jueves, junio 03, 2010

GRUPO G // Brasil: Dilemas de una potencia



El incómodo rótulo de favorito suele ser un arma de doble filo y un motivo suficiente para desbarrancar ante el primer contratiempo. Las razones parecen obvias: exceso de presiones, temor al fracaso, escasa porción de dicha cuando la historia -aparentemente- está escrita de antemano. El mundial ofrece un amplio muestrario en este sentido, con equipos que habían ganado antes del inicio de la competencia sin evaluar posibles escollos, contingencias propias del certamen, rivales motivados tras enhebrar una racha de victorias. Dos ejemplos recientes testimonian que nadie es feliz cuando abruman los elogios y la chapa de candidato en la etapa previa, por ejemplo Argentina, en Corea Japón 2002, y Brasil, en Alemania  2006, que partieron con euforia y retornaron salpicados por el insulto y algo más.

Asimismo, y vinculado con lo anterior, es pertinente relevar una certeza de las copas del mundo: en la trayectoria del torneo hemos comprobado que Brasil difícilmente esté ausente de la nómina de potenciales ganadores. Sin embargo hubo al menos una vez, año 2002, en el cual los brasileños llegaron envueltos en críticas y cuestionamientos de lo más diversos que lo alejaron del podio de elegidos. Curiosamente aquel conjunto dirigido por Luis Felipe Scolari e integrado por Ronaldo, Ronaldinho y Cafú -entre otros- salió campeón al derrotar con claridad a Alemania en el partido final. Lo cual revela, por tanto, que el favoritismo o "ser banca" como se dice con frecuencia, tiene efectos muchas veces contraproducentes, muy diferentes del de aquellos equipos que llegan al torneo enrolados en el segundo lote de los candidatos. Incluso Italia, una potencia, revirtió los peores pronósticos en plena competencia (1982,2006), si bien en los prolegómenos ocurre con la Azurra algo similar que con Brasil, ambos figuran en la cima de las apuestas.

El Seleccionado dirigido por Carlos Caetano Bledora (Dunga), en consecuencia, arriba a Sudáfrica con una pesada mochila sobre sus espaldas, de acuerdo con la tendencia histórica. Porque esa pesada mochila implica alcanzar uno de una multiciplicidad de objetivos planteados : jugar la final el 11 de julio. Cualquier otro desenlace ingresará en la ominosa serie de decepciones y fracasos según la doxa, pese a que otros equipos brasileños dejaron gratos recuerdos sin llegar a campeones, por caso el del mundial '82 en el que jugaban Zico, Alemao, Socrates, Toninho Cerezo y Zico, y otros pasaron al olvido aun jugando la final, como el de Francia '98. De cualquier manera, existen datos concretos, verificables, sugerentes, que hacen justicia al ubicar a Brasil entre los prinicipales candidatos a levantar la 19º Copa. Primero en el ranking de la FIFA, único país que participó de todos los mundiales, viene de conseguir importantes lauros desde la llegada de Dunga (Copa América 2007, Copa de las Confederaciones 2009, Primero en las Eliminatorias Sudamericanas) y definió una línea de juego que, gustos aparte, parece consolidada. Apoyada en una defensa firme conformada por un arquero de primerísimo nivel, el arquero Julio César; dos centrales y un marcador de punta fuertes, líderes y curtidos en el riguroso calcio italiano como Lucio Juan y Maicon; el equipo hace de la solidez su principal virtud aunque no resigna los viejos atributos basado en dosis del talento más puro. Así, en el medio exhibe por las bandas frescura, dinámica y buena pegada con Felipe Melo y Elano; mientras que en los últimos metros presenta un trío desequilibrante integrado por Kaká, Luis Fabiano y Robinho.

No obstante persisten dudas en torno del desempeño del conjunto Verdeamarelo. A diferencia de otros mundiales, enfrentará una zona compleja y de difícil pronóstico, compuesta por dos selecciones fuertes, capaces de dar la sopresa, y una en apariencia más débil aunque con la ventaja de aquellos que no tienen nada que perder. Las referencias apuntan a Portugal, semifinalista en 2006 y con varios históricos en el plantel; Costa de Marfil, el Elefante sudafricano liderado por Didier Drogba dentro de la cancha y por Sven-Goran Eriksson en el banco, que será local e irá por la revancha tras su pobre debut mundialista cuatro años atrás (finalizó 19º); y Corea del Norte, quien acredita apenas cuatro partidos en mundiales que le valieron, de todos modos, un sorprendente 8º puesto en Inglaterra '66 donde complicó -precisamente- a Portugal, que tenía nada menos que a Eusebio como figura destacada.


La otra incógnita en torno de Brasil reside en los métodos de trabajo de su entrenador, severamente cuestionado durante algunos tramos de su gestión por su estilo conservador y por las tácticas impuestas ante un público acostumbrado a disfrutar y no a aburrirse. Los resultados aminoraron las críticas pero no las exigencias. Y el Scracht, como se dijo, dispone de jugadores talentosos para estar a la altura del desafío mayor: convencer por el juego, ese fútbol exquisito que genera envidias y admiraciones entre quienes disfrutan este deporte en todos sus aspectos. Así, el camino a la final será menos sinuoso. Y las exigencias, entonces, reaparecerán en 2014 donde será sede y nuevamente favorito, con el recuerdo del mundial del '50 en su acervo de historias tan suyas.

No hay comentarios.: