Con Boca vale todo

Una patada hartera, dañina, descalificadora por donde se la mire no es sancionada por la AFA y sus organismos a cargo. El hombre en cuestión se llama Kuproviesa, juega obviamente Boca cuyos lazos con las estrucuturas de poder son tan obvios como la roja que merecía el tucumano. Sin embargo, esa operación sin anestesia no fue penada con severidad, sembrando entre los aficionados la sensación de flagrante injusticia.
Lo curioso es que esto no es novedad cuando juegan los xeneixes.

Una breve reseña histórica pareciera avalar el sentimiento PRO-Boca; a) el año pasado -apertura 2005- en ocasión de un juego decisivo con Vélez, Bustamente fue correctamente expulsado y castigado por sus señas hostiles al público local (una imaginaria banda roja que le cruzaba el pecho).
Barijho, este año, hizo un gesto similar, aunque a la inversa, provocando al público de River. Eso sí: con la inmunidad que le cabe a todo jugador que haya pasado por la entidad de la ribera. Esto es: ninguna sanción para el ex jugador de Huracán y el Emelec de Ecuador.
b) Basile, también este año, cuestionó públicamente al arbitro Baldassi con una cruz que ameritaba una clara lectura: vos, a Boca, nunca más. Como si en la bombonera, los jueces debieran ser indulgentes al local. Lo curioso es que dos meses más tarde, el mismo árbitro dirigió a Boca omitiendo un claro penal sobre la hora y en contra de los xeneixes. El efecto presión, por lo visto, dio resultado.
c) Ligado a lo anterior, Sergio Pezzota -señalado por cierta prensa boquense como un juez renuente a pitar penales a favor de los de Basile- cobró un dudoso penal, también sobre la hora aunque esta vez sí sancionado, que Martín Palermo tradujo en gol. El partido, recordemos, se jugó en la bombonera. Podemos llamarla, a esta altura de los acontecimientos, la bombonera de la impunidad.
d) Y ya que hablamos de Palermo, la memoria no falla. En ocasión de un partido copero con el Guadalajara, no hay ser muy listo para deducir que el castigo comparado a otros clubes, fue muy leve. Excesivamente leve si tomamos en cuenta lo bochornoso de aquella jornada nocturna.
e) Finalmente, la intolerancia también es moneda corriente en ese rincón del sur de la Capital Federal. La bombonera, de hecho, es reducto de matones que no solo están en la segunda bandeja (aclaremos; una parte de esa segunda bandeja). A los conocidos improperios de los palcos vip (salibazos, objetos que pueden lastimar, agresiones de todo calibre), el lastimoso espectáculo maradoniano y las botellas de plástico que caen de la ex tribuna de socios, ahora se suman las provocaciones de gente que pertenece al propio plantel xeneixe, en una actitud cobarde y penosa que lindan con las bravuconadas del más bajo tenor.

Por eso y ante el silencio cómplice de una prensa cada vez más amarillista (no por lo sensionalista sino por el color del club más protegido por los poderes de turno), cabe una reflexión seria para que en este juego no exista la injusticias ni se avalen conductas antideportivas. Y, fundamentalmente, para que no ganen siempre los mismos.

cordialmente,
Pablo Provitilo
25.248.994