jueves, enero 13, 2011

RIVER // Negro, bien negro


¿Terminará Juan José López como la mayoría de sus antecesores en el cargo de entrenador? Es decir: desorientado, harto, enfrentado con el mundo, incomprendido y devaluadas sus acciones? Cabe esperar que no y algunas señales sugerirían otro desenlace a los de Simeone, Gorosito, Astrada y Cappa, Entre otras cosas, cabe reconocerle al Negro la valentía de tomar las riendas de un equipo acechado por el peligro del descenso -envuelto, además, en las batallas personales del actual entrenador de Gimnasia- y de enfrentar situaciones perjudiciales en el seno del plantel, sobre todo por la actualidad fútbolistica del club, la más grave de la historia.

Los ejemplos de Ortega y Buonanotte se inscriben en este intento de atemperar futuros conflictos con firmeza y coraje. En un caso, y si bien duele, la permanencia de Ortega configuraba todo un problema para consolidar un grupo unido y a la altura de compromisos que revisten complejidad y, especialmente, seriedad en el trabajo. La discontinuidad de su juego, las ausencias reiteradas en los entrenamientos y el aprovechamiento -consciente o insconsciente de su idolotría para reclamar la titularidad- impiden no solo a Jota Jota, sino a cualquier entrenador, proyectar objetivos, planificar en un clima distendido, convencer a los jugadores desde la autoridad y las convicciones de su propuesta. Es cierto, de todos modos, que una porción de hinchas lo quiere, lo reclama en los momentos de sosiego, lo admira con toda razón, pero ese afecto extendido parecería basarse en las imágenes de un pasado irrepetible. Por tanto, acierta Juan José López con la decisión de separarlo del plantel dado que no se puede, en ningún trabajo, aceptar a un profesional que revela su impotencia para cumplir con las pautas establecidas, y se se equivocan quienes dicen que River lo abandona y se desentiende de sus problemas. En primer lugar, porque seguirá jugando al fútbol en All Boys -que habrá que ver, desde luego, cómo aborda la situación del Burrito, aunque el cuadro de Floresta atraviesa un momento instititucional menos traumático-, y por otro, debido a que River formalizó un contrato con el jujeño para retirarse en el club millonario, lo cual sugiere varias lecturas: protegerse de eventuales críticas en el caso (improbable) de que Ortega revolucione Floresta, pero también hacerse cargo. Ortega es hoy jugador de River, con sus padecimientos y con sus destellos futbolísticos a cuestas. En ese marco, se torna difícil pensar qué otra solución podrían haber tomado Juan José Lopez y Passarella. Sobre todo cuando una persona, acaso involuntariamente, no se deja ayudar.



Respecto de Buonanotte, Jota Jota obró con mesura e inteligencia. Desoyó, o minimizó, las agotadoras quejas del jugador -una constante en River convertir a buenos futbolistas en súbitas estrellas- y logró que permanezca en el club sin reforzar a rivales ya que Buononatte, a diferencia de Ortega, actualmente reúne condiciones que podrían beneficiar a otros equipos y perjudicar a River. Priorizar el conjunto, o sea la identidad y la historia de esta camiseta, por encima de las individuales y las apetencias personales parece ser la premisa central del técnico, algo que demandaban los hinchas desde hace tiempo y, quién sabe, podría reencauzar el rumbo de una institución cuyos últimos años transitaron entre escándalos y desidias de las más variadias.

De cualquier manera, siempre hay lunares y hechos llamativos que conducen al escepticismo. La contratación a préstamo de Fabián Bordagaray -artillero de la B Nacional, de flojo desempeño en Primera- se asemeja a los casos de Luciano Leguizamón (Gimnasia de Concepción del Uruguay) o Pablo Parra (Cipoletti) en distintas épocas. Una moneda al aire, una apuesta acaso interesante pero para otro momento del club, un fichaje prescindible si se piensa en la permanencia de Funes Muori, el retorno del Keko Villalba y la larga espera de Leandro Carusso. Asimismo, no hubo previsión para fortalecer la zona media con jugadores con otra experiencia a la de Ballón. Diego Rivero, una chance posible, fue tardíamente considerado, teniendo en cuenta que ya selló su vínculo con Boca. Nada menos.

Señales, o indicios apenas, del River que viene. Retomando lo del comienzo, es de esperar que Jota Jota López finalice su estada en el cargo dejando una impronta, en este tiempo donde los entrenadores son analizados con lupa. Sus primeros movimientos suponen la presencia de un técnico comprometido, consciente de la etapa, generoso para escuchar y complementarse con otros hombres identificados con River (Fillol, Pitarch), soldado no de Passarella sino del club, inteligente para darle lugar a pibes como Lanzini, Affranchino, el otro Funes Muori, Pezzela, la posible joya llamada Quignón, además de Pereyra y Lamela, afianzados entre los titulares. Pero sobre todo, Jota Jota muestra autoridad para tomar decisiones, un aspecto que sí explica la importancia del técnico en la actualidad.

Parece exagerado consignar tantos atributos positivos del Negro López y en parte lo es. Ocurre que River, antes que priorizar en la búsqueda de refuerzos (muy importante, desde ya) necesita volver a las fuentes, a un orden, a una estructura que le devuelva la pertenencia, su condición de institución ejemplar y respetada, cuna de talentos y de multitudes que, pese a todo, siguen allí. Esa tarea le corresponden a quienes conducen, y Jota Jota se revela dispuesto a correr riesgo y a soportar los enigmas de apostar a blanco a negro.

De ser consecuente, y aunque haya sinsabores en el camino, jugarle al negro vale la pena. Porque desde el intento, la sensatez y las legítimas ambiciones, alguna vez, alguna remota vez, podría cambiar la racha.

P.P

1 comentario:

juan dijo...

Creo que no podria haber descripto mejor el desempeño de JJ hasta ahora y el momento que le toca atravesar. Decisiones como la que tomo con Ortega pueden llegar a ser un indicio de que no va a terminar perdiendo la cabeza como los anteriores, aunque en el mundo River, y en un torneo tan delicado como el que viene, no se puede hacer pronosticos de nada.

Destaco tambien a Facundo Quignon entre los juveniles que mas prometen. Muy buena camada esa (93), no tan buena como la 92 de Lamela, Cirigliano, Villalva, etc., etc., pero hay un par de valores interesantes.
Una lastima tambien que dos jugadores con muchas condiciones como Espindola y Bitancourt hayan sido bajados de la pretemporada porque no aceptaron la sugerencia de cambiar el representante para ponerles al yerno del Pato Fillol, quien tambien estuvo involucrado en otro suceso turbio que casi deriva en que River pierda al arquero mas prometedor que tiene en inferiores desde la salida de Carrizo. Pero bueno, no se por que no me extraña que pasen este tipo de cosas en un mandato de Passarella..