lunes, mayo 09, 2011

ALL BOYS // Chinito las pelotas


El chico que se negó a darle la camiseta 10 a Ariel Ortega, a quien se lo nota  muy preocupado por el presente futbolístico de River, tiene el mismo nombre que el jujeño perdido en la cárcel de sus pensamientos de omnipotencias y ovaciones concluidas. Lleva 4 años en el club, hizo goles hermosos y determinantes, tiene el rostro lleno de arrugas como muchos hinchas de All Boys que disfrutaron absortos y desencajados por el orgullo una de las victorias más importantes del cuadro de Floresta en su historia. La 10, en All Boys y en todos los clubes es sagrada, remite a jugadores entrañables identificados con el club, no se olvidan de un día para el otro ni merecen el juicio ignorante y descalificador de quienes venden falsas ilusiones en formato de fama, luminarias intocadas, soberbias ensimismadas por el influjo envolvente de un nombre, desconociendo la trayectoria de las instituciones donde anidan solidaridades y trabajos conjuntos que refuerzan los lazos de identificación con los hinchas. Porque primero está el club, su linaje acumulativo de tristezas y alegrías, y después los sujetos que lo componen. El chino Ariel Zárate, de él hablamos, integra ese grupo de referentes y glorias de All Boys que usaron la 10, como otro Zárate que alumbró en Floresta, el Monito, exquisito futbolista de los años '80 del cual muchos desconocen su biografía de amor y compromiso con los colores blanco y negro. Parafraseando una escena de la película Gatica, de Leonardo Favio, las palmadas de afecto en la victorias, los comentarios acomodaticios, seguro provocarán en el actual 10 de All Boys una reacción similar a la que se exhibe el Mono Gatica en el filme: "Chinito las pelotas".
No jugó del todo bien Zárate con River, es cierto, aunque se valora, y mucho, el notorio cambio de imagen del equipo de José Romero tras su inclusión como titular.



Pero la histórica tarde-noche del Monumental, a su vez, mostró a un jugador que honra la estirpe de los 9 que pasaron por All Boys, si bien con otro número en sus espaldas. Emanuel Gigliotti, figura determinante del partido, demostró con entereza profesional y elogiable contracción al trabajo que este venturoso presente demanda respetar a quienes lo hicieron posible al exhibirse como parte de un colectivo conformado por jugadores, socios e hinchas y dirigentes que se trazaron objetivos ambiciosos. Objetivos que podrán o no cumplirse pero nacidos de la humildad y la ilusión, conscientes de los obstáculos por delante, de ese pasado postrado en los terrenos anónimos al cual no llegan los grandes medios de comunicación e impera cierto espíritu amateur, disonante con las estrellas actuales bien remuneradas que exigen jugar sin razones que lo ameriten. Lo de Gigliotti es una enseñanza para quienes tomas decisiones, se ganó un lugar con paciencia, sin reclamar nada pese a aportar goles muy valiosos en la B Nacional, y lo suyo tiene correlato en esos 9 que absorbieron los mandatos y las peripecias de un cuadro complejo y sencillo como All Boys, expresados en una lista extensa en las dos décadas y media recientes. Allí figuran Adrián Czornomaz, Gustavo Bartelt, Gabriel Bordi, Pablo Solchaga y Mauro Matos, este último cuestionado recientemente por un sector aunque clave para conseguir el ansiado ascenso a Primera División.



El otro apellido responsable de la jornada con tinte de hazaña fue Nicolás Cambiasso, que atajó como lo hiciera en encuentros trascendentes de la B Metropolitana y la B Nacional a partir de su liderazgo, con el añadido -además- de sumar un récord que difícilmente olvide en su vida: no recibió goles de River y Boca en una temporada donde los enfrentó. El arquero formado en Argentinos Juniors y ex hombre de El Porvenir, de este modo, se toma revancha de dos actuaciones fallidas (Quilmes y Estudiantes) en Primera División, reafirmando que la divisional no le queda chica y -sobre todo- que pasaran largos años para ver en Floresta a un arquero como Nicolás, de andar desprolijo y alma de potrero susceptibles de comparacíón con los viejos guardavallas del fútbol argentino en general y de All Boys en particular. Nuevamente aparecen rastros de la historia cuando emergen, rotundos, los nombres de Brunetti, el Loco Seria y Urquiza.

También es para destacar, otra vez, las virtudes de apostar a Pepe Romero como responsable de un proyecto institucional serio y a largo plazo. Contra River eligió once intérpretes acordes con el desafío, especialmente por las inclusiones/confirmaciones de Rudler, Matos y el uruguayo Rodríguez, de flojo rendimiento con Argentinos y nuevamente sobresaliente ante el cuadro millonario con un gol emocionante. Pero lo que se advierte, al margen de un éxito transitorio, es la predisposición y la fortaleza anímica del equipo en encuentros clave. No resultan casuales, en tal sentido, ni el entrenador que conduce este ciclo ni el tiempo en que se consuman logros como estos: Pepe fue titular en la única victoria de All Boys hasta ayer en el Monumental, año 1973. Finalmente, los hinchas son parte sustantiva de este proceso. Por fidelidad, por convicción y por la innumerable cantidad de esfuerzos desinteresados que se despliegan en los bordes de un club donde la felicidad y la dicha ocurren cada tanto. Ante Boca, River e Independiente, de visitante, el cuadro de Floresta movilizó multitudes apasionadas, curtidas en desengaños, jóvenes y escépticas.

Por eso no hay uno, dos o tres nombres que explican la victororia de All Boys. Acá, desde luego, existen responsables más importantes que otros, sumidos en un todo según criterios de solidaridades y esfuerzos grupales capaces de resistir gruesos errores. Una construcción social y deportiva paciente orginada en un barrio que alcanza dimensiones importantes con su representante futbolístico.Cuestión de pelotas y de pasiones sufridas que, cada tanto, generan desahogos circunstanciales y lo deseado y tan temido que regla el sentimiento de cualquier hincha. Vivir para contarlo.

P.P.

3 comentarios:

Seba Ray dijo...

¡Que alegría Pablo! Hasta el sabado no importa si jugamos bien o mal si tal o cual.
¡Que alegria viejo!
Todavía sigo pensando en la corrida del uruguayo la guapeadas de Emanuel y las atajadas de Cambiasso

Un abrazo

TPP dijo...

Otro Seba.La seguimos y gracias por pasar.

Anónimo dijo...

Gracias a Zárate volví a ir a la cancha en la primera b. Hacía años que no se veía buen fútbol en la cancha del albo. Nada más