martes, septiembre 27, 2011
ALL BOYS // Nostalgia, deseo y realidad
Existen partidos que suponen un interés especial, independientemente de la categoría y las coyunturas. Inciden historias pasadas y el porte de los adversarios, aspectos claves en un deporte donde muchas veces lo interesante, lo que le da sentido a casi todo en rigor, sucede en las tribunas de acuerdo con el fervor y el colorido que aportan los hinchas, los que también juegan. Conste que no se trata de reivindicar aguantes nocivos, mucho menos darle entidad a lecturas desde otras esferas, por ejemplo algunos análisis de periodistas especializados en rock escandalizados por la futbolización en el genéro derivado de lo que han designado como "Rock chabón", aunque sin contextualizar las motivaciones de su emergencia. Simplemente reconocer al viejo y vilependidado folclore de cancha, seguramente distorsionado en la última década, pero con elementos resistentes que afortunadamente sobreviven.
Contra Tigre, en tal sentido, hay una marcada rivalidad y configura un duelo lleno de matices por ciertas características comunes: hinchadas seguidoras, localismos afirmados, derroteros deportivos con algunas semejanzas. De hecho, ambos clubes acumulan numerosos enfrentamientos en el ascenso y escasos duelos en Primera División (apenas 5), si bien Tigre registra 28 temporadas en la A contra 10 de All Boys. Aún asi, y siguiendo con las estadísticas, el historial general deviene muy parejo, con leve supremacía del club de Victoria (22 triunfos del Matador, 20 del cuadro de Floresta y 26 igualdades), y nivelado en Primera (1 victoria por bando y 3 empates). En este mosaico de números y tendencias cobra valor lo realizado por el equipo de José Romero, consumado su segundo arribo a la máxima categoría. No perdió en los tres encuentros disputados hasta el momento, pero además hizo buenos partidos si se reapasa la igualdad 3 a 3 en el Apertura 2010, donde estuvo siempre en desventaja en el marcador; la victoria 1 a 0 de visitante en el Clausura 2011, que enderezó el rumbo de All Boys tras un flojo comienzo en ese campeonato; y la reciente igualdad en el norte bonaerense 1 a 1, cuyo desarrollo resultó favorable a All Boys en varios tramos del partido, en el marco de un encuentro vibrante y emotivo, que dejó conclusiones diversas para el cuadro de Floresta.
Se observó, principalmente, la mejoría insinuada ante Arsenal a partir de las inclusiones de Zapata y Torassa, quienes le aportan frescura, compromiso y atrevimiento a un equipo que necesita ser audaz y fuerte para alcanzar los objetivos previstos según Cambiasso (50 puntos que, insistimos, no alcanzan). El cambio de nombres y, consecuentemente, de esquema, resultó oportuno ya que con ellos All Boys reencontró un funcionamiento más o menos reconocible, con una formación clásica, mezclados con otras notas positivas en el plano individual: el retorno de Pérez García, desequlibramente como en su mejor momento en el club, la concentración de Quiroga para evitar errores no forzados, y el reencuentro entre Torassa y Matos (autor del gol), delanteros que fueron determinantes para conseguir el ascenso. No son para minimizar estos ìtems, aunque susbsisten problemas de fondo, que requieren evaluarlos y en lo posible corregirlos, entre ellos saber cerrar los partidos como se dice en la jerga futbolera, teniendo en cuenta algunas situaciones decisivas en el duelo ante Tigre. Lejos de caerle a Bargas por su torpe definición que definía el encuentro, preocupa no tener la sagacidad suficiente para manejar la ventaja ante un rival cansado y por momentos confundido, evidenciada en retroceder en el campo con nerviosismo e inseguridad, en la falta de luces a fin de capitalizar con gol los contragolpes disponibles, y en posibles cambios erróneos de Romero que, de todos modos, siempre contienen un margen de tolerancia con Pepe dado sus muchos aciertos en estos 5 años, sumado a que en el fútbol abundan imponderables y el adversario también juega. Ni hablemos si tiene a Román Martínez, artífice de la igualdad.
El empate, pese a sufrirlo sobre la hora, no está mal para un equipo que intenta consolidar una idea futbolística. Y se valora por el rival, la cancha y la pelea de ambos clubes para escaparle al descenso, más allá de los contornos distintivos de estos enfrentamientos con historia y rico en matices. La diferencia con partidos pasados la impone esta Primera División que obliga a trabajar mucho para sostenerse en ella. En Victoria, escenario conocido, también quedaron expuestos los desafíos y el valor que conlleva planificar a conciencia para que los viejos duelos con el Matador, no menos apasionantes que este último, permanezcan en las efemérides de la simpatía y de la nostalgia
P.P..
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