sábado, marzo 07, 2009

Dos equipos que enaltecen la competencia



Ubicados en la cima de la tabla, Lanús y Vélez se revelan como serios aspirantes a conquistar el Clausura. De concretarse, la estadística les haría un guiño grande a sus biografías deportivas: para el fortín implicaría empardar a Racing en la suma global de títulos locales (7), mientras que el granate acreditaría su segundo campeonato en 94 años de historia, por encima de Quilmes, Chacarita y Huracán.
Números aparte, resulta evidente que existe una ruta comunicante entre el sur y el oeste. Como se consignó en este espacio, se trata de dos construcciones sociales y deportivas exitosas que defienden algunos postulados innegociables: la participación de los asociados en los asuntos internos de la institución, el rechazo a gerenciamientos u otro tipo de privatización encubierta y una mentalidad donde el triunfo es consecuencia de esfuerzos compartidos.
Levantando esas banderas, ambos sobresalen en el fútbol a partir de una propuesta honesta, inteligente y sensible a los más variados elogios. Desde la simpleza para jugar hasta el espíritu de equipo grande con el que encaran cada partido. Sus hinchas son un buen termómetro a la hora de explicar el crecimiento de ambas entidades en los últimos años: la exigencia, aún desmedida por el exitismo, indica el lugar que ocupa un club y, sobre todo, el gesto contundente de las fortalezas propias.
En contrapardida, la derrota, siempre impacable para las coberturas mediáticas, acaso condicione el humor del público a la hora de reconocer los logros de la última década y media. Otra lectura, sin embargo, destila optimismo: el presidente Alejandro Marón ganó una elección representando al oficialismo solo un año después de padecer la promoción (2002, frente a Huracán de tres Arroyos), y en Liniers si bien cambiaron presidentes y comisiones directivas la entidad mantiene una cultura dirigencial que trasciende a los resultados. Resumiendo: en ninguno de estos clubes existen rastros ni condiciones que avalen el desembarco de un mecenas salvador.
Datos que, cabe aclarar, remiten a una cadena de éxitos dirigenciales con orígenes precisos y claramente delimitados en el tiempo. Inspirado en el Ferro de principios de los '80, Vélez dio el primer paso en los '90 y Lanús heredó las buenas políticas implementadas en Liniers. Así llegaron los dos últimos a la cima, la misma que hoy disfrutan en el Clausura, esa a la que seguirán aferrados de persistir en canteras juveniles, proyectos a largo plazo y cursos de capacitación dirigencial para asociados.
Círculo virtuoso, a la sazón, de un triunfo social y determinante que repercute en el presente: en Ferro hay nuevamente juveniles promisorios y se anuncian elecciones tras Mascardi y companía. Es de esperar, como viene ocurriendo, que las crueles sombras de la derrota no impactarán sobre lúcidos fortineros y granates.

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