lunes, febrero 28, 2011

ALL BOYS // Soñar en grande


Empezó siendo un sueño proyectado por los hinchas, lejano, improbable de concretarse en el corto plazo, en menor medida motivado por éxitos del clásico rival, aunque presente conforme un encadenamiento de hechos inesperados fueron sosteniéndolo, siempre con ribetes de utopía que es, al cabo, la razón fundamental de embanderarse en causas como la del fútbol, con sus vaivenes y sus condimentos atrapantes. También con sus revanchas y su carácter transitorio a la hora de la celebración o del lamento.
 Volver a La Bombonera después de 30 años fue concretar, para dos generaciones de hinchas de All Boys, ese sueño pequeño que nadie, absolutamente nadie, creía posible dos o tres años atrás. Historias de heridas abiertas debido a un período de estancamiento, de empinados caminos para transitar y de sensatas voces que recomendaban ir a de a poco, madurando el anhelo, desestimaban lo que revista hoy como un acontecimiento. Lo es, claro que lo es y de modo elocuente, en el repaso de una trayectoria. Acompañados del amor y del sufrimiento en aquellos días postrados, resultaba un delirio imaginar que la visita a La Boca figuraría en un horizonte con fecha y lugar cuando en Floresta, acechada por el calor de enero, un Comunicaciones tenaz postergaba durante algunos minutos un triunfo indispensable para continuar con la esperanza de abandonar esa cárcel llamada B Metropolitana. La tercera categoría del fútbol argentino.

El 26 de febrero, por tal motivo, se inscribe en la memoria grande del cuadro de Floresta, breve en este caso dado que no abundan los enfrentamientos con Boca en su estadio, pero de dimensiones mayúsculas al recordar el primer grito esperanzado en medio de la oscuridad, esos escenarios que sugerían largas temporadas con los mismos invitados y las mismas excursiones, quizás con idénticas companías que traían alegrías recortadas y enormes interrogantes ni bien el futuro presagiaba la repetición, señalada por algunos como una viariable de la muerte en cuestiones no solo vinculadas con el futbol. Y el resultado, un empate ante un candidato reforzado en su templo de fuertes pasiones, testigo de reiterados triunfos, realza el valor de la jornada y justifica el copioso festejo de los hinchas, lo cual torna difícil, aunque no imposible de analizar un pobre partido de All Boys, posiblemente el peor de la temporada.




Pese al score, cabe puntualizar aspectos de ese desempeño mediocre, de alguna manera preocupante, del equipo de José Romero, entre ellos los nombres elegidos para concentrar en este encuentro. Suena ya agotador, suena a fijación, tal vez suene a campaña, pero no se comprende que Ariel Ortega y Cristian Fabbiani merezcan especial consideración al constatar no solo las tristes imágenes que exhiben con sus cuerpos deteriorados y avejentados, sino también su nula gravitación, y aporte al equipo pese a que Fabbiani, como apuntaron voces optimistas, "dio dos pases de gol en el encuentro con Vélez". Se trata de un tema delicado, mucho más lo es de acuerdo con el mensaje subyacente: de un lado estrellas con permiso para no entrenar un lunes cualquiera, titulares o muy tenidos encuenta, del otro jugadores esforzados que siguen esperando su chance, como Agustín Torassa, de gran actuación en el partido de Reserva ante Boca, insólitamente siquiera tenido en cuenta para integrar el banco de suplentes en la Primera.

Otro hecho a revisar que dejó el último duelo fueron las dificultades para disponer del balón y asumir cierto protagonismo. Retrasado exageradamente en el terreno, no es desprociornado afirmar que no hubo una sola, al menos una sola, oportunidad nítida de gol, algo que -de persistir en esta idea- hará cuesta arriba los arduos encuentros que le restan a All Boys en calidad de visistante. Las grietas defensivas, los errores evitables, son un tercer ítem del cual conviene tomar nota, así como reparar en un mediocampo que depende exclusivamente de Fernando Sánchez, otra vez figura, para ordenar a sus compañeros y propiciar los intentos en ofensiva a partir de su capacidad de quite y su liderazgo. En tal sentido, y aprovechando su expulsión, el ingreso de Emanuel Perea por Juan Pablo Rodríguez se revela importante, lo mismo que apostar nuevamente a un punta que abastezca a Mauro Matos, como se dijo en anteriores articulos, una clave para complicar al rival por cualquiera de las dos bandas.

Como se advierte, muchas cosas para corregir pensando en sostener la categoría. Queda como atenuante, de todos modos, las connotaciones de un partido atípico en el cual Boca se robó toda la atención, y haber atrapado un empate ante semejante escenario tres décadas después de imaginarlo real y visitable en relatos, cantos y voces que nacieron tenues y se propagaron de forma inusitada. Por allí habria que encarar los retos futuros: para alimentar una historia, minima en el juego según lo mostrado en este retorno a La Bombonera, y con enorme potencialidad para enriquecerla de continuar en el camino de la responsabilidad, el esfuerzo y esa saludable tendencia a soñar en grande.

P.P.

1 comentario:

Seba Ray dijo...

Mientras bajaba las escaleras y con "el diario del lunes" me daba mucha bornca por haber
sido, creo, el partido mas ganable de los tres que jugamos. Y me dejo muy preocupado
que un equipo de Falcioni nos maneje la pelota a la Rinus Mitchel (?).
Si bien Panceri (cada vez que le toca jugar) despejas mis dudas sobre si le da o no para estar,
Vella partido tras partido me confirma que ya no esta. Trajimos a Bartelt y no
fuimos capaces de ver que Lanus dejaba ir a Grana. Se dice que Baru juega de 4 cuando no lo
usamos como "salvador" de centrales lesionados y/o expulsados.
El medio muy bien. JPR esta muy bajo. Y arriba Mauro esta muy muy solo.
Mi prioridad pasaria tambien, por tratar de pedirle a los muchachos que se esfuerzen con
el tema de las tarjetas a ver si podemos hilvanar al menos 2 partidos seguidos los mismos
11.
Bueno ¿Fuiste no Pablo? Me parecio que estabas abajo mio. ¿Estabas bien a la derecha de la tribuna?

se me hizo largo.. Slds