jueves, enero 12, 2012

MEDIOS // Un lector como yo



Después de autocelebrarse como el mejor, en el marco de una competencia donde participaba uno, Olé ya no estará solo en el mercado de diarios gráficos deportivos, ante la ya confirmada aparición de Libre -de Editorial Perfil- dedicado exclusivamente al deporte tras un sonoro fracaso en ventas como periódico popular, y el retorno de El Gráfico diario, previsto para el mes de marzo bajo las órdenes de Sergio Spolzki. Lejos de augurar cambios profundos en materia de contenidos, resulta saludable disponer de opciones habida cuenta del predominio de una única publicación dedicada al rubro -favorecida por la posición dominante del Grupo Clarín respecto de la producción de papel-, algo inusual en otros países donde existe más de un diario, más variedad de enfoques y, sobre todo, existe la posibilidad de elegir.

Predominio que engendró con el tiempo un periodismo peculiar , situado en la frontera del rigor profesional, con características inéditas y revulsivas, expresadas en un lenguaje rudimentario pero eficaz según sus criterios comerciales, secciones provocativas al filo del agravio directo bajo el tamiz de "descontracturar" las formas establecidas; desplazamiento de la investigación en favor de la noticia de impacto y dispositivos anclados en el sentido común cuyas narraciones diarias presumieron, desde su comienzo en mayo de 1996, construir o ser parte de las denominadas agendas.
Todo sobre los pliegues de un mercado en expansión que consagraba al deporte, sus relatos, en su faceta de entretener antes que de informar. En ese panorama, para muchos resultó complejo desentrañar los reales objetivos de Olé, su exitosa recepción, su espíritu corrosivo, razón por la cual cabe consignar que, en Argentina, este emprendimiento inédito, sin competencia, logró penetrar en los sentimientos de los lectores apasionados por el deporte. Supo perturbar y convocar a los públicos desde la pasión, aunque con el tiempo fue quedando claro, conforme los medios entraron en el debate cotidiano, que para algunos sectores de la prensa sus intereses predominaban por sobre las convicciones  y tenues gestos donde se revelaba un periodismo audaz, no mimetizado con los dictados del verdadero poder.

Transcurrido el tiempo, consolidado Olé como producto redituable y voz influyente, la aparición de un segundo diario deportivo genera preguntas, si bien -como se dijo- alienta alguna esperanza. Tras su fallido intento por disputar segmentos con Crónica y Diario Popular, a lo que se añadía el desembarco coincidente de Muy, una publicación casi idéntica del Grupo Clarín, Libre no pudo sostenerse según sus números de venta (menos de 5 mil ejemplares por día), acaso derivado de un excesivo y no disimulado sesgo amarillista, amén del mercado saturado y de un hecho no reconocido por sus responsables pero factible: haber nacido como diario de coyuntura. Pautada para febrero la fecha de salida a la calle, el nuevo Libre tiene por delante una oportunidad nada desdeñable, abarcar zonas grises que deja Olé, relegar sensacionalismo y profundizar en análisis y convertirse, en suma, en una opción diferente. Cuenta, en principio, con dos hombres capacitados y de probada trayectoria:  Edgardo Martolio y Javier Manes, quienes trabajaron en la extinta Solo Fútbol, material señero en lo que a revistas deportivas refiere. Y tiene como ventaja, en caso de redondear un producto de cierta calidad, captar a lectores desencantados con Olé o, directamente, a aquellos que recurren a blogs y sitios alternativos frente a las omisiones, los lugares trillados, las intencionalidades encubiertas y las coberturas escasas o nada sorprendentes de todos los diarios, sin excepciones.  



No obstante, y como diario deportivo, el desafío es complejo. Porque, muchas veces, la tarea demanda producir la noticia y, especialmente, erigirse en una opción seductora no solo por competir con una publicación instalada que vende más de 35 mil ejemplares de lunes a domingo, perteneciente a un poderoso multimedios. También por la disyuntiva que enfrenta: inaugurar otra forma de hacer periodismo, con nuevas secciones y un tono propio, o disputar el segmento de lectores en base a la lógica del impacto, con ídéntico lenguaje al diario deportivo nacido hace casi 16 años. Quizás prevalezca esto último, aunque por qué no imaginar perfiles de deportistas que dejaron una huella, sustanciosa estadística, opinión calificada y no condicionada, reseñas históricas, investigaciones a fondo, materiales para coleccionar, además del seguimiento de la actualidad apartada, o no subsumida, por el escándalo en clave de farándula para principiantes. 

Expectativa, en suma, mientras un tercer diario espera su turno.Con enfoques conocidos o no, con narrativas similares, internalizado ese modo opaco de analizar el deporte, no parece poca cosa que se abra el cerco y asomen otras voces respecto de medios gráficos dedicados al deporte.Quién sabe si en la diversidad surja  un debate sobre estilos, limites y pràcticas periodìsticas. O también, de agotarse ciertas lógicas, redima del vacío que sienten muchos a la hora de entablar una relación afectiva con el medio gráfico, algo frecuente en otra época. Parafraseando a Carlos Ulanovosky, y lejos postularse criterios elitistas, se trata de proyectar "un diario que se diriga a un lector como yo".


P.P.

1 comentario:

Fede dijo...

Muy buena página, les dejo la dirección de nuestro programa (http://www.rockandgoleros.blogspot.com) donde está la información del Rock y el deporte. Saludos!