viernes, diciembre 30, 2011

FÙTBOL ARGENTINO // Las tareas por venir



A nadie escapa la crisis profunda que atraviesa el fútbol argentino en todos sus estamentos. Naturalizada por muchos, los ejemplos sobran y se retroalimentan año a año . Escasez de figuras, Selecciones Nacionales  ausentes, disputas con ribetes de escándalo en el seno de la AFA, sectores periodísticos encapsulados en sus banalidades y un denuncismo vacío directamente ligado con propios intereses afectados, clubes sumidos en recurrentes padecimientos económicos. Consecuencia directa de un sistema en decadencia cuyo origen, en gran medida, remite al convenio formalizado entre la AFA y la sociedad TSC-Grupo Clarín, que dejó un tendal de instituciones al borde de la quiebra, carta libre para que empresarios y grupos económicos urdieran todo tipo de negocios, amén de fomentar la entronización de barras bravas y una prensa obediente que construyó un lenguaje despojado de análisis e investigación, en clave de show anestesiante, perdurable hasta el día de hoy.

El panorama, de acuerdo con este diagnóstico, dista de ser auspicioso aunque algunos indicios alientan tibias esperanzas. No es menor que más de 25 millones de argentinos puedan observar a sus equipos por televisión abierta tras la irrupción en 2009 del programa Fútbol para Todos, concebido como un servicio, un derecho restituido tras 18 años de estafa perpetrada por la empresa que detentaba los derechos, con anuencia de la AFA. Tampoco resulta nimio el creciente repudio al mercenarismo barrabrava, expresado sobre todo en Independiente con la victoria de Javier Canteros sobre Julio Comparada, y el proceso democrático que vive Racing en base al protagonismos de sus asociados, conscientes de los males del gerenciamiento acaecido en el 2000, pensando primero en su club antes que entregarse, dócilmente, a comprar espejitos de colores. Por último, y ligado con lo anterior, dos hechos merecen tenerse en cuenta a fin de imaginar un horizonte más venturoso. Parece quedar en evidencia que fracasaron los embates privatizadores en el fútbol argentino (a través de Sociedades Anónimas), en parte por aquel pilar de resistencia que fue el Foro Social del Deporte a fines de los 90 -las instituciones como asociaciones civiles sin fines de lucro-, y otro tanto porque se advierte en este último tiempo y en algunas entidades, el protagonismo de socios e hinchas, movilizados para defender los intereses de su club, su identidad, su voz autorizada tendiente a evitar experiencias traumáticas.

Gestos incipientes a consignar, en un ajustado repaso, sobre este momento crítico que demanda revisiones y cambios después de la herencia dejada por un convenio nocivo. La saludable participación del Estado es una clave, no solo para garantizar que millones de hinchas accedan a ver fútbol, sino también para que de una buena vez se ejerzan controles en los clubes acerca de lo que reciben y gastan. Y exigir, como socio de la AFA, transparentar vínculos y democratizar el ente rector del fútbol argentino, sugerir otro enfoque periodístico y ser consciente, sabiendo de sus limitaciones frente a las normativas de la FIFA, que de seguir por este camino no habrá salida a los males imperantes.

A alguien debe llamarle la atención cómo Argentina progresa, en otros deporte y otros ámbitos, mientras en el fútbol, nada menos que el fútbol, un patrón cultural, una pasión de millones, un poderoso reservorio de pertenencia, involuciona. Las excepciones citadas, a las que suman la repercusión de Fútbol para Todos en términos de identidad a nivel país junto a los casos testigos de Vélez y Lanús, suponen que es posible revertir años de despojo.Y muestra, también, de la enorme e imprescindible tarea que queda por delante.

P.P.

jueves, diciembre 29, 2011

RACING // Por eso vengo




Se van apagando los recordatorios del último título ganado por Racing, hace 10 años, que operó como suspiro, pequeño gran suspiro, ante un prolongado tiempo de desdichas y serios desórdenes institucionales. Auténtico acontecimiento popular, muchas son las imágenes y las evocaciones de aquel campeonato obtenido en una época turbulenta, coincidente con las derivaciones del estallido del 19 y 20 de 2001 cuando el pueblo argentino dijo basta. Claro que hubo otro aparente basta, pero en el fútbol, con no pocas similitudes dada la intensidad de ambos sucesos, esos días de euforias y ansiedades contenidas, aunque diferentes cuando se analizan contextos, escenarios y contornos de las dos gestas. Alcanza un botón de muestra: un Racing gerenciado volvía a salir campeón después de tres décadas y media en el marco de furias extendidas contra bancos y empresas privatizadas, secuelas profundas del neoliberalismo que alcanzó también a los clubes, incluido el propio Racing.


Paradojas de una institución compleja y muy especial que motivó, al cumplirse el aniversario del título, lecturas lúcidas e imprescindibles como Racing Carajo, de Alejandro Wall, un minucioso trabajo en el cual desfilan historias no conocidas, hinchas militantes que dividían sus horas y sus esperanzas entre la Plaza de Mayo y una cancha de fútbol, personajes peculiares, relatos susceptibles de nostalgias varias y, sobre todo, la pasión que articula la obra en torno de dos sucesos imposibles de disociar. Afortunadamente tuvo amplia repercusión el libro de Wall y no es para menos. Por un lado, porque constituye un testimonio de colección fruto del encadenamiento de la trama y de su rigor; y por otro, honra a los hinchas de La Academia a través de la literatura, de modo franco y directo, en la vereda de enfrente de otras escrituras como Racing, una pasión inexplicable, del periodista Guillermo Salatino. Un texto pomposo este último que parece celebrar a Blanquiceleste Sociedad Anónima.


También se comentó bastante sobre el equipo campeón dirigido por Mostaza Merlo. Y no dejan de llamar la atención algunas cosas: cómo un plantel limitado y casi sin figuras
produjo semejante campaña (42 puntos, uno menos que el laureado y multimillonario Boca de Falcioni) al punto de postergar a un River fuerte y ambicioso. Rival duro hasta la última fecha, el equipo millonario finalizó un punto debajo en la tabla, tuvo al goleador del torneo (Martín Cardetti, 6 goles por encima del elegido mejor futbolista del mundo en Sudáfrica 2010, Diego Forlán de Independiente) y casi termina por arrebatarle el campeonato a Racing de no mediar el recordado bombazo del colombiano Bedoya, casi en el epílogo, y las situaciones dilapidadas por el cuadro de Ramón Díaz en el trascendente encuentro disputado en la jornada 16ª. Sin embargo, empujado por su gente y algún fallo arbitral favorable, Racing logró quebrar el maleficio y desatar, de este modo, un ruidoso festejo en varios puntos del país. Título que tuvo aciertos del entrenador y la unión de un conjunto de jugadores conscientes de las obligaciones y sus posibilidades, lejos de conflictos de cartel u otras veleidades. El repaso del plantel, nuevamente, resulta significativo ya que a menudo aparecen nombres como Milito, Chatruc, Estévez, Úbeda, Loeshbor, Maciel, Bedoya, Campagnuolo, Bastía, Arano, Gustavo Barros Schelotto, -todos por su influencia-, pero la nómina se extiende a otros no tan reseñados, entre ellos Pelotín Vitali, Maceratessi, Leo Torres, Viveros y algunos directamente olvidados por gran parte del ambiente futbolístico; Arce, Loscri, Javier Lux, Luis Rueda, Principiano. Sobre los cimientos colectivos se gestó el campeonato que, como se dijo, exhibe otro pilar fundamental, acaso el más decisivo: los hinchas.





Precisamente los hinchas, ya en el cierre de los tributos por el 10º aniversario, se reunieron en un boliche de Plaza Italia con ex jugadores, dirigentes e invitados especiales no solo para festejar un simbólico campeonato, sino también para celebrar la pasión y exigir nuevas alegrías. Y aunque a veces se tiende a amplificar sobre la fidelidad y el espíritu irracional de la gente de Racing, existe algo no del todo perceptible en el vínculo de los simpatizantes con su club -como en seguidores de otras instituciones- que lo torna seductor. El apego a la historia gloriosa, el estadio Perón, las mil maneras de resurgir, quizás se trate de eso. O simplemente advertir un rasgo extraño, obstinado e inasible, en el friso de otras poderosas y no menos atrapantes identidades. 

P.P.




jueves, diciembre 15, 2011

FÚTBOL COLOMBIANO // Todavía bulle


Es otro de los grandes de la región que, en un 2011 turbulento e impredecible, atraviesa un momento delicado y penoso. Con una salvedad en relación con cercanos casos: este club tiene una historia particular, algo irracional constitutivo digamos, manifiesto en numerosos episodios de gloria y frustraciones sucesivas que delinean su compleja identidad. América de Cali, el más popular de Colombia, suma a su mérito de computar la mayor cantidad de títulos en el país cafetero junto a Millonarios (13 títulos) y a su escuálida nómina de éxitos en el ámbito internacional (con 4 subampeonatos en la Copa Libertadores; 1985, 1986, 1987 y 1996, y la obtención de la Copa Merconorte en 1999), erigirse como el primer club importante de Colombia en disputar la Promoción para evitar un descenso inédito dado que los Diablos Rojos, Los Escarlatas o La Mechita, tres de sus motes, nunca bajó a la segunda categoría.

Determinados factores que desembocaron en el peor momento de su trayectoria no constituyen novedad alguna: malas administraciones, impaciencia ante malos resultados, coletazos de la crisis económica del país e inversores ajenos al club figuran entre las causas. Pero sí, y pese a que esto se ha reseñado en Colombia hasta el cansancio, sobresale por encima de cualquier otro aspecto un hecho relevante, desconocido en otras partes el continente, que explica el derrumbe del América. La lista Clinton, impulsada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos a fin de "combatir el narcotráfico", impuso restricciones y castigos por los vínculos de América con el cartel de Cali (los hermanos Rodríguez Orejuela), lo cual generó un bloqueo económico que hizo mella en la institución. Más de allá de los esfuerzos pasados y presentes del Estado y de algunos dirigentes por sanear a la entidad, resulta evidente que aquella medida sumió a los Diablos Rojos en un caos institucional de significativas proporciones cuyos efectos, previsiblemente, abarcarían al plano deportivo. La Promoción, impensada para muchos que creen en la invulnerabilidad de ciertos equipos, es una entre tantas consecuencias. Ni más ni menos importante que otras como haber cedido parte de su patrimonio, abrirle la puerta a nuevos agentes privados y, fundamentalmente, perder buena parte de un prestigio bien ganado a raíz de hechos oscuros (corrupción, negocios tramados, ayuda externa), no solo en su país sino en otros lugares de Sudamérica.

Por fortuna para América, no existe chance de que se concrete el descenso. Por un lado, porque en el partido de ida marcó claras diferencias con Patriotas, el club que juega en la B, al empatar 1 a 1 en condición de visitante, incluso con un jugador menos. Y por otro debido a los fuertes intereses en juego relativos a una entidad suficientemente grande en un país que lo necesita deportiva y económicamente. Alcanza con revisar lo que produce en términos comerciales -dirigentes de otras entidades avizoran un descalabro financiero de perder la categoría el cuadro de Cali) y con advertir el pulso de un entorno que vive con tensión el desenlace. El Tren Valencia, recordado jugador por los argentinos, así lo sugirió al declarar: "Una final del fútbol colombiano sin América es como un Mundial sin Brasil. La Primera A sin los Diablos Rojos es más o menos lo mismo".

Ya no juegan Willington Ortiz, Antony D'Avila, Roberto Cabañas, Jorge Bermúdez, Alex Escobar, Ricardo Gareca, Julio César Falcioni, Jorge Da Silva, Juan Manuel Battaglia, Fredy Rincón, Harold Lozano, y tantos otros de las últimas tres décadas. Apenas Jairo Castillo, hoy titular, 7º goleador histórico de los Diablos, evoca al viejo América: el de la mística copera aún en la derrota, el reconocido como segundo mejor equipo del mundo, el que inspiró la frase "Pasión de un pueblo" y también músicas coloridas en diversos géneros. Algo de ese América, como en otros clubes grandes de la región, todavía bulle.

Tozudamente, bulle. 


P.P.

lunes, diciembre 12, 2011

ALL BOYS // Claves para un futuro mejor



Terminó el año futbolístico de All Boys con sensaciones variadas. Satisfacción por haber sostenido la categoría, preocupación  tras el deslucido comienzo en esta temporada y numerosos ítems a revisar que abarcan al proyecto dirigencial en Primera División, a la vida política de la institución, a las alicaídas divisiones inferiores y a la armonía que demanda el gran desafío del 2012, previo al centenario, relativo a sortear la promoción ya sea jugándola o no. Son las postales salientes finalizado este certamen que All Boys sufrió con creces, entre las cuales también sobresalen otro tipo de imágenes: la de las victorias ante Vélez, San Lorenzo y Argentinos, la del valorable esfuerzo para encauzar el rumbo y acaso la más importante; la de un equipo que concluye su año enfrentando a Boca, en la Bombonera, respaldado por una multitud como ocurre con pocos equipos en ese escenario que, esta vez y acaso de modo inédito, exhibió una sola tribuna repleta en su totalidad, precisamente la visitante.

Así presentado, el balance no deja margen para mayores cuestionamientos y enojos al irrumpir, con fuerza envolvente y seductora, en la Primera A como ámbito que cobija a un club que hace 5 años atrás -sí, un lustro nada más- terminaba la temporada con derrota en Rosario ante uno de los actuales animadores de la Primera C, Central Córdoba (0-2), en otro de los tantos naufragios del Albo en  la B Metropolitana. Aquellla formación dirigida por el Coqui Ferraresi alistaba en su plantel a Diego Morales, Ángel Vildozo, Diego Martínez, Fernando Fayart, Darío Stefanatto, Maximiliano Mirabet, Fabián Lazarte, Germán Scamporrino, por citar algunos futbolistas con más o menos incidencia en la institución, protagonistas de una biografía imposible de desconocer como las distancias que van de ayer a hoy. Algo demasiado importante para caer en sentencias despiadadas, olvidos repentinos y obsecuencias que, estáticas e irreflexivas, conducen a fosilizar logros colectivos y generar respuestas condescendientes derivadas del gran anhelo al fin concretado.

Sobre esto último, cabría repensar determinados aspectos de cara a un año, el 2012, donde pasado, presente y futuro imponen condiciones. La principal -da la sensación- es ser consecuente con el histórico estilo de oponer resistencia a las adversidades, motivo por el cual All Boys debe jugar muchísimo mejor que en este Apertura ya concluido. En tal sentido, urge corregir y robustecer, en base a análisis responsables y firmes decisiones, núcleos vitales de un club que vive el mejor momento deportivo de su trayectoria. Y que se ligan con reforzar el plantel, contemplar planes alternativos ante posibles contratiempos, recuperar la mística de conjunto y no perder de vista que un capricho, una errónea determinación, una obstinación prescindente de autocrítica o un gesto altivo cargado de soberbia o intolerancia podría desdibujar sacrificios de años hechos por todos (dirigentes, cuerpo técnico, jugadores e hinchas).   

También redefinir áreas claves a fin de afianzar una estructura impermeable a resultados deportivos que, al mismo tiempo, de lugar a reactivar la vida social del club, figuran entre las asignaturas pendientes. Al cabo, ningún éxito es para siempre. Aunque ambos planos, más temprano que tarde y en caso de atenderlos con seriedad y de modo asociado, invitan a pensar en un All Boys vigoroso y cada día más grande, a la altura de los sueños visibles y escondidos que aún anidan entre fuegos nocturnos, cadencias engañosas y símbolos entrañables de un barrio renuente a despojarse de sus miles de historias guardadas, de sus pasiones y de sus luchas, cuando todavía sobrevienen ruidos que retumban en las paredes blancas inoxidables al tiempo y dan testimonio, en su imaginaria movilidad, de una felicidad corta pero intensa. De aquello que amamos de verdad para volverlo a intentar una y otra vez.

En la dicha escurrida y latente está el secreto de este club demasiado atrapante como para olvidarlo, dejarlo ir y decirle, cualquier día de los días, adiós.
     

P.P.

jueves, diciembre 08, 2011

ALL BOYS // De vuelta en casa



Pasaron casi 6 meses y 8 partidos oficiales del último triunfo de All Boys en el Islas Malvinas, escenario adverso según opiniones rivales y sede donde el cuadro de José Romero produjo un suceso tras su retorno a Primera luego de 30 largos almanaques. Fue el 11 de junio de este año cuando el cuadro de Floresta derrotó a un pavoroso Gimnasia y aseguró, de este modo, su permanencia en la máxima categoría, una fecha antes del epílogo de aquel torneo no exento de emociones y sufrimientos. El gol lo convirtió el actual jugador de San Lorenzo, Emanuel Gigliotti, quien hoy poco o nada recuerda del club que lo proyectó a otro umbral de reconocimiento, ambientado en un clima de extendida euforia al esquivar, finalmente, la promoción y cumplir con el objetivo de seguir en Primera, incluso alimentado con señas postivas que dibujaban un futuro con nuevas sonrisas, nuevos desafíos y nuevas estrategias para corregir determinados aspectos perjudiciales en la temporada 2010/2011.

Promediando el presente Apertura, el jubiló cedió a la preocupación y ciertos cuestionamientos - algunos desmedidos, otros tendientes a revisar errores para mejorar- habida de cuenta de magros resultados, combinados con signos evidentes de impotencia al no haber tomado suficientes recaudos para afrontar, con mayores seguridades, una categoría difícil de la que participan clubes grandes -con sus correspondientes presiones-, entidades que apuestan a la continuidad de sus exitosos proyectos e instituciones con respaldo provincial, algunas de ellas tonificadas tras sus recientes ascensos. El dato elocuente del zigzaguante rendimiento de All Boys se expresaba, justamente, en su sequía de triunfos en condición de local, lo cual interrumpida la perniciosa racha no redime de los problemas mencionados, pero sí constituye un bálsamo y también una alegría mayúscula a raiz de las actuales circunstancias donde predominan ansiedades y acuciantes obligaciones. Ganarle a Argentinos Juniors, en tal sentido, tiene valor porque el cuadro de Romero necesitaba la victoria casi como Hugo Barrientos un descanso, aunque no menos relevante es haber entendido de la importancia de ganar de local, la plataforma principal de cualquier equipo que pretenda sostenerse en la divisional.

También la dimensión del rival reviste especial trascendencia. Con Argentinos existen abismales diferencias manifiestas en títulos, cantidad de temporadas en Primera y hechos relacionados con la fidelidad de los hinchas ante diversas situaciones. Pero la cercanía geográfica, sumada a un fenómeno del momento relativo a propiciar rivalidades en desmedro de nudos históricos, hicieron de este partido un encuentro aparte que, para All Boys, significó volver a imponerse a este adversario en la A y en Floresta después de 35 años. Duelo, aquel de noviembre del 1976, con singulares incidencias: fue la única vez que el Albo le anotó 4 goles en Primera al cuadro de La Paternal y pisó el estadio de All Boys el mismísimo Diego Maradona, suplente del Bicho en ese entonces, reemplazante de Hallar. De ahí que se celebra el triunfo dado que no ocurre con frecuencia y, al mismo tiempo, alarga la nómina de victorias resonantes concretado el ascenso de 2010: solo falta Racing entre los clubes calificados.

Yendo al desempeño del equipo hubo sensibles mejoras con respecto a la concluyente derrota con Estudiantes, fundamentalmente por la vocación ofensiva y la disposición para ir a ganar el partido desde el comienzo. Claves Zapata, Salom y Torassa, se revela imprescindible que Pérez García retorne a su nivel a fin de disponer de más consistencia y tenencia del balón, sobre todo por las dificultades que exhibe All Boys para cerrar los partidos. Prueba de ello fue el penal nuevamente malogrado por Matos que, de ningún modo, justifica las reacciones contra un delantero que honra esta camiseta y ya demostró sobradas condiciones para ser el 9 del Albo. En este momento donde no hay margen para conflictos contraproducentes, contar con Mauro es vital para terminar el torneo de la mejor manera, nada menos que con Boca y en la Bombonera, estación final de una itinerancia llena de sacrificios, renovadas esperanzas y disfrutes que, ojalá, prosigan en los tiempos por venir.

P.P.

sábado, diciembre 03, 2011

ALL BOYS // Detrás de la derrota



Perder contra Estudiantes, comprensiblemente, altera los ánimos y obliga a una reflexión no sometida a eventualidades o transitorios enojos. No solo por el categórico 0-3, por la irregular campaña de los platenses, por la sequía de goles (el último propio fue de Matos contra Independiente), o por las complicaciones que trae aparejada en la asfixiante tabla de los promedios. Más alarmante es la improvisación de este proyecto urdido entre sombras que, tarde o temprano, hace mella en los resultados deportivos y pone en riesgo un logro colectivo forjado con esfuerzo y perseverancia, un triunfo demorado cuyo artífice no fue un acaudalado personaje con ínfulas de ganador ni un entrenador con mágicos poderes. Por el contrario el presente de All Boys tiene raíces más hondas, a veces imperceptibles pero existentes, alusivas a eso que genéricamente se denomina identidad. Y la identidad de All Boys remite a una historia de 98 años donde cuentan desencuentros, hazañas, algún ultraje, resurrecciones y, por encima de todo, la incondicionalidad de un hincha agradecido y exigente.

Desperdiciar esta oportunidad acaso única, en tal sentido, implica no reparar en trazos sustanciosos de esta historiada expresada, por ejemplo, en un club que estuvo 8 años en Primera División, concretado el ascenso de 1972, y los padecimientos posteriores a 1980, cuando concluyó aquel ciclo pródigo. También desestimar la coyuntura, los graves problemas que evidencia este equipo en todas sus líneas, conduce a un conformismo ciego, amén de generar el equívoco de creer en personajes intocables. El intocable, en todo caso, es All Boys. Duelen, por estas razones, que José Romero sufra las consecuencias de errores propios y ajenos (especialmente ajenos) y ciertos análisis de los referentes. "Peor está Tigre", dijo Nicolás Cambiasso, hace un par de meses cuando el cuadro de Floresta jugaba igual o peor que en el presente. De continuar su racha triunfal el equipo de Victoria, convendría no citar más ejemplos de otros, y concentrarse en lo propio.

Aceptado el desafío de revisar internamente qué paso en este torneo, la tarea es ardua y compleja. Trabajar sobre la mentalidad de estos jugadores constituye un aspecto clave, habida de cuenta de las dificultades para ganar y el temor a perder que predomina. Otra cuestión a tener muy en cuenta es la política de compras dado que, en función de la situación actual, no se puede fallar en las zonas vitales a reforzar. Y, desde ya, pensar primero en All Boys antes que en disputas personales, divismos extrapolados de otro ámbito o soberbias cuyas consecuencias perjudican al club y a los mismos implicados. En lo inmediato, sería oportuno y saludable terminar decorosamente el campeonato, con dos encuentros por delante que deberían motivar y, resultado aparte, plausible de sentar las bases de un replanteo en varios estamentos.

lunes, noviembre 28, 2011

ALL BOYS // Otra unidad


No ganar de local, transcurridas 16 fechas, configura un dato sustantivo que difiere de modo directo con lo sucedido un año atrás cuando All Boys apenas resignó 7 puntos sobre 30 en esa condición. Entre los factores posibles de la infausta racha cuentan planteos cautelosos y equivocados ante rivales de la misma o inferior envergadura, lógicos imponderables derivados de un deporte donde incide el azar, cierta relajación que contrasta con aquel albo tonificado de 2010 y lo dicho en distintos artículos sobre la conformación de un plantel estrecho y desbalanceado. La estadística deviene elocuente ni bien se observa que el cuadro de José Romero es junto a Newell's uno de los dos equipos del torneo sin ganar en su estadio, hecho significativo que, milagrosamente, no repercute aun en la tabla de los promedios teniendo en cuenta la posición actual en el Apertura mediocre y tedioso al que asistimos: un peldaño encima de la zona de promoción.

De no corregir este relevante ítem, por tanto, All Boys padecerá horrores para sostener la categoría pese a disponer de la ventaja de dividir porcentualmente diferente en la clasificación del descenso -es decir  con mejores números en caso de acreditar más victorias que empates- de Arsenal, Racing, San Lorenzo y Tigre, oponentes directos en la disputa por conservar un lugar en la máxima divisional, meta prioritaria de la temporada subestimaciones aparte. En ese panorama con claroscuros, el anteúltimo encuentro del año en el Islas Malvinas presentaba una nueva oportunidad a fin de interrumpir la sequía de triunfos, vital y urgente según los plazos de una temporada que no admite recursivas defecciones, y estímulo importante para un equipo irregular cuya principal virtud, en lo que va del torneo, es suplir sus evidentes carencias con esfuerzo y el aporte responsable de un puñado de jugadores que entendieron el objetivo a cumplir. No alcanza como quedó demostrado tras una nueva igualdad sin goles en el marco de otro partido chato, pero conviene reparar en la dimensión del rival, uno de los dos mejores equipos de los últimos cinco años, espejo en el cual mirarse a la hora de pensar en cómo consolidar un club social en desarrollo y con éxitos deportivos que lo respalden.

De este modo, consumada la igualdad ante Lanús y a la hora del análisis posterior, sería interesante que dirigentes, cuerpo técnico y jugadores se propongan metas más ambiciosas que esperar los declives de Belgrano, Atlético Rafaela o Unión, una suerte de moneda al aire que no debería ser el horizonte único al que tanto aspira el club. Más trascendente, por el contrario, es tomar los buenos ejemplos para intentar mejorar y fortalecer lo propio con una planificación que contemple lo que se hizo mal y repare en un aspecto medular: ninguna estrella prevalece sobre los intereses del club, se llame como se llame. Enseñan bastante, en tal sentido, estos aparentes conflictos de vestuario de la últimas semanas, dado que revelan la importancia de contar con una comisión de fútbol capaz de morigerar los ánimos, veleidades y diferencias, amén de terciar en eventuales problemas que limasen la armonía grupal, factor indispensable para concretar nuevos triunfos y anhelos. Una arista no menor a la hora del balance anual, cuando concluyan los tres complejos partidos que restan.

Sobre el futuro, precisamente, abruman tareas y revisiones. El partido ante Lanús fue otra prueba de que urgen dos refuerzos de cierta jerarquía, fundamentalmente en la zona de gestación del juego ya que de no aparecer Torassa o Pérez García, los dos futbolistas del plantel con mayor capacidad de desequilibrio, All Boys insiste con la fórmula repetida, y generalmente estéril, de los centros buscando a Matos, algún disparo de Juan Pablo Rodríguez de media distancia, alguna esporádica pesquisa en el área y casi nada más. Poco, muy poco, para intentar quebrar la seguidilla de empates y derrotas en Floresta, a lo que se suma el correspondiente impacto psicológico de no poder ganar jugando de local, como bien diagnosticó Pepe Romero. También las evaluaciones antojadizas acerca de las unidades a conseguir, la obsesión en torno de los desempeños de los otros y una insinuada tendencia al conformismo merecen cuanto menos analizarse. Las conclusiones, en caso de producirse este saludable ejercicio, acaso arrojen que hay una ilusión y un trabajo de años en juego.

P.P.

lunes, noviembre 21, 2011

ALL BOYS // Capitalizar el esfuerzo



Por tercera ocasión en 2 años All Boys consiguió empatar en la provincia de San Juan, esta vez en el marco del primer enfrentamiento en la máxima divisional con San Martín, que dejó conformismo en el resultado a la luz de su incidencia posterior en la tabla de promedios, más allá del partido discreto disputado por ambos equipos. Vale y mucho la igualdad si se considera que enfrente había otro de los tantos rivales directos en la agobiante pelea por mantener la categoría, exigido de sumar la mayor cantidad de puntos conforme pasan las fechas, eventualmente revitalizado hacia el futuro en caso de haber ganado.También deviene meritoria la unidad obtenida por el cuadro de José Romero a raíz de trascendentes circunstancias, ya que a la imprevista lesión de uno de sus mejores jugadores en los últimos encuentros, Agustín Torassa, se agregaron las bajas de Fernando Sánchez y su reemplazante natural, Darío Stefanatto, en pleno desarrollo del encuentro, algo infrecuente y en cierto modo riesgoso al tener que rediseñar, obligadamente, una estrategia con futbolistas no habituados a cumplir determinadas funciones. Semejantes imponderables, matizado de las necesidades ajenas, suponen que la tercera visita de All Boys, en 2011, a la región cuyana deja saldo positivo, más por sus implicancias matemáticas que por el juego.    

Como viene sucediendo en este empinado Apertura, en San Juan se vio un capítulo más de lo conocido. Un equipo voluntarioso, por momentos arrebatado aunque decidido, al que le cuesta generar opciones claras de gol y exhibe ciertas dificultades para aprovechar momentos favorables del partido: le pasó con Tigre (aquella situación inmejorable malograda por Bargas), con Olimpo (dos clarísimas en el primer tiempo para aumentar la diferencia, el penal de Matos en la segunda parte), con Independiente (previo al 1-2, Rodríguez falló de frente al arco), y ante San Martín (dispuso de espacios claros para desequilibrar en varios contragolpes). De cualquier manera, proseguir con la enumeración de infortunios no resuelve nada, al cabo los resultados son inmodificables y también cuenta su reverso, es decir aquellos duelos en que All Boys estuvo al borde de la derrota (con Unión y Newell's, por ejemplo, en el epílogo del partido). Pero sí cabría subrayar, teniendo en cuenta que no sobra nada, la importancia de mejorar en eficacia para intentar capitalizar oportunidades más bien escasas. Una tarea posible pensando en las reservas anímicas y la inteligencia de su entrenador y de varios jugadores del plantel, conscientes de los retos por delante y de las responsabilidades de vestir esta camiseta.

Por lo demás, del partido en San Juan se destaca, también, el haber mantenido la valla invicta derivado de una tarea defensiva aceptable -aspecto clave e imposible de desatender-, además de la concentración colectiva y el aliento constante de una hinchada que nuevamente peregrinó miles de kilómetros para acompañar al equipo, reafirmando -incluso- que es de la más convocantes en condición de visitante. Soportes, en definitiva, de este All Boys inestable pero enjundioso, obligado a no ceder en esfuerzos y en intensidad frente a 4 partidos finales de singular relevancia, ya en el ocaso de un año para archivar en los primeros estantes de la historia inacabada de un club que busca, entre dificultades y zizagueos permanentes, consolidar sus progresos deportivos.

P.P.

viernes, noviembre 18, 2011

COPA SUDAMERICANA // Cierre de lujo



Ya en el tramo final de la X edición de la Copa Sudamericana, un torneo que de a poco intenta abrirse paso entre las competencias más importantes de la región después de la atractiva y extinta Supercopa, 4 grandes equipos dirimirán el torneo cuyo interés primordial -da la sensación- se ciñe más a ingresos económicos y proyecciones futuras (ganarla implica acceder a varios torneos: la Libertadores, la Recopa Sudamericana y la Suruga Bank, todas de 2012), que al prestigio en sí mismo, si bien suma y mucho para el historial obtenerla, lo cual no es poco en este tiempo donde abundan reyes de copas, sueños primermundistas y cierto desprecio a la competencia doméstica según la rueda de las prioridades.

Este año sobran condimentos para catalogarla como uno de los mejores torneos desde su aparición en 2002, habida cuenta de la paridad, los valores de conjunto y la trayectoria de los semifinalistas provenientes de 4 países distintos (Brasil, Argentina, Ecuador y Chile), todos justos vencedores cualquiera sea el desarollo en el epílogo, aunque con matices de acuerdo con sus recorridos en el certamen. Por ejemplo, solo la Universidad de Chile y Liga de Quito, dirigidos por los argentinos Jorge Sampaoli y Edgardo Bauza respectivamente, disputaron la primera fase, una carga extra que refuerza sus méritos y posiblemente los tonifique de cara al final en función de los esfuerzos consumados. Repasando: los chilenos derrotaron a Fénix (1ª fase), Nacional (2ª fase), con paliza a Flamengo (octavos de final) y con clara superioridad a Arsenal (cuartos de final); mientras que los ecuatorianos superaron a Yaracuyanos (1ª fase), Trujillanos (2ª fase), Independiente (octavos de final) y Libertad (cuartos de final), ratificando la estirpe copera adquirida en los últimos años.

Curiosidades de estos dos equipos, muchas. Liga es el equipo con más semifinales jugadas en la Sudamericana, ganó una final muy recordada ante Fluminense en 2009 (venció 5 a 1 como local pero sufrió para conseguir al título al perder 3-0 de visitante, en la edición de más goles) y tiene una base de futbolistas que conocen la institución y cuentan con roce internacional como Luis Bolaños, Reasco, Bieler, Guagua Barcos, Araujo, entre otros. Por su parte, los chilenos intentarán arribar a la primera final de su historia despues de las experiencias en 1996 y 2010. Reúnen importantes chances de conquistar su primer torneo continental a partir de una campaña brillante que contabiliza 7 victorias y 1 empate, con 14 goles a favor ( el goleador hasta aquí del torneo es Eduardo Vargas, de la U) y apenas 1 en contra. Extraordinario, ciertamente.



Pero no menos derechos ni legitimidad en caso de ganarla le asisten a Vélez, dignísimo representante argentino que sorteó complicados rivales, entre ellos la Universidad Católica, Santa Fe de Colombia y uno local, Argentinos Juniors, en un tipo de duelo -este último- donde los dos equipos se conocen mucho y no siempre corona al mejor; además de padecer ostensibles bajas durante el receso del torneo, dado que ya no tiene al goleador Silva, al cerebro y organizador Maximiliano Moralez y a quien supo desequilibrar y aportar su talento en  momentos oportunos, Ricardo Álvarez. Con la inteligencia de Ricardo Gareca, no obstante, Vélez suplió las ausencias, exhibió momentos de fútbol cohesionado y vistoso (el primer tiempo con los colombianos fue de notable factura) y procurará conseguir el único certamen de cierta relevancia que le falta a sus nutridas vitrinas.

También Vasco da Gama buscará inscribir su nombre por segunda vez en el concierto regional, tras la Libertadores ganada en 1998 sobre Barcelona de Guayaquil, oponente ecuatoriano que podría repetirse si vence a la Universidad de Chile y Liga hace lo propio con Vélez. No dispuso de suerte Vasco para sumar otros torneos internacionales como la Recopa, entre 1999 y 2003 no se desarrolló, o la citada Supercopa de los campeones de América, abortada en 1997. Razón de peso, al cabo, para no desaprovechar la oportunidad, robustecido incluso por un técnico sagaz e intuitivo como Cristian Borges, quien condujo al equipo a los primeros planos en el orden local (va segundo, con chances de ser campeón) y continental.

También se presentan algunas curiosidades en el cuadro de Río de Janeiro, especialmente relativas a los números. En la Sudamericana, por caso, perdió 3 partidos sobre 6, aunque marcó 17 goles, un promedio de 2,5 por partido, cifra que le permitió concretar resultados abrumadores: 8-3 ante Aurora (Bolivia) y 5-2 frente a Universitario (Perú), los dos en condición de local. La estadística particular en la Sudamericana tiene cierto correlato en el torneo local, en el  marco de un mar de números llamativos e imposibles de mensurar ya que no responden a una lógica evidente. Por el Brasileirao, recibió apenas 4 tantos en 17 partidos jugando en Río donde ganó todos sus partidos, es el quinto equipo con más goles a favor y recibió varias goleadas: ante el descendido América, Curitiba, Cruzeiro, Botafogo e Inter. Aún con irregularidad, da pelea en ambos frentes debido a un plantel con varias figuras y referentes (Elton, Dedé, Ever, Nilton, Bernardo) y lo dicho: un entrenador que supo apuntalar futbolísticamente a una de las instituciones prestigiosas de Brasil.

El panorama, de este modo, ofrece un cierre de lujo, contrariamente a lo sucedido en la última edición. La calidad de los contendientes, sus deseos e inevitables presiones, más destellos o fuertes reminiscencias de viejos duelos coperos tornan imprescindible observarlo, cuando se apaga un año de sorpresas, ardores y los clásicos alborotos en esta parte del Sur..

P.P

domingo, noviembre 13, 2011

ALL BOYS // Fondos de una historia



Después de muy seguidos desencantos, errores de base para repasar en un futuro cercano y buena dosis de mala fortuna, All Boys consiguió uno de esos triunfos vitales según su oscilante actualidad, con ribetes históricos incluso. Nunca, en sus 98 años de trayectoria, el cuadro de Floresta le había ganado a San Lorenzo, de visitante. Y hablamos de unos de los grandes del fútbol argentino, 10 veces campeón en la máxima categoría, cuyo presente dista de ser el ideal aunque, justamente por esa razón expresada en impensados padecimientos con la mentada tabla de promedios, tornaba complicada, muy complicada, la excursión al Bajo Flores. De ahí que se valora y se celebra con creces la victoria, en un escenario hostil y ante un competidor directo, si bien no menos trascendente son sus derivaciones biográficas, contextuales y anímicas.

Hace poco más de 4 años, por ejemplo, ganarle en la B Metro a Tristán Suárez, en Ezeiza, figuraba como logro sustantivo, no para promover euforias desmedidas, pero sí contaba en el rubro de triunfos meritorios a fin de escapar de esa categoría terrible. Parece oportuno recordarlo cuando All Boys concreta sucesos de este tipo, impermeable al paso del tiempo pase lo que pase. Pensemos que desde el retorno a Primera tras 30 años, se le ganó a River (2 veces), Boca, Independiente y ahora San Lorenzo; la estadística con Vélez deviene favorable (a diferencia de Nueva Chicago con el club de Villa Luro) y apenas restan dos asignaturas pendientes, sensibles para los hinchas y ojalá para los jugadores, en un ajustado repaso sobre las diferencias que van desde el lejano 2007 hasta hoy: Argentinos Juniors y Racing. Por eso lo sucedido en Bajo Flores no solo parecería reunir valor por una transitoria salida de los puestos de promoción, sino también debido a sus efectos, a lo perdurable, a aquello que los hinchas de All Boys tendrán para relatar, entre orgullos y segmentos de una memoria nítida y palpable, cuando el éxito, siempre circunstancial, atenúe sus luces. San Lorenzo, entonces, ya ha registrado en su propia casa de la impronta barrial, del corazón curtido en esperas y de la fidelidad de la hinchada de este club, protagonista en esta victoria con su constante aliento pese al 16mo sexto lugar en la tabla, testigo privilegiado de otra victoria para evocar ver una y mil veces.

En ese marco, sin dudas, el equipo de Romero edificó una de sus mejores producciones del torneo, sobre todo en el segundo tiempo, más allá del comienzo dubitativo y la fortuna que, esta vez, jugó a favor en los primeros minutos de la etapa inicial. Respaldado por algunos de sus hombres experimentados (Cambiasso, Juan Pablo Rodríguez y Hugo Barrientos), y las buenas prestaciones de Coronel y el insustituible Torassa, el cuadro de Floresta aprovechó el nerviosismo de un rival visiblemente afectado por conflictos de diversa índole, algo que de ningún modo conspira con la inteligencia y la solidaridad colectiva con la que All Boys encaró un encuentro especial. Entre otras cosas, y al margen del porte del adversario, porque se necesitaba recuperar la confianza, clave en ese campeonato aparte que disputa el club, y nada menos que en un duelo signado por la incertidumbre y la contigencia, a raíz de presagios no del todo alentadores por variados motivos: lesiones, plantel estrecho, falta de contundencia, cierto retroceso físico, presiones en el rival que, muchas veces, perjudican más al supuestamente favorecido que al presionado. No sintió el entorno adverso All Boys para acreditar su tercer triunfo en el Clausura, todos en condición de visitante, lo cual demandaría un estudio en detalle relativo a esa estadística y obliga, eso sí, a mejorar la cosecha de puntos como local, indispensable de acuerdo con los empinados retos por delante.

La unidad de todos, en ese sentido y sin postular un enunciado vacío, resulta de suma importancia. Un ejemplo; en pleno embate de San Lorenzo por conseguir la igualdad y retirado Barrientos del campo de juego por orden del árbitro al extraviar una de sus canilleras, rápidamente Pérez García -asiduo titular; ante el cuadro del Bajo Flores estuvo en el banco- socorrió al cinco de All Boys y evitó que el equipo quedara con diez hombres en un instante decisivo. Son pequeños gestos, imperceptibles a veces, pero valiosos dado que revelan el compromiso grupal y la humildad de saber priorizar el conjunto por encima de los intereses personales, a tono con el perfil de un entrenador que no declara en primera persona ni se desvive por las cámaras ni monta un show donde su figura, sobredimensionado el rol del entrenador, opaca al resto.

De eso tal vez se trata, de aunar esfuerzos en un momento complejo, de conservar las raíces, de exigir lo exigible y de autoimponerse la crítica cualquiera sea el resultado. La tarea comprende a dirigentes, jugadores, cuerpo técnico e hinchas, muchos de ellos conscientes de que los logros no surgen de un conductor iluminado y con poder, ni de las bondades de la casualidad. Si algo define a All Boys, entre diferentes cosas donde cuentan sinsabores y alegrías deportivas, es el fuerte apego con una historia que comenzó en 1913 desde el encuentro y el anonimato. Es decir las bases sobre las cuales se consiguen éxitos y reconocimientos, como este ante San Lorenzo, triunfo definitivamente incluido en algún relato futuro que, es de esperar, un albo pronunciará o escribirá con alegría y esa indimisulable emoción de describirlo real. Demasiado real.

P.P.

jueves, noviembre 10, 2011

DESCENSO // Memorias de un ciclo



El descenso de River, a casi 5 meses de consumarse entre incredulidades y violencias varias, constituye uno de los puntos más salientes de 2011 en cuanto a hechos bisagra, de esos que marcan época y dejan una huella que el tiempo, solo el tiempo y sus recuerdos temblorosos, les adjudican su justa dimensión, lejos de reacciones detempladas y encapasuladas en la lógica del impacto y la celebración mecánica -a veces espontánea- de que hay otros en el mundo que están peor. La murga uruguaya Contrafarsa tiene un excelente cuplé alusivo a las miradas cotidianas sobre las desgracias ajenas. "Que lindo es corrobar que los otros están mal", dice un tramo de su letra, muy pertinente para ilustrar cómo se vive hoy el fútbol en este rincón el mapa, donde -además- el tráfico de información creció exponencialmente en las últimas décadas.

Lo cierto es que observar a River en la B es noticia en tamaño tabloide, al margen de discursos circundantes o aspectos de coyuntura.Y lo es por la envergadura de la institución, su proyección mundial y su popularidad, matizada con el dato de que nunca había bajado de categoría, situación novedosa y sujeta a un estudio comparativo respecto de acontecimientos semejantes en las ligas más importantes de América y Europa. Por caso, en Italia, solo el Inter se mantuvo siempre en Primera, habida cuenta de los descensos de Juventus (2006-2007), Milan (1981-1982/1982-1983), Roma (1951-1952), tres entidades prestigiosas. En Espana, asimismo, se produjo el recordado descenso de Atlético de Madrid en el 2000, mientras que en Inglaterra perdieron la categoría clubes de peso como Manchester United (1935/36, 1974/75), Liverpool (1904/05; 1961/62); Arsenal (1903/04; 1921/22) y Chelsea (1983-84; 1988-99). Alemania, finalmente, computa tres entidades que conservan el lauro distintivo de no retroceder a la segunda división: Bayer Munich, Bayer Leverkusen y Borussia Dortmund. En nuestra región, River se agrega a Racing y San Lorenzo entre los clubes grandes confinados a batallar en el ascenso argentino, en tanto Uruguay -de modo comprensible por la preeminencia y las marcadas diferencias de dos clubes sobre el resto- no contabiliza descensos de Peñarol y Nacional. Sí hubo casos llamativos en Chile, concretadas la caídas de Universidad de Chile y Universidad Católica, y en Brasil, donde Corinthians, Fluminense y Vasco da Gama debieron reorganizarse deportiva y financieramente desde las entrañas vejatorias de la segunda división.



Casualmente, Brasil puede ser escenario del otro gran suceso de 2011 ni bien se repasa la ubicación actual de Cruzeiro de Belo Horizonte, en zona de descenso cuando restan apenas 5 fechas para el epílogo del Brasileirao, torneo que no llega a la Argentina por alguna cláusula contractual formalizadas por las cadenas deportivas de televisión, no conocida por la mayoría del público. Auténtico gigante del vecino país e incluso distinguido como el mejor club brasileño del siglo XX según una calificada entidad, su eventual pérdida de categoría trastoca los cimientos a nivel continental por una historia inmensa, imposible de omitir. Del estado de Minas Gerais (allí nació la actual mandataria Dilma Roussef; es una de las ciudades más importantes del país), dueño junto con Atlético Minero de un imponente estadio que alberga más de 76 mil personas ("El Mineirao", cuyo primer gol sucedió en un encuentro con River), Cruzeiro cuenta con una avalancha de títulos estaduales (36), 2 Libertadores muy evocadas - River, en 1976, y Sporting Cristal, en 1997-; dos títulos en la extinta Supercopa  -1991 -otra vez River; y 1992, sobre Racing-, el ansiado Brasilerao en 2003 con récord de puntos incluidos (100) y el orgullo, hasta el momento, de ser junto con Flamengo, San Pablo, Santos e Inter los únicos de Brasil que jamás debieron recorrer los incordiosos paisajes de la B.

Sin embargo, abundan ciclos que terminan entre los cuales el fútbol, con sus imponderables y sus azares, no es ajeno. Cabría pensar, en ese sentido, si la invariable finitud no es otro factor trascendente que también explica los casos de River y -si se concreta- de Cruzeiro, además de los consabidos desmanejos dirigenciales. Dos clubes, vale puntualizar, que forjaron su grandeza en base a títulos y a la jerarquía de sus jugadores, en el marco de una historia común que , como se dijo, los encontró en reiteradas oportunidades y sus hinchas recuerdan por razones diferentes; alegría en un caso, tristeza en otro. Pese a todo, el cuadro más fuerte de Mina Gerais dispone de una chance a fin de salvarguardar una porción grande de dicha, en 5 finales decisivas que incluyen a Inter como primer escollo, y 4 adversarios directos: Avaí, Atlético Panaerense, Ceará y el clásico con Atlético Mineiro en la jornada de cierre.

De lograrlo se festejará como un campeonato y no será para menos. Pero de ocurrir lo contrario, ninguna etapa cerrada, ningún ciclo agotado, ningún intenso disfrute, se pierde en los pliegues del olvido, o en la opacidad de los días por venir. Para determinada generación, y como ocurriera con Alonso, Francescoli, Saviola, Salas, Berti, Ortega o Crespo -apellidos entre miles-, la memoria atesora un definitivo lugar ni bien reaparecen, en medio de suspiros y lamentos,  los nombres de Mario Tilico, Charles, Ademir, Luis Fernando, Boiadeiro, Palinha, Kleber o, en relatos orales o viejas publicaciones revisitadas, los mismísimos Tostao y Roberto Perfumo, este último protagonista en dos clubes que el tiempo, inclemente, los encuentra de frente a sus abismos y posibles traumas.

P.P.

lunes, noviembre 07, 2011

ALL BOYS // Planificación en serio



Estacionado en la zona de promoción y sin concretar el salto de calidad indispensable para forjar un horizonte menos preocupante y más calmo, All Boys transita el torneo con producciones que combinan tenacidad, esfuerzo y predisposición a fin de torcer el errático rumbo actual, con apresuramientos varios, obstinaciones inconducentes y visibles temores a perder, como bien diagnosticó José Romero. Es la consecuencia directa, ya señalada, de haber formado un plantel modesto y estrecho, posiblemente derivado del exceso de confianza o de una fallida evaluación sobre las implicancias de disputar una segunda temporada en Primera División, con todas las obligaciones y las sensatas decisiones que demanda asimilar.

Parte de esa confianza se revela en declaraciones de hombres importantes del club, muy queridos, símbolos del mejor momento en la vida de la institución, quienes expresaron sus íntimos deseos antes que postular un cuadro de situación reconocible. "¿Alguien tiene duda de que vamos a terminar entre los primeros 8", escribió en su cuenta de Twitter Ariel Zárate, asesor de fútbol profesional. "La meta son los 50 puntos", dijo Nicolás Cambiasso, ni bien amanecía el torneo. Disputadas 14 fechas, los pronósticos/estimaciones distan de corresponderse con la realidad, lo cual confirma que la planificación admite el optimismo y las seguridades, desde ya, pero también análisis responsables y planes alternativos frente a esperables turbulencias o escollos no previstos.

Como siempre, y es cierto, las opiniones implacables tras hechos consumados suelen ser ingratas, injustas muchas veces, si bien algunos puntos oscuros vienen de hace tiempo, razón por la cual conviene reponerlos. Por ejemplo, sustituir a Casteglione por Quiroga y Coronel admitiría una revisión, especialmente por tratarse de dos refuerzos que llegaban de sendas experiencias traumáticas en River y Huracán, respectivamente. Más allá de que Coronel jugó poco y no puede juzgarse a fondo su rendimiento, sí es posible decir algo de Quiroga, inseguro y errático en varios partidos que costaron puntos, lejos de mostrar atributos acordes para ser el zaguero que All Boys necesita hoy. No menos cierto es consignar que las responsabilidades involucran a más de un jugador, en este caso a una defensa completa que evidencia problemas estructurales para aportar solidez y consistencia. Asimismo, según los dichos de Cambiasso, la cantidad de puntos a sumar exige hacerse fuerte de local,  con planteos audaces a fin de acercarse al mencionado objetivo. Pues bien: All Boys no solo continúa sin ganar en Floresta sino también exhibió, en algunos encuentros en el Islas Malvinas, desatenciones graves, sazonadas con las limitaciones que implican no disponer de recambio suficiente. Difícil, por tanto, acreditar la cifra proyectada, mucho más cuando se cotejan campañas: hace 1 año el cuadro de Romero consiguió 16 puntos sobre un total de 7 partidos en condición de local, 12 más que los acreditados actualmente en idéntica cantidad de encuentros.

 Subsiste, pese a todo, la consabida ilusión. Porque así lo marca la historia de este club y porque la constancia, el compromiso y la jerarquía de algunos jugadores permiten abrigar esperanzas. Ahí está Mauro Matos, artillero implacable, levantando dos veces el marcador adverso ante Independiente que evitó, por un lado, otra derrota en casa y significó, por otro, alcanzar la friolera de 28 tantos en All Boys desde su arribo a la entidad en enero de 2010. También Torassa sigue siendo fundamental con sus movimientos desequilibrantres, la experiencia que aporta el tiempo transcurrido, con la del Albo, en escenarios múltiples,  y su lucha de siempre por dejar de ser, un buen día, Torassita. O el Cabezón Sánchez, activo e insustituible a sus 37 años, ejemplo para sus compañeros a partir de un despliegue que emociona.

En ellos, en la inteligencia de los líderes y en redireccionar/formular una planificación a la altura de un equipo que participa en la máxima categoría, depende el futuro de una institución que, aunque algunos lo olviden, vive un momento anhelado para incurrir en nuevos errores, subestimaciones o resignarse a contemplar las últimas imágenes de un sueño interpretado como oportunidad histórica.

P.P.

jueves, noviembre 03, 2011

FÚTBOL ARGENTINO // Agenda Boca 2011

  De no mediar una hecatombe futbolera o alguna situación no regida por la lógica, Boca se consagrará campeón del Apertura 2011, cuya eventual coronación pondrá fin a la logia de los denominados clubes chicos, ganadores de los últimos 5 torneos con indudables méritos pese a la brevedad de estos certamenes donde cuentan las rachas y la suerte. Y será justo dada la abrumadora superioridad que testimonian los números: 9 victorias y ninguna derrota, apenas 3 goles recibidos en 13 jornadas y 9 puntos de ventaja sobre su inmediato perseguidor, el soprendente Atlético Rafaela, un equipo modesto y medianamente sólido que tiene otras prioridades y expectativas en esta categoría que le demandó, previo a su ascenso, soportar desilusiones y aunar esfuerzos para acceder por segunda vez en 104 años de historia.

También será merecido por los atributos mostrados por el cuadro de Falcioni, expresados en recuperar la mística ganadora sobre la base del líder y conductor Riquelme, la fortaleza defensiva y una serie de variantes positivas que desalienta a los rivales, impotentes -todos- de oponer una mínima resistencia a este Boca entusiasta y arrollador. Sin embargo, el iluminado presente del cuadro de la Ribera no puede soslayar los aciertos de una gestión que nació involuntariamente tras el fallecimiento del entonces presidente Pedro Pompilio, y debió sortear o enfrentar encendidas disputas dirigenciales y conflictos de vestuario que limaron la estabilidad de la institución, al punto de alimentar, día a día, los conventillos de ciertos medios avezados en vender y amplificar carroña, fruto de la copiosa información surgida desde las entrañas del club. Por eso es oportuno resaltar cómo Jorge Ameal logró enderezar el rumbo futbolístico, tras las fallidas incoporaciones, la fábula de un manager-garante con ínfulas de experto y las sucesivas malas campañas en  los 5 campeonatos de su gestión. Repasando: 14ª en el Clausura 2009; 11º en el Apertura 2009; 16º en el Clausura 2010; 12º en el Apertura 2010; y 7º en el Clausura 2011.




"Los campeonatos nos gustan a todos. Es parte de esto. Nos acostumbramos a ganar y no nos tenemos que desacostumbrar. Soy parte de esa historia de triunfos. Mi vida institucional en Boca no empieza hoy. Boca debe ser protagonista siempre. Y cuando hablamos de ser protagonistas, no hablamos de salir segundos. Hablamos de salir campeones. Éste es el destino de Boca", dijo Ameal a comienzos de año, consultado sobre si le faltaba un éxito importante a su gestión, además de presentar a Falcioni, en ese momento, como el mejor candidato para ocupar el banco. "Falcioni juega a lo Boca. La gente lo que pretende de sus jugadores es que tengan actitud", agregó. De este modo la crítica postulada desde ese mundo urgente y asfixiante que ancla en la Ribera, condicionada por la obtención o no de éxitos, debería reconocer la labor del actual presidente y plantearse una autocrítica sobre la supuesta incompatibilidad entre el técnico y la estrella del plantel; las inferiores aprentemente destrozadas (Colazzo, Blandi, dos ejemplos) y la conducción de un hombre imputado por falta de conocimientos y modos de conducción eficaces. A lo que se agrega, ahora, cargos acerca de su vinculación con la llamada barrabrava, un tema complejo que estuvo en escena durante toda la última década, lo cual sugiere que el agravamiento de su internas, al margen de las desmentidas y los ocultamientos, está íntimamente ligado con las inminentes elecciones en el club, con las correspondientes operaciones dirigenciales a la orden del día.

En ese marco, hoy Boca se apresta a celebrar su 24º título, aseguró su retorno a los torneos internacionales, mejoró ostensiblemente su flaco promedio, tiene las finanzas equilibradas y ve con sorna a su máximo rival, hundido en la peor de las desdichas. Un futuro demasiado auspicioso que no solo desalienta a los adversarios. Las agendas del show, agotadas o no las desgracias de River, ocluido o no el sofocante tema barras, tienen que inventar nuevos y revolucionarios contenidos en materia futbolística para borrarles la sonrisa y la paz a millones de hinchas de Boca.

P.P.

martes, octubre 25, 2011

ALL BOYS // Batallar en la mediocridad



Hugo Barrientos, para muchos hinchas de All Boys, se ha convertido en un referente de este plantel, una pieza vital insustituible: por merecimientos propios y contigencias ajenas. No caben dudas de su liderazgo y de su presencia intimidante, esa capacidad para ocupar correctamente los espacios, ordenar a sus compañeros y frenar los impulsos rivales cuando persiste la tendencia de retroceder en el campo sin criterio ni estrategia. Argumentos que justifican su condición de hombre valorado en el club, ayudado por el retorno fallido de un futbolista nacido y criado en All Boys, Darío Stefanatto, de cuyo rendimiento actual sorprende la endeblez y ralentización de movimientos, junto con la desorientación para cumplir con una de los roles más importantes en un equipo: el de mediocampista central, el viejo 5 que, en Primera División, mutó al 23, al 37 o al 44.

Pero el ex Huracán padece de la intemperancia y de los excesos que conspiran, algunas veces, contra el cuadro de José Romero, además de conductas lindantes con la antideportividad, como ocurrió ante Banfield, en el Apertura 2010 y algún otro encuentro previo al recordado partido con Racing, a comienzos de año.Frente a Newell's, un adversario joven e inexperto, Barrientos volvió a padecer el síntoma de su inestabilidad al ser expulsado a los 15 del Primer Tiempo, con el agravante -repetimos- de que se trata de un jugador hoy clave y de que restaban 75 minutos por delante. Expulsión justa, cabe decir, pero que no exime de culpas al árbitro Ceballos, quien no obró del mismo modo con Ferracuti -por reiteración de faltas, alguna alevosa- y dejó pasar un claro penal en favor de All Boys. En ese sentido, se comprende el fastidio de la gente con el juez y sobre todo con la AFA, entidad que parece mortificada con el cuadro de Floresta ni bien se repasa la cadena de errores que perjudicaron al equipo. ¿Razones? Difícil saberlo, como cada movimiento que ocurre en esa institución que el Gobierno Nacional debería intervenir y refundarla con dirigentes idóneos y honestos, pese a cualquier costo deportivo que deba pagarse.

Sería necio, de todos modos, explicar este presente en promoción solo desde fallos arbitrales adversos. Porque a las equivocaciones groseras de los jugadores (hoy Barrientos y Quiroga, ayer Quiroga, Stefanatto y Vella, por citar algunos nombres) se suma un hecho notorio: All Boys casi nunca juega bien, lo cual torna imposible salir de la zona de peligro y enderezar el rumbo. Y no produce buenas actuaciones porque no abundan futbolistas de jerarquía y se revela un fracaso, aunque suene fuerte la expresión, del proyecto diseñado para la actual temporada: improvisado, con estimaciones apresuradas sobre las unidades a conseguir y estrecho en objetivos para esta oportunidad única en Primera División. Así, All Boys naufraga en la peor de las mediocridades, la de la impotencia y sus rendimientos casi calcados de partido a partido, tal como demuestra una campaña indecorosa que no registra triunfos de local (3 empates, 3 derrotas, todas ante competidores directos) y ve de cerca el fondo de la tabla (apenas 3 puntos lo distancian del último lugar).

Tampoco alcanza con la tenacidad y ocasionales destellos de rebeldía. Ante Newell's el cuadro de Romero dejó todo para llevarse la victoria en base a la garra de algunos jugadores pero ni de ese modo logró ganar. Situaciones que expresan las hondas carencias de un equipo al cual se le viene -como si fuera poco- un fixture empinado y de pronóstico nebuloso. Primero con San Lorenzo, adversario en la tabla de los promedios, en condición de visitante, sin Pérez García y Barrientos, y con la experiencia fresca de Banfield, otro apremiado que salió a flote con All Boys. Después vendrán Independiente, exigido tras sucesivos traspiés, y San Martín de San Juan, en la región cuyana. Huelga abundar en las dificultades que conllevan esos dos duelos.

Los escenarios futuros, por tanto, dan para preocuparse cuando solo el esfuerzo y alguna situación fuera de libreto sostienen tenues ilusiones. Ya con la presunción instalada de que los agradecimientos por lo obtenido, justos y merecidos, en exceso puede redundar en rémora conformista. O peor: causante de estancamiento y retroceso.

P.P.

domingo, octubre 23, 2011

FÚTBOL ESPAÑOL // Así gana el Madrid



La Liga Española, desde hace algunos, dejó de ser un torneo abierto, estimulante y equitativo para convertirse en una competencia entre dos clubes-empresa vigorosos, de linaje, respaldados por proyectos deportivos dísímiles cuya única coincidencia, importante si la hay, remite a su poderío económico. Barcelona y Real Madrid, de ellos se trata, protagonizan un duelo que no admite ni podría admitir la presencia de otros equipos en la disputa, debido a intereses de marketing, pero fundamentalmente a raíz de las enormes distancias que los separan del resto en cuanto a planteles, presupuestos, estructuras y objetivos en torno de ratificar o inaugurar liderazgos.

Ocluidos los interrogantes sobre un torneo de previsibles ganadores, signado por la lógica y la disparidad, el atractivo radica -una vez más- en cuál de los dos gigantes se quedará con la Liga. Y esta temporada, a diferencia de las anteriores donde el Barcelona se reveló rotundo e infranqueable, se vislumbra cerrada en su definición a raíz del gran equipo diseñado por Mourinho en el Real Madrid, candidato nuevamente a retornar al centro de la escena en base a un equipo contundente, sólido y, mal que le pese a muchos, vistoso. No casualmente marcó 28 goles en 8 partidos, dos más que el Barcelona, y exhibe un poder de fuego demoledor a partir de un póker de estrellas variado, algunas de ellas en altísimo nivel: Cristiano Ronaldo, Higuaín, Kaká, Benzema, Ozil. Pero lo que torna favorito al cuadro merengue, además del desnivel que producen sus figuras, es la mística de conjunto inculcada por Mou, severo en sus modos desde ya, aunque inteligente para tocarles el orgullo a sus dirigidos tras acumular una serie de deshonras, y apostar a un esquema agresivo, consciente de las exigencias y las expectativas de un público ilusionado con revivir épocas de gloria.

El entrenador portugués, justamente, es mirado con recelo en Argentina por algunos sectores periodísticos, ya que le adjudican pragmatismo en sus planteos, sazonados con cuestionamientos sobre su alto perfil, sus desmesuras y supuestas mañas. También, claro, la crítica a Mou se ciñe, indirectamente, al juego deslumbrante del Barcelona de Messi, la verdad revelada del fútbol para muchos de sus defensores, aparentemente incapaz de caer en artimañas o tropelías tendientes a obtener el triunfo. Sin embargo,y a modo de ejemplo, la semifinal de la Copa de Campeones de 2010 entre merengues y culés mostró que hasta el más impoluto y generoso con el espectáculo, de acuerdo con los dictámenes de esa prensa dueña del gusto de todos, no escapa del exitismo y las tretas. Repasando: Pep Guardiola sembró sospechas sobre el arbitraje, en un claro gesto exculpatorio de cara al duelo definitorio, al tiempo que condicionante en torno de los movimientos del juez. O un año antes, en la Champions 2009, donde previo a la segunda semifinal entre el Barcelona de Guardiola y el Inter de Mourinho, Piqué -jugador blaugrana- declaró amenzante: "Los jugadores del Inter se arrepentirán de ser futbolistas durante los 90 minutos". Lo cual supone, al menos desde una lectura no regida por juicios preconcebidos, que la historia de buenos y malos no explica un fenómeno complejo, contradictorio, lleno de discusiones y con márgenes difusos para postular una única ética -o al menos su carácter irreductible según la lente con que se mire-como es el fútbol.



En el libro del periodista Sandro Modeo, Jose Mourinho. El entrenador alienígena, se formulan algunos comentarios sobre los principios, las conductas, los encorsetamientos y los caminos para llegar al éxito en este deporte -como decía el ensayista y escritor Nicolás Casullo- "que reúne la industria cultural con la cultural popular", y donde "desgraciadamente no pueden encontrarse ya por separado". Dice Modeo en un tramo de la obra: "A Mourinho le horroriza tanto el aburrimiento, la repetitividad inerte, la pobreza constructiva de la no comunicación futbolística que prefiere el estruendo, la invención, la transgresión, todo lo que constituya algo, en vez no tanto del vacío como de la nada (..) El sermón contra la "prostitución intelectual", los enfrentamientos dialécticos con Rainieri y con muchos otros colegas, las ocurrencias metafóricas (el "ruido de los enemigos"), los eslóganes pop ("los cero títulos") convergen en un rechazo sistemático de bajar el tono entendido como aquiescencia a la norma castradora, como si fuera una apatía camuflada de sabiduría. Mourinho algunas veces puede errar, incluso descarrilar, pero su constante invitación a la transparencia del enfrentamiento es una invitación implícita a ver a contraluz precisamente la alternativa humillante de esa nada: una nada, conforme y contigua a una hipocresía desidiosa y, en el fondo, silenciada".

No es para despreciar ni minimizar las voces que intentan incomodar, pese a los excesos y las posibles manías. Entre los grises que abruman en el fútbol y la vida acaso se trate de una virtud. Como este Real Madrid de Mou que habrá que tener en cuenta por su juego atrayente. Un desafío a las correcciones, las poses simuladas, el gusto, y la apropiación de determinada ética.

P.P.

martes, octubre 18, 2011

ALL BOYS // Voluntades



A los ciclos exitosos, generalmente, les suceden momentos de confusión, de dudas, de retrocesos y de profundas turbulencias ante un reto mayúsculo: sostener ese período de gracia en base a nuevos triunfos, sin tiempo para repensar errores ni defecciones sucesivas que socaven años de esfuerzos frente al sueño por fin consumado. Caídas las certezas, disipados los reaseguros de saberse perdurables en la armonía y la calma, cuesta enfrentar las contingencias y las incertidumbres por delante, en cualquier ámbito, lo cual es lógico si bien demanda un esfuerzo, algo del orden de la voluntad, para asimilarlas apartados de la resignación o la quietud.

Para sorpresa de muchos, All Boys concretó una hazaña que, da la sensación, todavía resuena en varios planos dada su magnitud. Y se vislumbra en los gestos de sus hinchas a partir de las reacciones dispares que suscita el discreto desempeño del cuadro de Floresta en este torneo: mientras algunos exigen más de lo esperable y esbozan cambios de jugadores con apresuramiento y atendibles razones, otros repasan la trayectoria del club, la estada prolongada en los contornos derruidos del ascenso. Respuestas comprensibles que nos abarcan a todos, cabe aclarar, y que indicaría lo difícil de absorber cambios bruscos en un lapso breve, de revalidar triunfos en la era de la urgencia y, lo dicho, de aceptar que nadie tiene el futuro comprado, se llame Boca, River o All Boys. Por eso, aceptado que esas reacciones disímiles de los hinchas parten del amor genuino por la institución, acaso conviene ser prudentes y no enmarañarse en disputas internas pensando que los logros conseguidos, el presente anhelado en Primera, la visibilidad repentina de estos días para quienes jamás supieron de la impronta de este club, nacieron del impulso y de los deseos colectivos de un barrio pasional, arrojado, solidario y unido para pelear por una diversidad de causas, entre ellas la de su club emblema.

De cualquier modo, resulta imposible abstraerse del presente del cuadro de José Romero y no sentir impaciencia. No solo por otra actuación descolorida en el torneo, en este caso ante otro rival directo como Unión, sino por las cada vez más notorias fallas en la planificación, expresadas en un plantel limitado y de relativa jerarquía, acompañado de un discurso oficial que no ejercita la autocrítica, arrumbado en sus aciertos -que los tuvo y muchos- pero insuficiente teniendo en cuenta -como ya se dijo- este momento ideal, acaso único, de fortalecerse institucional y deportivamente en Primera División. No parece ser éste, por tanto, el momento de hacer la plancha, hay razón de sobra para estar alertas y exigir replanteos y soluciones desde el principal soporte que tiene All Boys: su gente. Lejos de resignarse, en estos días inciertos, la experiencia ha dado de muestras de la tenacidad de hinchas y socios para revertir y corregir lo que está mal, ya sin garantías, con o sin billetera, ojalá conscientes de que la participación es el arma principal de los clubes que proyectan un futuro mejor.

En la asamblea de socios del próximo 30 de octubre, por tanto, hay una cita.

P.P.

viernes, octubre 14, 2011

ASCENSO // Otro Brown



El ascenso, zona donde conviven exclusiones, heroísmos, pasiones arraigadas sobre cementos monocordes, mundos perdidos e invisibles para muchos, relatos del derrumbe y de la redención impensada con sus idiomas propios y sus fidelidades obtusas, guarda siempre una sorpresa y una historia peculiar, un nombre escondido en otros nombres semejantes y diferentes. Brown de Adrogué es uno de esos clubes que merecen una mención especial, seguramente por este presente deportivo venturoso, aunque su trayectoría, los núcleos que la soportan, tornan pertinente referirse a la institución del sur bonaerense, situada en el de Partido Almirante Brown, próxima a Burzaco y Longchamps, después de Temperley, según el recorrido obligado y consecutivo que los hinchas del ascenso han hecho alguna vez en el exaltado tren Roca. Viaje enigmático y de rivalidades encendidas, de aglomeraciones acordes con la densidad del territorio en el cual anidan, entre otras bullicios y deslumbramientos, decenas de clubes de fútbol repartidos en las 4 categorías que suceden a la Primera División, sin contar los torneos Argentinos A,B y C.

Hablar de Brown es dar cuenta, por citar algunas de sus características, de una reconocida entidad de la Primera C (36 temporadas), fundada hace 66 años desde la entrañas de otro deporte (Pelota Paleta), cuyos colores celestre, negro y rojo aluden a dos clubes importantes de la localidad durante el primer cuarto del siglo XX: el Club Atético Adrogué y el Club Nacional. Como se dijo, la mayor parte de su biografía, instituida la etapa profesional, remite a la actual cuarta categoría del fútbol argentino, aunque también supo jugar en la D y en la B Metropolitana, divisional en la que se afirmó hasta hoy tras su recordado y  esperado ascenso en 1998, por primera vez. Trece años, por tanto, lleva el cuadro tricolor en la B Metro y parece evidente que haberse mantenido tantas temporadas en una categoría desconocida , con un presupuesto acotado y una estructura modesta, expresa la estratégica visión de muchos de sus dirigentes, el trabajo sostenido en inferiores y los progresos que llegaron del acompañamiento de sus socios y de su comunidad. Que son, siempre, los pilares sobre los que asientan los proyectos perdurables en el plano deportivo.  

Este club cuenta, además, con experiencias pasadas dignas de consignar. En sintonía con su presente de triunfos continuos y asados de camaradería, otras veces ilusionó y amagó con desembarcar en la codiciada B Nacional al clasificar a varios torneos reducidos que entregaban un boleto, dos de ellas muy evocadas por sus hinchas, en las temporadas 99/2000, dirigido por Vicente Cristófano, y en la 2001/ 2002, conducido por el ex River e Independiente, Daniel Raimundo (también en el banco en el primer y hasta ahora definitivo ascenso a la B Metroplitana). Aquel equipo de 9 años atrás tenía un poder de gol notable que le permitió acceder a las semifinales (cayó ante Ferro), a partir de dos nombres que hicieron un arsenal de goles: el Chavo Lema y Gastón Grecco marcaron 50 tantos en aquel campeonato. Grecco, curiosamente y retornado al club en 2007, es una de las claves del presente de Brown y una leyenda vigente del ascenso y del cuadro de Adrogué, como parte de una nómina extensa de ilustres que acredita el Tricolor, algunos a partir de las resonancias que bullen de sus apellidos: Juan Mario Testone (célebre entrenador), los citados Raimundo, Lema y Grecco; Horacio Attadía, los duplicados Gónzalo González y Ramiro Rámirez; Néstor Sicher, Adrián Zen Bonacorsi,  Salvador Azerrad, entre otros.



 Ese perfil de institución pujante y en buena medida exitosa encuentra motivos de orgullo en sus viejos y actuales clásicos. Con San Martín de Burzaco, el más importante, mantiene amplias diferencias en el historial (12 triunfos, 2 derrotas), en partidos decisivos (le ganó una final por el ascenso a la C en 1987) y en itinerarios, dado que San Martín nunca jugó en la B Metro. Temperley, solo para los hinchas del Tricolor, es el otro gran adversario, el principal hoy por hoy, pese a las abismales diferencias entre ambos en todos los rubros. Aun así, Brown logró ganarle 8 veces, idéntica cantidad que el cuadro Gasolero, sobre un total de 28 encuentros. Un orgullo que se manfiesta, también, en este equipo de Pablo Vicó, emblema de las inferiores, según un comienzo de temporada demoledor, con 8 triunfos en 9 partidos, y el juego que le valió un mote risueño, el "Barsa del ascenso", ya sin figuras como Zagharian y Kebe, pero con Minadevino, Villamayor, Enrique, Otermin, Ruiz Diaz, Acosta y -claro- Grecco. Suma 25 goles la formación de Vicó, apenas 3 derrotas, aunque lo más importante, más allá de lidiar con un gigante de la categoría como Platense, son las aspiraciones colectivas de protagonizar un suceso y la creencia, en la rugosidad de sus horizontes íntimos, de que se trata de momento propicio para sar dar el salto al fútbol grande.

No será una decepción de no conseguirlo porque estos clubes saben de la espera paciente, una forma particular de aceptar que, en fragmentos, asoma cada tanto una dicha mayor, como todos los indicios que movilizan a buscar en el tedio y el pulso abrumado de saberse tímido, otro destino de las cosas. Ocurra o no el ascenso, cuando resta bastante para el epílogo, no está de más reponer los deseos en los laberintos donde transcurre el ascenso: junto a Almirante y Guillermo, hay un tercer Brown merodeando la puerta. Desde el extrañamiento que supone lo nuevo.

P.P.

viernes, octubre 07, 2011

ELIMINATORIAS SUDAMERICANAS // De local



Desde su implementación en 1998, aprobado el formato de los 10 participantes enfrentándose en partidos de ida y vuelta, cada comienzo de las eliminatorias sudamericanas generan reacciones dispares. Por momentos entusiasman según la jerarquía de algunos partidos, otros permiten evaluar qué recursos futbolísticos presentan las selecciones para afrontar el certamen, pero en la mayoría de los casos subyace la sensación de que se trata de un torneo larguísimo, sometido a los avatares de los más diversos, que decrece en su interés -muchas veces- si se consideran la distancia temporal que separa una doble jornada de otra, con las definiciones y los atractivos de los torneos locales en el medio. Otra dato en contra y que difiere del viejo sistema de disputa, recordado por su carga de dramatismo y el casi nulo margen de error al desarrollarse en sincronía con pocos meses antes de la Copa del Mundo, es que la modificación instituida 13 años atrás parecería haberse impulsado para beneficiar a Argentina y Brasil, lo cual ha tornado previsible la eliminatoria dadas las diferencias de estos dos países sobre el resto.

Sin embargo, en las primeras cuatro ediciones hubo sorpresas o hechos que merecen destacarse. Paraguay, por ejemplo, siempre consiguió su boleto al Mundial e incluso ganó el torneo en base a un pronunciado crecimiento futbolístico que se fue consolidando en este certamen; Ecuador acreditó sus dos primeras participaciones (2002 y 2006) e históricos de la región como Argentina -el presunto favorecido-, Uruguay  y Colombia sufrieron en este tipo de campeonatos. El primero, especialmente en 1998 y 2010 en el marco de inusitadas campañas de prensa contra los entrenadores; Uruguay no clasificó dos veces, una de ellas a manos de Australia; mientras que el país cafetero quedó fuera de la Copa del Mundo en 3 de las 4 eliminatorias, alejado de aquellos octavos de final con Camerún en 1990 y con la decepción sazonada de tragedia en Estados Unidos 1994. También la duración del torneo (3 años) asoma como dato llamativo, ya que del primer al último partido se observan permanentes cambios de nombres, tanto de técnicos como de jugadores, a lo que se suma el inevitable paso del tiempo para algunos futbolistas convocados para el debut de su equipo en el torneo.

La Copa América 2011, de acuerdo con lo expuesto y de cara al inicio de la quinta eliminatoria con este formato, resultó un aceptable banco de pruebas, fruto de la importancia que le dio la mayoría de las selecciones, para esbozar una serie de cuestionamientos sobre favoritismos, tendencias y perspectivas del certamen que comenzó este viernes. Sin la presencia de Brasil, sede del Mundial 2014, se vislumbra una competencia inusualmente pareja y con buenas perspectivas para Uruguay, que le dio continuidad al ciclo encabezado por Oscar Tábarez, y Perú, injustamente tercero en la Copa América (mereció disputar la final a la que llegó Paraguay sin haber ganado un solo partido), cuyo entrenador, Sergio Markarian, parece intentar un cambio de mentalidad en base a un esquema que combina audacia y orden, tendiente a lograr un postergado objetivo: volver a un Mundial después de 24 años. Exhibe un gran equipo, con mucha entrega, y un goleador robusto en toda la acepción del término, Paolo Guerrero, insólitamente no distinguido en la Copa América como mejor jugador. Argentina, huelga decirlo, es una incógnita debido a su recurrentes crisis dirigenciales, si bien se descuenta su presencia en Brasil 2014. Lo tiene a Messi, considerado el mejor del mundo, pero también cuenta con otros valores: una plantel con opciones, y la figura de un entrenador, a diferencia de lo que ocurrió tras el alejamiento de Maradona.
 
Estas tres selecciones, da la sensación, parecen mejor posicionadas según sus esquemas, sus exigencias y sus individualidades que Chile, Paraguay, Colombia y Ecuador, los restantes aspirantes a ubicarse entre los 4 primeros, sin descartar a Venezuela, de aupiciosa Copa América y cada vez más cerca de no ser el único país en no jugar un Mundial. Bolivia, indudablemente, aparece como el más débil, aunque los pronósticos siempre son relativos, mucho más tras lo que se vio en el certamen continental de este año. Sí se pretende subrayar la particularidad de este campeonato donde no esta Brasil, un alivio para muchos ya que abre múltiples chances de clasificar. De no hacerlo será un fracaso mayúsculo para todos, porque no está el temido rival, hay 5 cupos para 9 selecciones y perderse un mundial de local supone dos cosas: una involución futbolística no advertida en su momento o, peor aún, constatar una entre otras pérdidas, el orgullo estallado. Tal vez, y frente a la industria del marketing a pocos kilómetros, el sentido exacto del olvido.

P.P.

lunes, octubre 03, 2011

ALL BOYS // Fotos



Fogonazo, como se lo conoce en Floresta, es uno de esos personajes que escapan de las modas, los mandatos de la época y cualquier impostura que no se amolde a la soledad de su cuerpo desparejo, acechado por los años. Su figura parece detenida en el tiempo y lleva todas las marcas posibles del pasado cuando levanta un vaso raso y bebe con fruición, mientras acomoda su único tesoro, acaso la razón para persistir en el mundo: un conjunto de imágenes de All Boys en diversos formatos. Hay cuadros, portaretratos, etiquetas y fotos, muchas fotos de distintos tamaños que lo apartan de la ausencia, y dan cuenta de dos las etapas en Primera División, con Pepe Romero como estandarte en las instantáneas de 1972, 1975, 2010, sobre un profundo blanco y negro en cada una de ellas. También, claro, están las de equipos que rozaron la gloria y las de otros que naufragaron en la ignominia. El mosaico de nombres, en tal sentido, es amplio y variado: allí figuran Palópoli y Serna, Yaninno, Damián Yañez, el Tanque Bordi, Agli, Diz, Virardi, Parisi, Bartelt, Solchaga, Fabbri, los Zárate Ariel, el Monito y Roberto, Timpani, Kopriva, entre tantísimos apellidos.

Basta recordar algunos partidos de esas formaciones dignas y mediocres para comprender que la reciente derrota con Olimpo, dolorosa y evitable, tiene raíces en tramos sustanciales de la historia de All Boys. Porque partidos como ante los bahienses hubo bastantes en las últimas tres décadas, en función de cierto designio maléfico que persigue a este club si se considera que el cuadro de Romero dispuso de sobradas chances para vencer a un rival opaco, acreedor de un triunfo no buscado. Derrota que se lamenta por las incidencias y el trámite del encuentro, por el rigor del promedio (Olimpo descontó tres valiosas unidades en la tabla del descenso), pero fundamentalmente por esos destellos de buen fútbol mostrados por All Boys, sobre todo en el final del primer tiempo y el comienzo del segundo donde tuvo convicción para ganarlo, asentado en el esfuerzo y fluidez en el juego que le permitió generar opciones claras de gol como en ninguno de los 9 partidos anteriores.



Sin embargo, resulta imposible obviar que la mala racha en Floresta (con 3 caídas y 2 empates, la antítesis del Apertura 2010) no se circunscribe solo a la suerte o a estigmas impregnados en el derrotero de All Boys. Da la sensación de que Romero no encuentra alternativas para darle mayor solidez y confianza a un plantel limitado, manifiesto en el exceso de individualismo de algunos jugadores que redunda en un conjunto de voluntades nerviosas, un mediocampo descompensado que sufre el bajo rendimiento de Stefanatto y falta de respuestas físicas en varios de ellos. Más importante, de todos modos, es advertir la mentalidad endeble para encarar este tipo de duelos clave, en condición de local, cuyo efecto conduce a equivocaciones y torpezas de otro orden, menos futbolísticas que psicológicas.

El panorama, según lo descrito, preocupa, ya con la anunciada certeza de que se sufrirá con creces para seguir un año más en Primera. El fixture desalienta y no abunda recambio a fin de resolver ecuaciones con distintos grados de dificultad. Pero, al Igual que Fogonazo, la persistencia implica afirmarse en determinados espacios. Como la cámara y las fotos que lo acompañan, diseminadas en una mesa renga y desvaída, este club nunca estuvo ni estará solo, tanto en las mieles del triunfo como en las viscitudes que signan su torvo y envolvente recorrido.


P.P.