martes, junio 22, 2010

GRUPO A // Uruguay, más allá de cumplir

El cierre del Grupo A deparó sorpresas y sensaciones disímiles en los resultados y en el juego mostrado por los 4 equipos intervinientes: decepción profunda en Francia; irregularidad y leves señales positivas en Sudáfrica y México; y entendible euforia en Uruguay. Sobre la Celeste, precisamente, recaen hoy merecidos elogios, dado que ganó la zona con encomiable solidez, tuvo ratos de fútbol vistoso y cohesionado, en tanto logró emular lo conseguido 20 años atrás, clasificar a octavos de final.

Claro que existen notorias diferencias entre aquel equipo también dirigido por el Maestro Tabárez y éste que aminoró el resonar constante de las ya célebres vuvuzelas, entre otras cosas porque en Italia '90 Uruguay obtuvo el pasaje a la segunda fase en el último suspiro tras el tanto agónico de Daniel Fonseca ante Corea del Sur, mientras que en Sudáfrica finalizó primero sustentado en una formación más idónea, más cotizada y -sobre todo- más convencida.

Una primera lectura, entonces, indica que Uruguay estuvo a la altura de las circunstancias según marca su historia y su porte de selección de jerarquía, manifiesta en un grupo de futbolistas que se desempeñan en las mejores ligas del mundo. La estadística, por tanto, deviene demoledora (ganó dos partidos consecutivos después de mucho tiempo con cuatro goles a favor y ninguno en contra, provocó la eliminación del país anfitrión -una rareza en la competencia-, y consumó su mejor performance en una zona de grupos desde Suiza 1954), pero también cuentan los atributos de un seleccionado que llegó a la cita mundialista con la íntima seguridad de reducir recientes derrotas, sucesivos padecimientos en su organización, múltiples olvidos.




Lo que sigue para el equipo charrúa, según lo que se advierte, es continuar por la senda transitada hasta aquí a partir de sus valores expuestos, por ejemplo la firmeza en el fondo que ofrece su solvente arquero, Fernando Muslera, y tres pilares defensivos vitales como Diego Pérez, Diego Lugano y Maxi Pereira, y el aporte de jugadores de probada capacidad para sorprender en el aspecto ofensivo debido a sus particulares habilidades: Diego Forlán, Luis Suárez, Alvaro Pereira y Edison Cavani, auténtica revelación. No es poco, ciertamente, teniendo en cuenta que el cuadro de Tabárez hizo bastante al ganar un grupo complejo, competitivo por donde se lo mire y muy temido en tierra oriental.

Es decir: ya cumplió, si se toman como referencia los últimos 4 mundiales, ese tiempo de ausencias y deshonras que no alcanza, sin embargo, para exigirle algo más a este Uruguay que conoce las recompensas de apostar a causas superiores.

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