domingo, julio 25, 2010
BOCA // Un Apertura a todo o nada
Claudio Borgui, finalizada la gira de Boca, seguramente habrá tomado nota de las implicancias de ser el entrenador xeneize y de sus características en la etapa actual expresadas en exposición permanente, asedio periodístico y remiendos de una interna que, presumiblemente, acabará con la salida de Juan Román Riquelme, emblema del club. En parte lo sabía el Bichi según las primeras declaraciones en el cargo cuando afirmó, con llamativa honestidad, "espero que Boca no me cambié a mí". Una buena declaración de principios para alguien que dimensionó los alcances del desafío, quizás el más importante de su carrera.
No puede hablarse, por tanto, de sorpresa para el ex entrenador de Argentinos Juniors, luego de un nuevo cortorcircuito entre los dirigentes del club y Riquelme cuyos coletazos abarcan a un conjunto de actores, incluido el propio Borgui, quien imagina, de todos modos, a un Boca sin Román aunque también debe imaginar un clima adverso en las tribunas dado que se trata de un jugador de altísimo perfil, tal vez el máximo ídolo de la entidad, cuyo talento sigue intacto junto con un poder discursivo que no distingue adversarios, resulta implacable e impacta decisivamente en el ánimo de la familia boquense. Como siempre, y en caso de no continuar el diez, serán los resultados positivos los que logren atemperar el reclamo de los hinchas, en base a un nuevo equipo que dispone de jugadores de jerarquía y entregó indicios positivos en la reciente gira.
Al margen de los debates y de las derivaciones del conflicto con Riquelme , Boca parte como uno de los principales favoritos a ganar el torneo Apertura que comienza el 6 de agosto, de acuerdo con algunos hechos visibles. Por un lado, reforzó su plantilla con futbolistas idóneos para un mercado siempre complejo, como haber sumado a los tres mejores defensores del último torneo (Cellay, Insaurralde y Caruzo), un arquero de primer línea (Luchetti) y un enganche que sobresalió en Vélez y volvió tempranamente a la liga local (Damián Escudero). Si se agrega el nombre del chileno Fierro (ex Flamengo), la continuidad de Palermo, el regreso a las canchas de Battaglia, y la inclusión de varios noveles interesantes (Cañete, Araujo, Colazzo y Gaona Lugo) no caben dudas que le sobra personal para pelear el campeonato. Por otro, y ligado con lo anterior, el horizonte asoma favorable teniendo en cuenta la actualidad de otros equipos. Disminuidos, a priori, Lanús y Banfield, agobiado River e impredecibles Independiente y San Lorenzo, solo Racing, Vélez y Estudiantes aparecen como probables candidatos en los pronósticos, aunque ninguno reúne los apellidos de Boca ni tienen las mismas obligaciones y necesidades que el cuadro xeneize.
El Apertura, en consecuencia, permitirá observar a un Boca que rendirá exámenes conocidos. El más importante: refrendar los éxitos de una etapa que no admite temporadas como la 2009/2010 (11º en el Apertura, 14º en el Clausura). Pero también figuran prueban inéditas por delante si es que Riquelme emigra de una entidad que creció exponencialmente bajo su aureola y deberá asumir los costos correspondientes tras los destratos con el ídolo. Para bien o mal, acaso de modo decisivo, en el Apertura también la dirigencia boquense juega un campeonato especialísimo. Un torneo en el cual su balbuceante proyecto político puede fortalecerse o derrumbarse definitivamente.
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