miércoles, diciembre 16, 2009

OPINIÓN // Por la identidad


El clásico de La Plata, desparejo y cruel con uno de sus dos actores, conserva sus viejos atractivos y su condición de duelo pasional, localizado pero extendido a otras geografías, folclórico en algunas ocasiones. Sobre esto último, conviene discernir entre lo permitido y el mosaico de conductas de mal gusto, delictivas muchas veces, que afectan a hinchas encadenados al fanatismo. Nada tiene de folclórico, por caso, lo que ocurrió con un joven hincha de Gimnasia, quien al renovar su DNI se encontró con la cargada hartera, en lo profundo de su intimidad, al ver la inscripción "7 a 0", presumiblemente por acción de un empleado público del organismo. Ja. ¿Ja?
Se trata de un episodio repudiable por varias razones: por el gesto de adulterar un documento público y por la deliberada manera de hacer daño sobre lo ajeno en nombre de vaya uno saber qué orgullo a resguardar. Con un agregado menor pero agregado al fin: se huele allí cierto resentimiento, cierta desmesura propia de los lenguajes del "aguante", ya que el joven decidió fotografiarse con la camiseta de Gimnasia y el corazón tripero a la vista de todos. Es una forma de exhibir la identidad.

Resulta curioso advertir cómo disfrutan los vencedores de una historia. Mientras Estudiantes disputa el Mundial de Clubes y conmueve al público con un equipo solidario y aguerrido, ciertos hinchas vuelven sobre el rival de siempre, hundido en su autoestima, para gozar con la desdicha y no para disfrutar. Una zona vacía, improductiva, donde los límites y las reglas devienen difusas, donde lo folclórico cede terreno a las áridas cuestiones del derecho, donde las habituales cargadas adquieren forma de vergüenza manifiesta.

No lo merece Estudiantes y tampoco Gimnasia, clubes que interpelan como tantos otros desde la identidad.

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