lunes, abril 04, 2011

ALL BOYS // De puntos


Existen supuestas verdades o cerradas opiniones en el fútbol, muy instaladas en el ambiente, aunque sin estudios científicos que las corroboren ni las expliquen. Una de ellas habla de favoritismos en la previa de un partido, ejemplicados con las denominaciones de equipos que van de "punto" y otros que son "banca", debido a causas multiformes, en muchos casos enlazadas: rachas deportivas de los contendientes, jerarquía de los planteles y escenarios de los encuentros. Razones, especialmente la última, que conducen a la segunda definición con ínfulas de certeza ligada con las características del estadio y la incidencia del público, para muchos un actor que no juega ni incide en el desarrollo/resultado de un partido. Lo curioso es que para minimizar la importancia de los públicos, de los hinchas que acuden con su aliento y su pasión, se citan casos puntuales que remiten a la excepción más que a la norma. Sin ir más lejos: el Maracanazo consumado por Uruguay en 1950, agobiante recuerdo hasta para los propios charrúas.

Lo antedicho permite referirse a la actualidad de este All Boys confuso, contradictorio y en estado asambleario tras decisiones dirigenciales evitables que perjudicaron al cuadro de José Romero, en base a ciertos datos visibles que conviene reseñar. Con 1 punto sobre 12 jugando en Floresta, hoy suenan exageradas las reiteradas voces que describen al Estadio Islas Malvinas como un reducto complicado, adverso y farragoso, a raíz de las dimensiones del terreno y cierta presión del público. Lo cual supone, siguiendo esa presunta verdad acuñada respecto de hinchas que no inclinan la balanza, una constatación de ese precepto. Sin embargo, en el Apertura All Boys acumuló 26 meritorios puntos, 20 de ellos en su cancha y con un total de 17 goles en 9 presentaciones en Floresta. Como se advierte, se trata de hechos relativos, que sugieren tendencias, cuestiones anímicas oscilantes en el campo de juego y en las tribunas, influencias del azar, diatribas mediáticas que repercuten en un club. Pero jamás "una verdad": a veces importa la condición de local y el acompañamiento del público, a veces conspira. Este campeonato disputado y atractivo, con 15 equipos con posibilidades de ganarlo, ofrece testimonios al respecto en los dos sentidos. Colón perdió 3 partidos de 4 en Santa Fe, Racing lo mismo y All Boys, club que nos compete, registra un empate y tres derrotas en 4 presentaciones en casa; mientras que Lanús, Argentinos Juniors, Arsenal y Huracán no acreditan derrotas en sus estadios. Es decir, estos datos indicarían tanto la irregularidad del torneo como la presencia de elementos aleatorios influyentes.



No obstante, el cuadro de Pepe Romero muestra limitaciones futbolísticas que se expandieron a las tribunas, ahora sí conscientes de la situación apremiante que atraviesa el equipo en el encuentro ante Lanús, tras el dislate de hace 3 meses de un segmento de hinchas convencidos de disputar un torneo internacional pese a no haberlo hecho nunca en 98 años de trayectoria. La prueba de humildad, afortunadamente, llegó frente al cuadro granate, un partido que All Boys mereció ganar por empuje, por cambios favorables en el esquema implementado por el entrenador y por la propuesta de un rival que venía padeciendo en cada visita y optó por no atacar a un equipo vulnerable y acelerado pero con otra predisposición y otra presencia. El aplauso del final, en tal sentido, deja importantes señales para los días por venir. Retomando el inicio, este All Boys de la urgencia ya tomó apuntes de sus flaquezas jugando en Floresta y en otros estadios, de su finitud y de su condición de "punto", si bien acá el concepto remite a una trayectoria, a viejos estigmas, a mensurar los tiempos y etapas de un club no acostumbrado a calzarse un traje que le sienta incómodo. Así lo entendieron ante Lanús jugadores como Fernando Sánchez, Ariel Zárate, Juan Pablo Rodríguez, Agustín Torassa y Emanuel Gigliotti.

Lejos de la histeria, algo lógico para un club que consumó logros extraordinarios, los hinchas también asumieron este presente complejo y, de alguna manera, previsible. Si All Boys hizo del esfuerzo y la humildad una bandera, como "el equipo obrero" que ascendió en 1972,  no hay nada, ni lo habrá para reprochar si se juega con el compromiso mostrado el último sábado. Un viejo cantito de la tribuna apuntaló al equipo, le recordó un tipo de grandeza que no debe perder nunca. Aunque apenas se haya rescatado un punto y continúe la indecorosa racha de sumar 2 goles en 8 fechas, lo relevante es la fidelidad a una historia. Esa historia que sabe de descensos y de ilusiones renovadas en un momento que admite jugadores fuera de estado, nula inspiración en el juego, obstáculos que se tornan insorteables y algo de mala suerte.

Avatares inexplicables y presumibles, apartados de cualquier verdad, como el derrotero de un club cuyo único mandato es uno solo para las 11 fechas restantes: honrar esta camiseta con amor y profesionalismo.

P.P.

1 comentario:

Matias LR dijo...

Muy buena nota. Este presente representa un poco lo que fue "historicamente" ser hincha de All Boys... Venimos dulces hace mas de 3 años, y acostumbrarse a lo bueno es lo mas facil. Hemos salido de peores, aun tengo fe