lunes, mayo 30, 2011

ALL BOYS // El pequeño gigante



No juega asiduamente y no sé saben bien las razones de su letargo en el banco de suplentes, pero Agustín Torassa es uno de los símbolos de All Boys cuyos aportes se expresan dentro y fuera de la cancha. Por identificación con los colores, por laburo, por sus cualidades técnicas y, sobre todo, por su humildad. Contrariamente a otros fubolistas que priorizan sus intereses personales por encima de los clubes que los soportan (en todos los significados contenidos en la palabra), Agustín mantiene el perfil bajo y se exhibe apartado de las declaraciones estidrentes y ese autoencierro mental que engendra tensiones y conspira contra la armonía grupal. Por eso el cariño de los hinchas se manifiesta rotundo, los otros referentes del plantel lo apoyan y los pedidos de titularidad se multiplican ante las opciones que lo preceden. Es que Torassa supo revertir murmullos de la tribuna -especialmente durante la B Metropolitana- en base a la experiencia acumulada de conocer tres categorías del fútbol argentino, pese a sus cortos 22 años y los frescos recuerdos de su infancia chaqueña, amén de un paso fallido por Europa y Chacarita Juniors.

Su gol ante el enjundioso Quilmes, importante para acercarse a la meta de continuar en Primera un año más, es el premio merecido para este jugador que hace rato ingresó en la historia del club y ahora rubrica su nombre con otro logro reservado para unos pocos elegidos: es el segundo futbolista del club en convertir en tres divisionales (el otro es Fernando Sánchez). Un gol lleno de picardía conseguido tras un anticipo memorable, pero un gol nacido de las ganas de ratificar su protagonismo en este ciclo en el cual él hizo mucho para lauros que muchas veces se llevan otros, casualmente quienes hacen todo lo posible para mitigarlo o empequeñecerlo con desidias imperdonables para este club, deplorables estados físicos o códigos aprehendidos en mundos dísimiles al que anida en Floresta, tierra de hombres humildes y sacrificados, de ilusiones colectivas donde las estrellas serán todos o no serán. Se grita por All Boys, desde luego por la posible salvación, y se grita también por Torassa, el pequeño gigante que alumbró una noche de poco fútbol y nerviosismo extremo, instalada entre las celebraciones más prolongadas y más placenteras de los últimos años. Tan inusuales como inesperadas.



Derivado de lo anterior, hablar del juego, en este momento de emociones e intensidades imposibles de abstraerse, parecería secundario aunque existen determinados ítems para analizar. La elección de la formación titular ha sido un tema que generó controversias a lo largo de todo el Clausura, corroboradas una vez más en el duelo ante Quilmes. Partido en el cual quedaron quedaron expuestos varios jugadores, imprudenetemente confiados algunos de ellos y sin las reservas anímicas que el partido exigía, otros. La prueba estuvo marcada en las escasas opciones claras de gol generadas por el de cuadro Romero, un tema ya observado en otros encuentros, y en las imprecisiones constantes. Pero, al mismo tiempo y afortunadamente, la columna vertebral de All Boys sostiene al resto en momentos complejos, lo cual es una fortaleza anímica imprescindible para enfrentar esta serie de partidos densos, disputados, signados por la impaciencia y los costos altísimos de cometer un mínimo error. Esa columna vertebral, de hecho, fue vital para ganar partidos de enorme trascendencia como Tigre, Huracán, River, Arsenal y Quilmes, además de empatar con Boca  en la Bombonera-en el amanecer del campeonato- e Independiente -impensadamente necesitado de puntos-. De ahí que cueste establecer un juicio negativo: ya sea por los reseaguros psicológicos mostrados hasta el momento o por tratarse de instancias exigentes y definitorias.

En ese panorama, seguramente a Romero no le gusta cómo juega All Boys durante varios tramos de los partidos.Y se comprende. Como también comprende Pepe que ahora es el tiempo de los nervios y la ansiedad difíciles de controlar, razón por la cual cabe tomar estos 3 partidos que restan, fundamentalmente el primero de ellos, con rigurosa atención, máxima seriedad y calma para no sabotearse ni perder la concentración ni apostar a fórmulas ineficaces. De los errores, ojalá, se aprende.

No obstante, estos 48 puntos acumulados y el camino recorrido hasta aquí eximen de mayores cuestionamientos, independientemente de cualquier final, dado que la imágenes son muy poderosas y envolventes. Ver a Torassa, "el pibe que pinta bien" como se decía hace 4 años, convertir un gol trascendente con los colores queridos, en el filo de un mayo glorioso y con la noche de fondo, certifican que las realidades existen pero se construyen, y que no siempre es atinado fingir mesura o entrar en análisis minuciosos cuando los ánimos colectivos marcan otro tono y otro espíritu. All Boys creó esta realidad impensada a puro esfuerzo, sin que le regalen nada, convencido en las partes que lo componen de que algún día, algún impensado día, había que reescribir una historia siempre abierta, siempre estimulante y seguramente siempre compleja en sus devineres mediatos e inmediatos.

P.P.

2 comentarios:

Seba Ray dijo...

Muy bueno como siempre Pablo. No termino de ponerme de acuerdo si aquel debut en el 2007 contra San Telmo en Huracan, en el cual hizo el gol, fue "hace mucho" o "hace poco"
Aunque pasaron tantas cosas son solo 3 años y medio desde que Coqui le dio la 7.

Con respecto al equipo, seguimos con poco futbol, o como se dice en los diarios, poco volumen de juego.

No me pongo de acuerdo tampoco con Grazzini, que fue el que le dio un poquito mas al albo, cuando le toco entrar, contra ñuls y Quilmes.

De todas formas la sonrisa no me la quita nadie.

Abrazo

TPP dijo...

Gracias Seba. Ferraresi, le dio la 7, gran apostilla. Coincido con tu análisis y me queda una duda: lesionados Grazzini y Zárate, no es mejor opción Victor Lopez,el juvenil que la rompió con Huracán, a Ortega?

Abrazo