lunes, octubre 03, 2011

ALL BOYS // Fotos



Fogonazo, como se lo conoce en Floresta, es uno de esos personajes que escapan de las modas, los mandatos de la época y cualquier impostura que no se amolde a la soledad de su cuerpo desparejo, acechado por los años. Su figura parece detenida en el tiempo y lleva todas las marcas posibles del pasado cuando levanta un vaso raso y bebe con fruición, mientras acomoda su único tesoro, acaso la razón para persistir en el mundo: un conjunto de imágenes de All Boys en diversos formatos. Hay cuadros, portaretratos, etiquetas y fotos, muchas fotos de distintos tamaños que lo apartan de la ausencia, y dan cuenta de dos las etapas en Primera División, con Pepe Romero como estandarte en las instantáneas de 1972, 1975, 2010, sobre un profundo blanco y negro en cada una de ellas. También, claro, están las de equipos que rozaron la gloria y las de otros que naufragaron en la ignominia. El mosaico de nombres, en tal sentido, es amplio y variado: allí figuran Palópoli y Serna, Yaninno, Damián Yañez, el Tanque Bordi, Agli, Diz, Virardi, Parisi, Bartelt, Solchaga, Fabbri, los Zárate Ariel, el Monito y Roberto, Timpani, Kopriva, entre tantísimos apellidos.

Basta recordar algunos partidos de esas formaciones dignas y mediocres para comprender que la reciente derrota con Olimpo, dolorosa y evitable, tiene raíces en tramos sustanciales de la historia de All Boys. Porque partidos como ante los bahienses hubo bastantes en las últimas tres décadas, en función de cierto designio maléfico que persigue a este club si se considera que el cuadro de Romero dispuso de sobradas chances para vencer a un rival opaco, acreedor de un triunfo no buscado. Derrota que se lamenta por las incidencias y el trámite del encuentro, por el rigor del promedio (Olimpo descontó tres valiosas unidades en la tabla del descenso), pero fundamentalmente por esos destellos de buen fútbol mostrados por All Boys, sobre todo en el final del primer tiempo y el comienzo del segundo donde tuvo convicción para ganarlo, asentado en el esfuerzo y fluidez en el juego que le permitió generar opciones claras de gol como en ninguno de los 9 partidos anteriores.



Sin embargo, resulta imposible obviar que la mala racha en Floresta (con 3 caídas y 2 empates, la antítesis del Apertura 2010) no se circunscribe solo a la suerte o a estigmas impregnados en el derrotero de All Boys. Da la sensación de que Romero no encuentra alternativas para darle mayor solidez y confianza a un plantel limitado, manifiesto en el exceso de individualismo de algunos jugadores que redunda en un conjunto de voluntades nerviosas, un mediocampo descompensado que sufre el bajo rendimiento de Stefanatto y falta de respuestas físicas en varios de ellos. Más importante, de todos modos, es advertir la mentalidad endeble para encarar este tipo de duelos clave, en condición de local, cuyo efecto conduce a equivocaciones y torpezas de otro orden, menos futbolísticas que psicológicas.

El panorama, según lo descrito, preocupa, ya con la anunciada certeza de que se sufrirá con creces para seguir un año más en Primera. El fixture desalienta y no abunda recambio a fin de resolver ecuaciones con distintos grados de dificultad. Pero, al Igual que Fogonazo, la persistencia implica afirmarse en determinados espacios. Como la cámara y las fotos que lo acompañan, diseminadas en una mesa renga y desvaída, este club nunca estuvo ni estará solo, tanto en las mieles del triunfo como en las viscitudes que signan su torvo y envolvente recorrido.


P.P.

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