lunes, febrero 14, 2011

ALL BOYS // La hora de la responsabilidad


El verano, en las calurosas playas populares de Mar de Ajó y con la satisfacción del primer objetivo cumplido (sumar al menos 25 puntos), entregó -sin embargo- algunos indicios que presagiaban un difícil semestre para All Boys con miras a mantener la categoría. La venta de Matías Pérez García, el jugador de mejor rendimiento en el Apertura, determinante en varios encuentros, la contratación de Ariel Ortega, concebida -en uno o más sentidos- como apuesta de marketing y la inclusión de Cristian Fabbiani entre los titulares, sugerían cambios en el equipo, especulaciones sobre liderazgos, convivencias y estilo de juego, tomar un rumbo contradictorio segun la labor silenciosa y humilde que hizo posible arribar a uno de los momentos más gloriosos en la trayectoria del club. 

Los amistosos de pretemporada, con varios derrotas y -sobre todo- un rendimiento preocupante en lo que respecta al funcionamiento general del equipo, fueron atenuando las restallantes luces del 2010 para abrirle paso -al menos en un sector de los hinchas- a los interrogantes, las incertidumbres, las conjeturas, finalmente el desconcierto sobre el futuro a partir de dos datos enlazados: la preminencia de jugadores experimentados, algunos de ellos en el ocaso de sus carreras (con Ortega y el retorno de Gustavo Bartelt tras haberse retirado, subió el promedio de edad del plantel) y el inicio de una política, como se dijo, desligada de las decisiones adoptadas en los últimos años, en cierto modo innecesaria dado los éxitos conseguidos, foco de posibles conflictos, y orientada por criterios que muchos hinchas desconocen. Susceptible, incluso, de ser observada con algo de subestimación de cara a los retos por delante, como si el objetivo de la permanencia estuviera cumplido, como si la historia de desencuentros e infortunios de este club fueran cosas de un pasado irrepetible en el presente.



Pese a ello, había expectativa por ver a All Boys, fuerte en su casa de Floresta (apenas resignó 5 puntos en el último campeonato) y tonificado por recibir a otro grande, el tercero en la temporada, señalado entre los candidatos a ganar el torneo de acuerdo con las lecturas previas que se hacen en el inicio del certamen y robustecido por un jugador de notables calidades como Giovanni Moreno. No fue el colombiano, sin embargo, la causa determinante del merecido triunfo de Racing, sino la actuación de su rival, que ofreció una novedosa versión  al apostar al pelotazo para los dos centrodelanteros como una variante de ataque, lejos del estilo de fútbol asociado que lo distiguió en los últimos años, y sin reservas anímicas para imponer respeto e intensidad en el juego, otro rasgo del cuadro de José Romero en sus presentaciones en el Islas Malvinas. En ese sentido, el encuentro con La Academia dejó varios replanteos para lo que vendrá, fixture al margen (se vienen Vélez, Boca, San Lorenzo y Olimpo en ese orden).

Un primer aspecto se ciñe sobre la carencia de ideas expresadas, entre otras razones, debido la ausencia del conductor o el llamado diez tras la partida de Pérez García, el flojo desempeño de Sebastián Grazzini y las dudas que genera Ortega. Un segundo factor para tomar nota es cómo reencontrar ese estilo de buen trato del balón, criterioso y eficaz, con los apellidos que están en el plantel, mucho más si continúa Fabbiani en el once inicial, con su falta de profesionalismo que relega a quienes se esfuerzan y le han dado resultado a All Boys ,uno de ellos identificado con en el club, Agustín Torassa, otro de aceptables performances en el Apertura, Sebastián Ereros, ambos motivo de preocupación para los rivales al jugar sobre una de las bandas y socios ideales para un Matos que, da la sensación, no entiende ni se siente cómodo ni sobresale con Fabbiani al lado. Por últmo, se vislumbró ua considerable merma física, especialmente en los últimos 20 minutos, que obturó una reacción y tornaron demasiado previsibles los movimientos del equipo, que terminó sin retener la pelota, confundido y con 4 delanteros, un hecho que supone improvisación teniendo en cuenta la falta de respuesta física de los jugadores.

Tal vez, sea exagerado encender las alarmas después de la primera fecha, al cabo se perdió un partido contra un rival de envergadura, calificado, y sin ser superado con  absoluta claridad. Pero el momento demanda humildad y concentración extrema para modificar sustancialmente estos y otros ítems -por ejemplo, cómo reemplazar a Pérez García, mejorar los desempeños de visitante  donde aun no ganó nunca en esa condición-, ser conscientes de que siempre a All Boys todo le cuesta el doble y mucha, pero mucha, responsabilidad.

P.P.

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