viernes, abril 24, 2009

A la hora del crepúsculo


Tres miradas sobre la crónica crisis de River. Tres lecturas situadas en tiempo y contexto. Tres opiniones que, desgraciadamente, no envejecen.
Intuyo que ninguno de los autores de TPP tiene de ganas de escribir algo nuevo sobre este tema.
Los conceptos aquí vertidos podrán ser refutados, al cabo, cada uno tiene formada una opinión y todas son respetables. Con una aclaración, eso sí: nadie puede objetar que estos tres artículos fueron escritos por tipos que sufren el penoso presente de su club.

Saludos

Algo habrán hecho (mal)

Por Pichu
Junio 2007


Tengo que ir al médico. Y tengo que ir porque se me vuelve a abrir la herida, una herida que me vienen provocando hace ya 10 años y no logra cerrar nunca. Parece una epidemia, más bien una pandemia, porque charlando me di cuenta que es algo que afecta a muchas personas que conozco. Pasados tantos años, "yo se que ahora vendrán caras extrañas, con su limosna de alivio a mi tormento..." reza el tango...."todo es mentira, mentira ese lamento, como se ahonda y se agranda esta herida..."
Bonano, Burgos, Díaz, Ayala, Berizzo, Sorín, El Diablo, Astrada, Almeyda, Berti, Ortega, Enzo, Cruz, El Matador. Aquella gente. Los últimos en repartir alegrías. ¿Cómo ibamos a saberlo? Imposible. De ahí en más, una profunda herida que hoy día está infectada, putrefacta y no hay anticéptico posible. Y ustedes, hinchas del más grande dolor, saben de que hablo. Ni un Aimar, un D' Alessandro, ni un Angel y todos los que quieran nombrar, pudieron calmar nuestra agonía, nuestra sed por conquistar América, el mundo, una vez más. Mientras, los otros, a sus anchas, enlazan un imperio inalcanzable de títulos, con gloria, hazañas, algarabía, y hechos heroicos impolutos.
Ni un atisbo, ni la más mínima sospecha de grandeza en los torneos continentales. Nos alejamos de ellos, ya no son para nosotros, dice el metamensaje porque "quien dijo que hay que ganar siempre...". Y la costumbre nos habita, nos tortura y nos abruma.
¿Que pensará en estas horas el mayor abanderado del discurso de la ética y la moral dirigencial? brega por el único camino posible, el triunfo de los valores, a partir de los cuales finalmente se triunfa. Pero de una alegría vestida de pelota de fútbol nos aleja cada vez más. Nos diremos, no es tan drástico, son ciclos futbolísticos que van fluctuando. Pero la costumbre derrotista se arraiga. y la herida se ahonda. "No hay cosa que ocurra más lentamente que el cambio de imagen política que transmite una Nación" dicen los entendidos; dispensen este divague, entiendo lo mismo de la imagen que transmite una entidad deportida y social. La grandeza se construye en lustros, decádas, siglos y se destruye en mucho menos. Me envuelve tristemente la idea de no volver a ver en esta vida la reconstrucción de la gloria perdida. No le pido a Dios alcanzar las mismas metas deportivas. no tanto. En un rapto de humildad sueño eso para nuestros hijos, nuestros nietos, quien sabe. Solo pido, como muchos, que resurja de las cenizas ese espíritu ganador, gallardo (entiéndase bien), que nos depare algo de gloria.

Aguilar y Passarella discuten sobre la gira en Asia, las ventas, la pretemporada y repasan los plazos establecidos para ganar un torneo importante...

Centro con comba de Riquelme, Palermo, el errático, el tronco, el pata de palo, etc, vuelve a marrar una vez más en su carrera, y sin embargo, se la deja en bandeja a Palacio, que se asocia al gol, para un nuevo deliete de la tribuna xeneixe. Uno a cero. Remate de Riquelme. fuerte, preciso, rebote hacia un costado del area grande, y Palermo, el errático, el tronco, el pata de palo, etc, vuelve a no dar por perdida la pelota una vez más en su carrera, larga un centro exacto, certero, al corazón de la duda de Gremio, allí donde vive Saja, lo demás es obra y gracia del destino, ese que maneja Dios, el que dicen viste con colores.....
Y no sigo, me duele, se volvió a abrir y sangra mucho...


River duele
Por Ernesto
Abril 2007


Es una década ya. En el año 1997 River culminó una etapa muy importante con el fútbol de su especie, con la exégesis de su propia tradición. Recuerdo bien esa semana, en siete días se le ganó a un gran San Pablo y el torneo local a Boca. Ahí terminó todo. Lo que vino después, lo que estamos viviendo es una larga década infame. El cabotaje no merece el recuerdo. Y no me interesan ahora los otros dos títulos de Ramón, ni el de Gallego, ni el de Pellegrini ni el de Astrada. River dejó de jugar bien diez años atrás. Y, Ramón, el único héroe en este lío, fue despedido.


River acaba de quedar eliminado de la Copa Libertadores 2007 a manos del Caracas Fútbol Club, un modesto equipo venezolano a quien se le privó su localía y se lo mudó no solo de estadio, sino de país y equipo, también, que tuvo que soportar que unas horas antes del encuentro se le informara que sus cuatro mejores jugadores no podían ser de la partida por un reclamo totalmente justo por un penal inventado en el partido anterior en Chile. A ese River, a nuestro River, el voluntarioso equipo venezolano le ganó en el Monumental y luego en Cúcuta, lugar donde se jugó el partido y donde Bolívar libró una de sus batallas más heroicas, encajándole tres goles en un tiempo, bailándolo, sobrándolo, con remates de atrás de mitad de cancha y con un arquero parando con el pecho los centros/remates de los desorientados jugadores argentinos. River duele. Y lo más doloroso es que es un dolor previsible, un dolor que es autoflagelación, un dolor intencionado. A River le duele su dirigencia incapaz y siniestra con Aguilar e Israel a la cabeza, a River le duele mucho eso, le hace daño, son los principales responsables porque extendieron su maleficencia a la afección de todos nosotros. A River le duele que Delem muriera con la tristeza de la soledad de que sus pibes de antes hoy son pibes de los otros. A Delem le dolía, a nosotros nos duele.
A River le duele Passarella, un gran hereje del fútbol argentino. Recordemos que el hereje en tiempos medievales si bien era quien se oponía a la Iglesia (Passarella no se opone a nada, solo protesta cuando no saca ventaja) es aquel que se le demuestra que está equivocado pero que persiste en el error. Passarella persiste y persiste, juega con nosotros, juega con jugadores hacia su despotencialización, juega y juega mal, juega y hace daño, juega y queda afuera siempre. Y nos quedamos afuera.
Y a River le duele Farías, le duele Zapata, le duele Sambueza, le duele Gerlo, le duele Rivas, le duele Lussenhoff, a River le duelen los perros, los indignos, esos que con un simpático morocho, ese cultor de la dialéctica del "je", del "`ta luego", esos que con Ramón Angel Díaz no jugaban nunca. A River le duele que los hijos buenos de Angelito estén lejos de River y que no quieran venir a casa.
Y, no menos importante, a River le duele la corte de obsecuencia que miente, que describe entelequias, que cuenta lo que no es. A River le duelen esas plumas de falsa beligerancia y pasibles de corrupción, esa verba turbia y pomposa, ese "trabajo" que es ser cortesano del oficialismo aguilarista. El trabajo sucio lo hacen Los Borrachos del Tablón, el trabajo de "guante blanco" lo hacen estos mediocres escribas. A River le duele el hincha de Boca Atilio Costa Febre, la tilinguería de Recondo, el impresentable Farinella, la mediocridad de Nasarala, Chatás y Dasso. Con ellos no llueve nunca, con ellos hay soles irreales.
Pasó una década del último River importante. En ese lapso el Boca de Macri se alzó con todo y lo digo con toda la literalidad que la acción implica, porque se alzaron con River también. En ese lapso, cual ONG o la organización socialdemócrata que se quiera, River se dedicó a ser una resistencia pasiva. River, con José María Aguilar a la cabeza, un simpatizante del radicalismo, acompañó "segundeando" como en el truco, los logros que nuestro rival nos enrostró en la cara. Chicos y adolescentes vieron crecer y festejar a Boca y se hicieron de Boca. Adultos los vemos festejar nuestras copas y nuestros torneos. Mayores los ven dandos las vueltas olímpicas que ellos dieron.
Pero lo peor de todo es que la verdad está en el verde césped. Ahí River duele más, ahí River te hace mierda, en ese rectángulo donde son "once contra once", como les gusta decir a aquellos que ya nos han perdido todo respeto, ahí no hay una sola respuesta. ¿Producto de todos los errores mencionados? Seguramente, pero donde el fútbol sigue siendo fútbol, en ese rectángulo verde, en esa hora y media, ahí River falla con fruición. Y duele y cómo duele. Seguramente vendrán buenos tiempos o no. La verdad no importa y no se sabe porque lo que duele es el presente. Porque River duele.
Y no los perdones Angelito, porque saben lo que hacen.


Nadie nada nunca
Por Pablo
Noviembre 2008

Según diversas encuestas públicas, siempre tan dudosas, el elegido para ocupar el cargo de entrenador de River es Américo Gallego. Repaso la foja del voluptuoso ex volante y suena razonable: dos campeonatos locales, uno de ellos invicto, y dos subcampeonatos que pudieron cristalizarse en algo más (Huracán, en la misma temporada, obturó los sueños millonarios -3-2 en el Palacio Ducó y empate a uno en el Liberti-). Claro que existen matices, prescindiendo de las mancadas ante el globo porteño: los reveses coperos ante Boca en la libertadores y el torneo local (sendos 0-3) conllevan un pesado lastre al ya pesado Gallego. Aún así, los lectores de diarios digitales se inclinaron por el Tolo, el hombre que sale a ganar siempre (Simeone salía a empatar y en los picados con los otros autores de este blog salíamos a ver quién era el más humillado)y cultiva el discurso simple, sin rebusques idiomáticos ni grandes misterios.
Dejemos a Gallego (ya volveremos). Siguiendo en falso estadígrafo, en las dos últimas dos décadas, River contrató a los siguientes entrenadores: Héctor Veira, Carlos Griguol, César Menotti, Carlos Merlo-Norberto Alonso, Daniel Passarella, Gallego,Carlos Babington, Ramón Díaz, otra vez Gallego, otra vez Ramón Díaz, Manuel Pelegrini, Leonardo Astrada, otra vez Merlo, otra vez Passarella y Diego Simeone. 15 técnicos (sumando mismos nombres en diferentes períodos), cifra que no está mal comparando con Racing. Asimismo,hubo éxitos con hombres del riñón (o del esfínter) y de otras escuelas, hubo éxitos más festejados y éxitos por obligación. Y hubo, sobre todo, una pronunciada cáida en resultados, en juego, en estima y en dignidad del 2000 a esta parte.
Por esa razón, y sin entrar en la importancia o no de los coachs, sospecho que la elección del técnico es secundaria. River padece una crisis identitaria grave, como se decía en el post anterior, merecedora del diván y el tratamiento largo, bien lejos de las iglesias del antimilagro o los discursos empalagosos o empaposos de José María Aguilar. ¿Hace cuánto los hinchas no corren al placar a buscar la remera, desafiar a la tropa boquense y los cómplices con otras camisetas? ¿Hace cuánto no hay una victoria para golpearse el pecho, festejar la dicha, prender la tele para ver hasta el resumen de Pablo Tiburzi y comprar no menos de 4 diarios?. Pueden señalarse excepciones, seguramente, pero de ninguna manera enmiendan la cascada de vergüenzas anteriores y posteriores.
En consecuencia, discrepo con aquellos que señalan "ser campeón en River no alcanza". En todo caso, no alcanza para soportar lo otro, que nunca viene por carriles normales sino por el lado de la exageración, la deshonra, el fracaso y un poco más. Si me permite una comparación gastronómica: derrotas con todos los condimentos, nunca insulsas. Y si me permite utilizar una figura retórica: derrotas con hipérboles, nunca atenuadas. Lo dijimos en este blog ni bien Simeone sacó campeón a River, es de esperar nuevas desdichas. En efecto, no hay que ser muy agudo para advertir cuando algo está podrido o carece de sustento.
Antes que campeonatos, entonces, más sensato es recuperar un estilo, un nosotros clausurado, una vuelta a los núcleos de identificación. Los títulos, Gallego o Francescoli, son complementos de una trama fallida y plagada de ausencias. Con idéntico final al que conocemos aunque con la incógnita de saber si habrá nuevos récord por superar. ¿El descenso? ¿La quiebra? No exageremos, para eso están las actuaciones futbolísticas de River en la última década.

No hay comentarios.: