viernes, febrero 20, 2009

Entrada a la violencia


Centrados en el caso aislado y valiéndose de eficaces estereotipos (bestias salvajes, barrabravas, inadaptados), los medios masivos editorializan nuevamente sobre los rastros de la violencia. Con los tópicos de siempre, claro: ese mal endémico de nuestro fútbol, esa vileza y esa coartada del mundo de los otros, esos grupos extorsivos organizados y estructurados para delinquir. Aquello que altera la norma -aunque es la norma, no la excepción- de un deporte ideal donde otras circunstancias irregulares no revistan trascendentes, o directamente, no revistan como estafa. Por ejemplo, exhibir un presidente reelecto mil veces sin el voto popular,un monopolio antidemocrático que ahoga a los clubes y define calendarios, o montones de empresarios negociando juveniles y patrocinando una marca, "los empresarios salvarán al fútbol".
Conviene, en tal sentido, interrogarse por aquella que se silencia y escamotea constantemente. Y que trascienden los episodios coyunturales ocurridos en Independiente. ¿Por qué entre los actores interpelados nunca aparece la prensa? ¿Qué certificado de pureza acreditan los periodistas del imperio comunicacional? ¿Abona su mensaje a erradicar una cultura futbolera donde predominan sus rituales trágicos?
El cuadro es lógico por donde se lo mire. Es lógico que un hincha responda con violencia si durante 24 horas recibe estímulos en esa dirección. Y es lógico que los barras exigan su parte entre tanto representante millonario, periodista intermediario y grupo económico inversor dando vuelta. No engrosarán ellos, justamente, la liste de giles.
La salida, una vez más, tiene que ver con una decisión política. Ya está dicho cómo se financian y cómo operan las llamadas barrabravas. Por el contrario, lo que está ausente en el relato es comprender las representaciones de su presencia (hay muy buenos estudios al respecto). Lejos de ser una disfunción de una estructura sin fisuras, ellas denuncian -sin proponérselo- varios tipos de conflictos. Ese cóctel de miseria, lumpenaje y violencia se inscribe en un entramado de inmundicias que abarca otros campos (el dirigencial, el periodístico-cultural, el económico, el social).
Mientras tanto, al margen de la responsabilidades asumidas y no asumidas, cabe señalar otros factores en torno a la problemática. Algunos datos provocadores exponen a todos los otros: por un lado, quedó demostrado que la vieja barra y la nueva dirigencia de Ñuls son incompatibles, por otro, el titular de Lanús explicó, en un reportaje reciente, por qué La 14 no ocupa las principales páginas de los diarios: "Si vos los utilizas para que te hagan de patovicas y espantar a aquel que viene a reclamar algo, o en una elección para que vayan a apretar al de la oposición, si le cedés porcentaje de jugadores, al día siguiente los tenés adentro del club porque, sobre todo, vieron la veta de un negocio". Dos casos atípicos, dos entidades deportivas que conocen el diagnóstico y obran en consecuencia.
La renovación en el fútbol, si es que se produce, tiene espejos donde mirarse.

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