toca atravesar a All Boys de tanto insistir con Fabbiani, Ortega y un juego previsible, monocorde e indolente, como el exhibido en 2011. No es el equipo de José Romero un equipo habituado a esquemas cautelosos, pendientes hasta el límite de lo aconsejable de las propuestas del rival. Tampoco es un conjunto violento, como demuestran la estadísticas del Clausura; 4 expulsados en 4 fechas, si bien Hugo Barrientos, el cuarto de la nómina, fue víctima de un ensañamiento mediático que, de cualquiera manera, no lo exime de sus excesos y de una irresponsabilidad que lo ubica en las antípodas de la conducta y el desempeño del gran número 5 de All Boys de las últimas dos décadas: Darío Stefanatto.

Va de suyo, por tanto, que algo viene haciendo mal el conjunto de Floresta para estar a un paso de la promoción y el descenso directo. Expulsados aparte, predomina una suerte de autosuficiencia extraída vaya a saber de qué biografía pasada, según la apuesta de los dirigentes al contratar a dos hombres conflictivos, perniciosos para un equipo que necesita tranquilidad y la unión de todos, y, peor aún, sostenerlos y acompañarlos en desmedro de quienes aportaron a la construcción del momento más venturoso en la trayectoria del club, porque solo en la cabeza de alguien demasiado optimista y corroído por la soberbia se asienta la creencia de que la partida de Matías Pérez García no repercutiría en el equipo. Vaya si lo lamenta este All Boys de las carencias y los errores no forzados, de los desencuentros y complejidades que signan su historia, un ítem subestimado por aquellos que toman decisiones, de costos altísimos para una entidad que intenta consolidar un rumbo promisorio ligado con esa esa historia imposible de borrar con paquetes promocionales y gestos de nuevo rico.



Esa trayectoria de obstáculos y dificultades registra apenas 1 triunfo en Primera contra San Lorenzo, el último rival, razón por la cual no debería suscitar mayores alarmas. Es un club grande, de largo recorrido en la máxima categoría, señalado como candidato al título dado que fue la institución que más invirtió para este torneo al sumar 5 apellidos en su plantel, tres de ellos muy fuertes para el mercado. Pero sí preocupa de acuerdo con lo apuntado más arriba, el flojo rendimiento del equipo, y la exigencia de este torneo donde ganar de local es casi una obligación como quedó demostrado en el Apertura: solo 7 puntos resignó All Boys en esa condición (empates con Tigre y Godoy Cruz, derrota con Vélez). Si se añaden los problemas del cuadro de Romero cuando sale de Floresta (apenas 1 triunfo), da la sensación de que será difícil mantener la categoría.´Y lo será más todavía con árbitros tendenciosos y encomendados como Delfino, algo que recuerda viejas épocas cuando el Estadio Islas Malvinas fue escenario de "célebres bombeadas". Dos árbitros entre tantos otros quedaron en la memoria: el advenizo peronista federal Javier Castrilli y el pejotista Guillermo Marconi.

Sin embargo, en el duelo ante San Lorenzo no hubo un arbitraje que incidió directamente en el resultado, eso sería omitir las señales nítidas entregadas por un All Boys que juega muy mal. Se vio, en ese sentido, a un equipo voluntarioso, improvisado al ubicar a Armando Panceri en el rol de carrillero y demorar el ingreso de Agustín Torassa por un Ortega errático y triste, que se desplomó tras la expulsión de Barrientos y no supo contrarrestar la gran noche de los delanteros azulgranas. Con el añadido, además, de un dato preocupante; nuevamente escasearon las situaciones claras de gol, perdido Matos en sus batallas solitarias, apagado Ortega como la actualidad de su carrera que inexorablemente finalizará, y desconsiderados Torassa o Ereros, hombres que aportaban desequilibrio y movilidad por las bandas.

Es cierto lo de las ausencias, especialmente las de Fernando Sánchez y Eduardo Domínguez, y que la defensa terminó siendo similar a la de la B Metropolitna con Brau y Madeo, pero nada justifica que ni siquiera se intente patear al arco, como le viene ocurriendo a All Boys. Así, y de cara al trascendental duelo con Olimpo, mucho deberá mejorar el cuadro de Romero para no sumar otra derrota y otra goleada. Resultado al margen, lo más importante esrecuperar los núcleos de este equipo que protagonizó hechos relevantes, con humildad y mucho pero mucho sacrificio. Porque el descenso cuenta entre las posibilidades, más en una divisional exigente e impiadosa con los recién llegados. Lo que no puede admitirse, sin rebeldías, ni sudor ni intentos colectivos emanados del corazón profundo de un cuadro sencillo, es no defender un estilo digno, arraigado, causa de renaceres impensados en los finitos instersticios que abren oportunidades, esperanzas y orgullos perdurables.

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