Establecida la Copa Sudamericana en 2002, tres países se han repartido este trofeo continental a lo largo de 5 ediciones (Argentina, Perú y México) con una ausencia importante, Brasil, pentacampeón del mundo y número puesto si de podios hablamos. Sugestivamente o no, tampoco los brasileros disputaron finales ante los campeones San Lorenzo (2002), Boca (2004 y 2005 veces), Cienciano (2003) y Pachuca (2006). Una razón atendible, quizás, sea la gran cantidad de competencias en el país vecino (Ligas zonales, Campeonato Brasileirao, Copas Estaduales) aunque forzando el ojo daría la sensación que el certámen no convence a los torcedores. Promocionada y todo, la cosa parece no funcionar. Algo similar ocurre actualmente en Argentina con los poderosos Boca y River. En el primer caso, una encuesta echa por la página oficial del club demuestra que los hinchas se vuelcan masivamente por la obtención del Apertura, en tanto los hinchas millonarios desde hace tiempo relativizan el torneo producto de los sucesivos fracasos en la Libertadores. Sin embargo, no todos piensan igual ni depositan las mismas expectativas. Allí están Estudiantes, Colo Colo, San Lorenzo, Libertad, los mexicanos, más una larga lista de nombres respetables dispuestos darle brillo y color a la Sudamericana. Bastará sortear una fase para motivar el alma frágil de los hinchas. Ni hablar de un certámen en la cual abundan equipo humildes como el Real Potosí, Audax Italiano, Bolognesi, Jorge W ilsterman, Olmedo, entre otros. Con una salvedad, tevé al margen: la copa destila un leve tufillo a premio consuelo.
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