jueves, diciembre 10, 2009

Copa sin grandes


La 51ª Copa Libertadores de América presentará un hecho curioso, acaso inusitado para la competencia: ninguno de los clubes denominados "grandes" del fútbol argentino participará del certamen. Dos lecturas inmediatas surgen en torno de estas calificadas ausencias. La primera es de sorpresa si se considera que no serán de la partida nada menos que Boca, el gran ganador de la última década, River, el de más presencias, Independiente, el que suma más Libertadores en el historial con 7 trofeos, Racing, pionero en marcar un rumbo internacional para nuestro país, y San Lorenzo, encolumnado detrás de un ambicioso proyecto económico-deportivo que decantaría, según manifestaron hace poco tiempo sus autoridades, en la obtención del esquivo y ansiado torneo.

Existe una segunda interpretación -rigurosa y posiblemente esquemática- que explica el declive de los grandes y permite, de este modo, salir del asombro. Un ejercicio interesante, por caso, es cotejar campañas entre los mencionados 5 y el grupo que integran Banfield, Lanús, Vélez, Colón y Ñuls, animadores principales de los recientes Clausura y Apertura que coronaron a los de Liniers y a los verdes del Gran Buenos Aires, respectivamente. Sumando los puntos conseguidos en ambos campeonatos por Boca, River, Independiente, Racing y San Lorenzo la cifra trepa a 255 unidades, mientras que los otros cinco acumulan 331 en igual cantidad de partidos disputados. El desglose de la performance de cada grupo, aun con el riesgo de generalizar, revela otro significativo dato: 73 caídas computan los grandes contra 45 del citado quinteto, si bien varía el aporte de derrotas y victorias de cada club.

No obstante, cabe referirse a ciertos aspectos que exceden la estadística y remiten, fundamentalmente, al progresivo avance de los equipos no catalogados como grandes. Fortalecidos por el orden institucional, el exitoso trabajo en inferiores y un ambiente con menos presiones, varias entidades del segundo pelotón vienen consolidando un modelo donde las diferencias se acortaron ostensiblemente, incluso se han convertido en ejemplos para los poderosos debido a la claridad en sus objetivos de corto y mediano plazo, y la coherencia de sus dirigentes.

La situación tiene antecedentes: algo similar se dijo tras la finalización del Clausura. Y habrá que ver, por tanto, hasta dónde crece un fenómeno en el que grandes y chicos se confunden, intercambian roles o, directamente, plantean un escenario distinto de cara a los próximos años. El nuevo orden en el fútbol, en ese sentido, sugiere cambios en lo que respecta al presente económico de las instituciones y, por carácter transitivo, obliga a tener en cuenta los realineamientos deportivos futuros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

che pelotudo
vos que andas elogiando al desastre ese de Javier Vicente...
deberías saber que relata porque es amigo de Mariotto...
o vos también sos amigo de ese impune?

Ernesto dijo...

Anónimo, tu estilo me es familiar. Obvio que somos amigos y pagados por Mariotto, de hecho no pensamos, nos dicen que tenemos que pensar y no somos libres, estamos sometidos a la patota K. Por eso desde este medio masivo que es este blog hacemos propaganda del monopolio del estado.