lunes, febrero 16, 2009

Club Atlético Fabbiani Plate


"Será difícil igualar lo de Abreu".


Que la presencia de Fabbiani en River constituye un fenómeno mediático-futbolero no es ninguna novedad. Que juega realmente bien, tampoco. Que absorbe presiones como ningún otro de sus aplomados colegas, menos. Entre tanta euforia popular, eso sí, caben reparos, críticas, dudas, interrogantes. Especialmente, si se considera que River en su excursión a Rosario jugó mal, tirando a muy mal, al menos 80 de 90 minutos. ¿Puede Fabbiani sostener una estructura ganadora y perdurable en el tiempo? ¿Atajará el Ogro las que no ataja el canalla Ojeda? ¿Será el delantero quien resuelva cada cruce fallido de Cabral o cubra las espaldas de Ferrari? Un equipo, verdad de perogrullo, no lo hace un individuo. Ejemplos: si Burruchaga fallaba en la definición para el 3-2 ante Alemania, tal ver Argentina perdía por demolición en el alargue, y Guillermo -elegido por los medios en la ociosa (ogrosa) comparación- posiblemente hubiese retornado a Gelp antes de lo previsto sin la companía de Palermo, el trío colombiano y Riquelme.
Claro que todo es materia opinable. Más cuando ingresamos en el fangoso terreno hipotético. La evidencia, en todo caso, remite a la actualidad millonaria y sus circunstancias. Lejos del fascinante misterio del fútbol, este River se mueve entre espasmos y malabares de otro tenor. Puede salir primero, último, perder contra la novena de Boca, ganarle 3-0 al Real Madrid o jugar la promoción en 2010. Tan lógico como ver a Fabbiani pisándola ante rivales confundidos, desmarcado y goleador, ídolo de River antes de la infancia.

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