miércoles, marzo 30, 2011

BOCA // El frente interno


El triunfo en Santa fe trajo relativa calma en Boca después de innumerables rumores sobre peleas, renuncias, acusaciones cruzadas, goce íntimo en derredor de internas o internitas, coberturas amplificadas del caos, que no se evaporarán tras un puñado de triunfos. En Boca existen dificultades, algo innegable, que no se circunsbriben -curiosamente- al aspecto económico.

Juan Román Riquelme es uno de los protagonistas centrales de las disputas que se cuecen en el interior del club, eje de controversias debido a su personalidad, a sus cortocircuitos con viejos ídolos y, sobre todo, a su capacidad para defender principios y convicciones sin reparar en el poder y la envergadura de sus variados adversarios. Uno de ellos, se sabe, es el ex presidente del club y actual jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, quien se opuso a su recontratación en 2009 y deprecia el influjo del diez en base a argumentos recubiertos de austeridad y presunta sensatez para defender las finanzas del club, minimizando otras importantes razones que esconde el alcalde porteño, por ejemplo la presencia perturbadora de Riquelme para manejar a un club que cree suyo, plataforma de los más diversos intereses, luego de una década de éxitos deportivos.

 Posiblemente envalentonado por su decisivo gol en Santa Fe, Román opinó con modos énfáticos acerca de un eventual regreso de Macri a la institución, teniendo en cuenta el año electoral. "Si vuelve como dirigente, tendrá que tomar decisiones. Y yo tengo un contrato largo", espetó JRR, aunque habría una segunda lectura tendiente a ubicar la interna de Boca en su punto justo, dada la confrontación existente entre dirigentes que responden a Macri y al Gobierno Nacional. Con su franqueza, siempre desafiante, Riquelme no hizo más que transparentar una situación que perjudica al club, afecta a los hinchas y tiene en el ala macrista al principal actor de desestabilización, habida cuenta los vínculos cercanos entre Jorge Amor Ameal con el Gobierno Nacional (el diputado Carlos Kunkel y directivo del banco Provincia Robertón Digón cobraron mayor protagonismo en el club) y el desplazamiento de cargos de gestión antes afines de Macri. No es extraño, de acuerdo con algunos hechos, que el macrismo desea el hundimiento definitivode la gestión Ameal.Sin ir más lejos, en un interesante informe de la Revista XXIII, señala el vocal Horacio Palmieri: "Macri les baja línea a los dirigentes porque quiere desgastar a Riquelme. El tema Riquelme no es un problema de dinero", en tanto se menciona que Daniel Angelici -quien renunció a la comisión directiva en desacuerdo por el fichaje de Román- hace circular entre los socios spots de campaña junto a Macri, con imágenes que recuerdan un Boca austero, organizado y potencia mundial.

Riquelme, en ese marco, sabe elegir los momentos. Inteligente, visceral, bostero genuino, corre el foco del debate y apunta contra los enemigos internos, que no son Palermo ni Falcioni. La causa estructural del presente de Boca es deudora de una gestión afortunada y pródiga en negocios y componendas que, tarde o temprano, deja a la intemperie (como la 3era bandeja) al sostén principal de un club nacido hace más de 100 años: ni más ni menos que a su gente.

P.P.

martes, marzo 29, 2011

SELECCIÓN NACIONAL // El duelo



Más allá de la decepción del publico ante la sorpresiva ausencia de Lionel Messi, esta noche el Seleccionado dirigido por Sergio Batista tendrá otro accesible compromiso cuando enfrente a Costa Rica, rival que registra tres participaciones mundialistas (1990, 2002, 2006), en un amistoso a disputarse el remozado Estadio Nacional del país caribeno, el segundo de carácter internacional desde su reapertura. Se presume, como es lógico, un enfrentamiento marcado por las asimetrías según la calidad de futbolistas de unos y otros, además de un historial favorable a la Argentina que arroja 5 victorias para el equipo nacional, 1 empate y ningún triunfo de los apodados Ticos. De esos triunfos albicelestes, dos fueron relativamente recientes; en Atenas 2004 (4 a 0) y en un amistoso celebrado en la provincia de San Juan a comienzos de 2010 (3-2).

No obstante, habrá un condimento extra relativo a dos técnicos argentinos que tienen principios e ideas futbolísticas disímiles, como Ricardo Lavolpe y Batista, algo que -posiblemente- genere algún debate o reflexión sobre esquemas y tácticas, modelos de juego, características de los jugadores y las capacidades de los entrenadores para administrar la abundancia, en un caso, y la modestia, en el otro. Por lo demás, y yendo a lo que podría ofrecer un equipo argentino cuyos antecedentes incluyen derrota con Japón y empate ante Estados Unidos -nada grave para un técnico que minimiza resultados aunque luego los cite como reaseguro de continuidad en el cargo-, conviene enumerar breves interrogantes acerca del partido de hoy.

1- ¿Existirá plan alternativo para una formación diseñada "en función de Messi"? No decimos alrededor, porque descontamos que los compañeros del rosarino se ubican "alrededor" de Messi.
2-El triple 5 integrado -esta vez- por Banega, Mascherano y Biglia, ¿se mantendrá incólumne los 90 minutos, independientemente de los nombres?
3-¿Se revelará Angeleri como una opción del longevo Zanetti?
4-¿El porcentaje de posesión de la pelota, de repetirse lo ocurrido el último sábado, redundará en mayor eficacia?
5-¿Es esta una prueba válida para un arquero que necesita retos más exigentes?
6- ¿Se sentirá la ausencia de un centrodelantero, el llamado 9 de área, teniendo en cuenta las características de Pastore, Di María, Sosa, Gaitán, Beluschi? ¿O el intento será priorizar el armado de sociedades entre estos jugadores para arribar a posiciones de gol?
7-Finalmente, ¿habrá entendido el entrenador que no existe "un modelo" para ejecutar o imitar?

Preguntas que, sin dudas, no se agotan en este partido que presenta, como rasgo principal, un posible duelo sobre los estilos adoptados por dos entrenadores muy distintos, en parte inducido. Lo complejo, de todos modos, aquello verdaderamente importante, trasciende al juego y se sitúa en el plano simbólico y en el de los afectos, al menos para este sitio: le costará demasiado al Seleccionado entusiasmar nuevamente a los hinchas, algo no sujeto a resultados, a rendimientos superlativos o al tiempo que resta para Brasil 2014. Sí ligado con señales imperceptibles para volver a creer. Porque los duelos no terminan cuando lo dicta la prensa, dependen de mecanismos más sutiles, inestrujables, en suma de la receptividad o no del público y -especialmente- de su decisión para reencauzar un vínculo con raíces profundas.

lunes, marzo 28, 2011

ALL BOYS // Del "fenómeno" al papelón


Ya promediando el Apertura que dirigentes triunfalistas proyectaban calmo, auspicioso, con sueños de reeditar nuevas victorias de inestimable valor, este All Boys de la desidia y la carencia acredita un récord para el cual milita ruidosamente semana a semana: ser el menos efectivo de la categoría (2 tantos en 7 fechas). Pero subyace otra marca relativa al juego dado que nunca, o al menos en lo que va del ciclo iniciado en 2007, el cuadro de José Romero mostró prestaciones tan dificitarias como en el presente, huérfano de ideas, sobrepasado por la exigencias de la divisional y -como se dijo en el último artículo- sin rebeldía para evitar entregarse al incordio cuando resta más de medio campeonato.

De las causas se habló bastante, aunque conviene cotejar esta actualidad con los luminosos momentos del Clausura, época de sorpresas y emociones, tiempo en que el veddetismo de Fabbiani no alteraba el ambiente ni producía los efectos contraproducentes que -inevitablemente-genera hoy su millonario sueldo y su desdén hacia trabajo. La comparación, en tal sentido, no es antojadiza, apenas pretende dimensionar qué le pasó a este club finalizado el último torneo al prescindir de su mejor jugador y priorizar una política de marketing cuyas consecuencias expresan, de modo elocuente, que el objetivo se cumplió: hoy All Boys nutre la programación farsesca de la prensa jorgerializada, a tono con la vida de los personajes que la protagonizan. Titulaba el diario Clarín el pasado 25 de noviembre: "El fenómeno All Boys" (http://www.clarin.com/deportes/futbol/titulo_0_378562269.html, una linda nota de Waldemar Iglesias, bien fundamentada pese a un único error (Vella no jugó en la B Metro) y con referencias interesantes, por ejemplo la cita de la revista El Gráfico en 1973 tras una victoria de All Boys sobre River, cuyo título decía "La clase obrera va al paraíso". No obstante, ese periodismo al que le gusta encorsetar y segmentar debido a intereses extradeportivos se apresuró en el elogio, no reparó en ciertas señales negativas, aunque el autor de la nota -a diferencia de la lógica del diario- dejó en claro las razones de ese andar venturoso: mantener la base del plantel de la B Nacional y la B Metro, defender la identidad del juego, y sostenerse lejos de cualquier misterio.



A cuatro meses de ser señalado como "fenómeno", la realidad del equipo es diametralmente distinta, habida cuenta de que es el misterio, precisamente, lo que domina la escena de acuerdo con algunos hechos, entre ellos las motivaciones de la contratación de Ariel Ortega, la no inclusión de Agustín Torassa entre los once titulares y la sensación cada vez más fuerte de que el entrenador tiene un margen de decisión acotado. Por sus convicciones futbolísticas y por su condición de buen tipo, humilde, siempre abierto al debate y al intercambio de opiniones. Son presunciones que surgen del misterio, vale aclarar, no circunscriptas al duelo con Estudiantes, un partido perdible, cuesta arriba, casi imposible para arañar un punto, pero sí propicio para intentar variantes y salirse de este libreto fallido e ineficaz. Nada de eso ocurrió. All Boys volvió a repetir los mismos errores de los 6 partidos anteriores (dos centrodelanteros, Fabbianismo abyecto, nulo ingenio, desorden estructural), esta vez alimentado por la tendencia a sabotearse, como ocurrió en los dos primeros goles del cuadro platense.

Así las cosas, las perspectivas distan de ser promisorias con 3 derrotas de local en 3 partidos, los problemas futbolísticos ya apuntados y un rumor alusivo a la renuncia de Romero, afortunadamente desmentido. El desafío, en semejante escenario, pasa menos por conservar la categoría -algo sujeto a los designios del azar- que por defender un prestigio laboriosamente construido, y dinamitado -en gran parte- en menos de 40 días. Para recuperarlo, tal vez, convendría recordar un itinerario donde los "fenómenos" son patrimonio de otras instituciones. Y los papelones, también.

P.P.

lunes, marzo 21, 2011

FÚTBOL ARGENTINO // Hipocresía


La muerte en el fútbol no puede dejar lugar al silencio, al lamento pasajero o a la continuidad de una fecha que debió suspenderse ni bien se confirmó el asesintato de Ramón Aramayo, hincha de San Lorenzo cuyo último acto en un caluroso domingo de marzo fue irse del mundo que le ofrendó dos pasiones fuertes compendiadas en una: el fútbol y la camiseta alzugrana. Menos que menos se debería permitir decir o publicar cualquier cosa, como pregona para el ámbito de los medios audiovisuales y gráficos el director de la sobrevalorada Revista Barcelona, Pablo Marchetti, ante un hecho triste, lesivo, que involucra a diversos actores, entre los cuales hay uno del cual se habla poco como el periodismo, ya sea porque subsiste una corporación jamás cuestionada que se excusa redoblando la apuesta, o porque se minimiza -o algunos no quieren advertir- el impacto de los significados que pone en escena, un texto uniforme que mezcla diatriba ordinaria, exhibicionismo impune y revanchismo en clave de folclore hueco, con foco en la industria del entretenimiento.

El último domingo, consumada una nueva muerte en el fútbol, no deparó silencio ni prudencia ni responsabilidad profesional. Sí reveló, en cambio, que hay un mecanismo naturalizado, una respuesta inmediata de un segmento importante del ambiente que apunta a la corrupción policial, el deficitario rol del Estado, a la anuencia de dirigentes absorbidos por los aguantes que -íntimamente- reivindican. En parte se trata de respuestas lógicas, dado que la violencia en el fútbol es uun fenómeno que involucra estos actores y estamentos, además de tratarse de un serio problema que se remonta a largas décadas atrás. Lo que llama la atención, considerando el agravamiento de un tema sensible y atravesado por múltiples aristas, es la ausencia de un debate profundo sobre los medios de comunicación, un protagonista central de la época para analizar a la violencia, que mostró en el lamentable episodio ocurrido en Vélez un muestrario de hipocresía en varios planos. Por un lado, abusando del morbo, muchos de ellos informando mal y desligándose de sus mensajes agresivos que los tiene, cada día y cada semana, insuflando rencores y odios en los hinchas, a quienes -desde luego- se los juzga como responsables de "las cosas que pasan". Esto último precisamente, fue el argumento elegido por ciertos programas, incluso llegando a dislates de asociar el mensaje de la política -en alusión a Hugo Moyano- con la violencia en Liniers.

Pero además, reapareció en las pantallas Raúl Gámez, ex presidente de Vélez, para comentar una vez mas su propuesta de restringir la presencia de público visitante y denunciar a Julio Grondona y el accionar policial sin rubores ni culpas. Recordemos aunque sea reiterativo: Gámez, apodado "Pistola", fue ex barra brava de dos clubes que hoy se aborrecen (Vélez y Nueva Chicago), fogoneó de modo irresponsable la rivalidad del cuadro de Liniers con San Lorenzo y, por una cuestión de sensibilidad y ya no de investidura dirigencial, olvidó llamarse a silencio frente a una muerte acaecida apenas unas horas antes de su raid por canales y radios.
No obstante, y al margen de Gámez, lo relevante es analizar los dispositivos de ciertos medios, nunca analizados a fondo en su faceta ominosa, incluso por organizaciones de la sociedad civil con fines nobles como la ONG Salvemos al Fútbol o por cronistas bien documentados como Gustavo Grabia, al punto que el discurso periodístico ni se menciona o aparece atenuado para formular la denuncia con resonancia, paradójicamente, mediática.  Así, se soslaya un aspecto medular del problema como la comunicación, ámbito donde fluyen lenguajes que han ido legitimando este juego cínico en el cual primero se alimenta un monstruo para luego escandalizarse sobre su capacidad de daño y decir "yo no fui".

Algún día se contará la historia del periodismo deportivo en Argentina, desde los 90 hasta la actualidad.Quien la cuente, posiblemente, encuentre su incidencia y gravitación como causal de la violencia en el fútbol, mientras los muertos, en caso de no modificarse el escenario, se exhibirán en las placas color rojo del cronista indignado.

P.P.

ALL BOYS // Entregas


¿Es este el equipo que le ganó a 3 grandes y al actual campeón con autoridad, estilo y prepotencia futbolera? ¿Es el de los dos ascensos obtenidos en dos años, logrados con humildad, trabajo y saludable silencio? ¿Son los mismos dirigentes que, 5 años atrás, entendieron que había otro destino para un club arrumbado en los últimos pliegues del ostracismo? Finalizado el Apertura, los interrogantes se multiplican habida cuenta de lo poco que ofrece el cuadro de José Romero en la cancha, de sus reiterados errores, de la planificación fallida para revalidar los honrosos 26 puntos conseguidos en la primera mitad del torneo, de las presencias perniciosas ya mencionadas pero con efectos cada vez más demoledores. Porque Fabbiani (que no está jugando) y Ortega no solo trajeron sus vidas conflictuadas por omnipotencias adquiridas en los residuales pantanos de la fama, sino que también arrastraron a otros buenos futbolistas de All Boys, como Ereros y Perea, a sucumbir en los paraísos artificiales de lo nocturno, tierra de mentes débiles cuando el cronograma anuncia largas tertulias en los reservorios del desencanto.

Pero hay un responsabilidad mayor, que involucra a la comisión directiva encabezada por Roberto Bugallo, quien por inexperiencia -ojalá-, y cierta suficiencia tras el próspero Apertura, olvidó lo difícil de una categoría impiadosa con los recién ascendidos y el derrotero de un club atravesado por las dificultades y la autortura, al dejar ir a un jugador desequilibrante, emblemático, como Matías Pérez García, y no hacer el esfuerzo para repatriar a Darío Stefanatto, líder de un ciclo que parece llegar a su fin.



Esta última presunción tiene basamentos concretos. La versión 2011 de All Boys exhibe déficits en todos los órdenes. En el aspecto disciplinario (5 expulsados), en los números (4 puntos en 6 jornadas, 2 (!) goles a favor) y especialmente en el juego. Colón, reciente adversario, no hizo más que sacar provecho de las confusiones del equipo de Floresta apostando a un planteo sencillo, muy sencillo, pergeñado por su cuestionado entrenador: incluir un mediocampo de buenos jugadores, liderado por Moreno y Fabbianesi, acompañado por Ledesma, Prediger y Damián Díaz entre los titulares. Es decir: futbolistas de buena técnica, criteriosos, y sobre todo inteligentes para imponerse sobre una zona media más defensiva como la de All Boys, mejor preparada para el combate y el repliegue que para controlar el balón y armar un circuito ofensivo con capacidad de arrimar peligro en el área adversaria. Y aquí, indudablemente, reside el gran problema del cuadro de Romero dada la carencia de ideas que se revela cada vez más notoria partido a partido, sin solución aparente de continuar con dos referencias de área que se superponen (Matos-Gigliotti, o Matos-Fabbiani) y la falta de un enlace que pueda abastecer a esos delanteros. Apagado Ortega, muy bajo en su rendimiento Grazzini, acaso se abra una chance para un histórico, Ariel Zárate, quien parece más idónea según el presente de All Boys por dos razones: un estado físico superior al de Ortega, lo cual habla menos de las virtudes del Chino que de la irresponsabilidad del jujeño, y la identificación con un club en el cual ya vivió situaciones semejantes a ésta.

Se trata de una opción casi desesperada podría decirse, aunque interesante en caso de apostar a la audacia y juntar en un misma  alineación a Zárate, Grazzini,Torassa y Matos, teniendo en cuenta que la estrategia de especular y apostar al error del rival ya mostró su ineficacia y las limitaciones de un equipo que se hunde y no saca puntos porque juega decididamente mal. Sería, además, una manera de digna de afrontar los complejos y decisivos exámenes por delante, especialmente en el próximo duelo ante Estudiantes de La Plata, un encuentro difícil, presumiblemente adverso, con muchas cosas en disputa. Entre otras razones porque se puede perder uno, dos, tres o cuatro partidos consecutivos y hasta la categoría, pero jamás la identidad y la entrega para evitar decir, resignada y desoladoramente, que esto ha sido todo.

P.P.

lunes, marzo 14, 2011

ALL BOYS // Entre el espanto y la utopía


El 2011 para All Boys comenzó con problemas en el orden deportivo, pero también en ese campo minado de escollos y rumores de todo pelaje como el de los medios, zona fértil para los debates si un plantel tiene en sus filas a Fabbiani y Ortega, y un sector influyente del medio se encapricha con un jugador confundido, arrebatado, en definitiva un anónimo del fútbol, imputado -esta vez- injustamente.Pero All Boys no solo pierde y juega cada vez peor debido a estos importantes factores sino también fruto de una novedosa estrategia tendiente a la especulación, a ceder protagonismo, a dejar en el banco (o relegar directamente) a futbolistas capaces de cambiar el rumbo de un partido. Es decir: este preocupante presente del cuadro de Floresta se explica, también, por un cambio drástico de estilo, manifiesto en un dato contundente: 2 goles a favor en 5 fechas.

Ante Olimpo, en ese marco, se vio lo mismo que en 3 de las 4 fechas anteriores: un equipo que no genera situaciones de gol y que en el segundo tiempo se derrumba, como si esperara los embates rivales o quedara preso de los designios de la calculadora para sumar puntos independientemente de las formas, lo cual torna difícil conseguir el objetivo de acreditar unidades al sobrellevar durante 90 minutos semejante presión. A eso se añaden algunos aspectos citados: la cada vez más notoria ausencia de Pérez García, agravada por un reemplazante que se niega a admitir que el fútbol no es eterno en la trayectoria de un jugador. De Ariel Ortega ya se dijo bastante pero cabe un añadido más porque duele verlo en ese estado y, acaso, retirado con un descenso en la mochila. El otro factor relevante para tener en cuenta es la presunta indisciplina de un conjunto que suma 5 expulsados en 5 fechas, algo que sugiere ese cambio de estilo ya apuntado y una obsesiva mirada de los jueces sobr los jugadores de All Boys, todos bajo la lupa tras el episodio Barrientos-Gio Moreno.

En suma, panorama oscuro para el equipo de José Romero. Por el fixture difícil que se avecina (All Boys enfrenta a los rivales que deja La Academia, en este campeonato todos heridos y maltrechos) y, más importante todavía, por la anomia conceptual de un equipo que no sabe cómo generar juego ni reponerse a los contratiempos. Es de esperar, como ya demostró el núcleo de este grupo de jugadores, levantar el nivel en base a la humildad y el trabajo. Para evitar ese destino recurrente en la vida de All Boys pero, sobre todo, para sentir el regocijo de haber hecho lo imposible para escaparle al espanto.

P.P

viernes, marzo 11, 2011

FÚTBOL ARGENTINO // Una clase de ética


Suele ser convocado en momentos difíciles, cuando apremian las urgencias y los malestares colectivos sugieren su nombre, última posibilidad de remontar campañas indecorosas, derrotas perpetuas, equipos inocuos y desnorteados. Por sus argücias, mediáticas y no solo mediáticas, tendientes a erigirlo como un entrenador idóneo para sacar puntos y motivar planteles abatidos anímica y futbolísticamente, Ricardo Caruso Lombardi, a sus 49 años, impuso sus principios, determinado perfil y características reconocibles de su propuesta futbolística, en la época de los directores técnicos convertidos en verdaderos protagonistas del espectáculo.

Más allá del debate sobre la gravitación de los entrenadores -tema agotado para este sitio junto con sus recurrentes desmesuras y sus prestaciones gratuitas a una maquinaria comunicacional que los adula y los expulsa según los implacables resultados-, la vuelta de Caruso, esta vez al necesitado Quilmes, expresa una noticia agridulce y un condimento vital para las usinas del show, dado que su figura creció y se extendió en base a carisma, escenas matizadas con gestos y frases cargadas de violencia ('yo soy honesto'), apariciones constantes en los centros televisivos de la polémica estéril, apasionada y con rasgos de comicidad triste, además de no pocos enfrentamientos y contrapuntos virulentos con colegas y futbolistas (Gorosito, Asad, Schiavi, Scotti). Rasgos que le valieron, en definitiva, el mote de técnico controvertido, resistido por muchos teniendo en cuenta sus excentridades, pero también debido al estilo áspero que define a los equipos que dirigió, sostenido en el roce físico, ciertas mañas y un obsesivo afán en el aspecto táctico que afean los partidos.

No obstante, repasar en torno de la figura de Caruso y los significados que pone en escena implica considerar a un entrenador amasado en las hostiles tierras del ascenso (dirigió 8 equipos), donde forjó su carrera de sinsabores y triunfos, entre estos últimos aparecen dos conquistas importantes (subir con Sportivo Italiano -1997/1998- y Tigre -2004/2005-) y buenas campañas en Estudiantes de Buenos Aires, El Porvenir y All Boys. En el cuadro de Floresta, por caso, el entrenador vivió situaciones curiosas y mostró viejas y novedosas cualidades que, ya bajo las luces de la Primera División, cobraron mayor fuerza. Un dato: luego de perder la promoción por el ascenso en 2003 -ante el cuadro de Gerli- y arrancar primero en el siguiente torneo, Caruso se tuvo que ir de All Boys tras un confuso y nunca explicitado episodio del cual no fue el único culpable. Por otra parte, y ya en Primera División, demostró que tenía condiciones para dirigir en la máxima categoría producto de muy buenas campañas en Argentinos Juniors, Newell's y Racing, tres clubes en su momento complicados con el descenso, al tiempo que mantuvo su agudeza para detectar jugadores olvidados en ligas de segundo y tercer orden como Iván Pillud, Mauro Formica, Diego Castaño, Denis Stracqualursi, Mauricio Sperdutti y Román Martínez.

Existen otros aspectos, finalmente, que remiten a la conducta y la ética, algo no menor para un medio siempre sometido a componendas e hipocresías de variado tipo. A pesar, o tal vez, debido a sus reiteradas apariciones mediáticas, Caruso no niega entrevistas a ningún medio, ya sea más o menos importante. Pocas veces los jerarquiza de acuerdo a su influencia y mantiene un trato horizontal con casi todos. Es más: algunos conflictos se suscitaron con cronistas de la prensa influyente, lo cual no implica que al técnico le asista la razón. Tampoco es para desatender algunas denuncias que lo involucran con casos de corrupción, como salió a luz en el último tiempo, o modos de proceder que lindan con el chantaje o la dádiva.

Todas situaciones sometidas a juicio, abiertas, opinables, propias de un entrenador que aporta buena dosis de carroña, discursos confusos y gestos contradictorios. De hecho, antes de acordar con Quilmes, coqueteó con el proyecto privatista de Juventud Unida de San Luis, gerenciado por Carlos Ahumada, personaje oscuro si los hay. En el reverso de los particulares principios de Caruso, supuestamente cabe aclarar , Ángel Cappa incurre en las mismas actitudes dentro de la cancha, lo cual revela que existen clases de ética y clases de técnicos. Aunque pocos, muy pocos, se animan al desafío de introducir con toda la nobleza y valentía el dedo en la llaga para alumbrar un fútbol mejor y más justo.

P.P.

miércoles, marzo 09, 2011

RACING // Lo irracional


"Hace dos goles, uno abajo del arco y otro de rebote, y la gente lo ovaciona. Inentendible. Qué hinchada pelotuda", decía el joven de Racing, con elocuentes gestos de fastidio durante su extenso y valiente comentario, luego de disfrutar y sufrir sin pausa en el contradictorio duelo ante Olimpo. La referencia apuntaba a Pablo Lugüercio, la figura del partido y hombre de sacrificio sostenido en La Academia, si bien los planteos y observaciones de este simpatizante no encontraban eco ni respuestas entre quienes, minutos antes, desplegaron todo su cariño y agradecimiento -una vez más- hacia el flaco de tranco desgarbado y ojos humildes, autor de un gol y gestor de otro..

Ocurre que la historia de Lugüercio en Racing ingresa en las raras anomalías de este deporte que moviliza pasiones profundas como ningún otro. Lejos del porte de crack, limitado técnicamente, de movimientos torpes e indefinibles, el platense se convirtió en una de las banderas del club. Por esfuerzo. Por compromiso. Por perseverancia. También por su presente futbolístico que supo construir después de atravesar angustias, pesares, batallas en soledad tras su arribo a la institución de Avellaneda en 2008. Fue el Payaso, como lo apodan debido a sus particulares movimientos y la hidalguía de su rostro esquivo, quien levantó a una tribuna hastiada de jugadores errantes y desafectivizados. El mismo que entendió los mandatos y obligaciones de un tiempo oscuro de Racing a partir de su tesón para suplir visibles carencias. Un futbolista capaz de generar fuertes adhesiones e inesperados resurgimientos cuando desde la sencillez, cierta astucia y empeño advertía que no existen sinsabores eternos ni logros imposibles. Su repentina y pintoresca idolatría, en tal sentido, testimonia la vigencia de un jugador creyente, abnegado y corajudo,  instalado ya entre los jugadores sujetos a los recuerdos cronicados, pese a que la historia no hablará de numerosas conquistas (11 goles en 91 partidos), de grandes apiladas, de goles evitados con heroísmo ni de una presencia intimidatoria.

Esa historia sí describirá con trazos indagadores los avatares de un club que encontró en Lugüercio un bálsamo, verdaderos gritos de guerra frente al espanto y las rémoras de una trayectoria santa, súbitamente convertida en oprobio. Y aquí se expresaría una analogía que, tal vez, dé cuenta de un clima de época tribunero persistente: jugadores portadores de identidad que evocan los orígenes y los rasgos distintivos, originarios y potenciales del club que supo y debería ser. Pasó con Maradona en la Selección, Ortega en River, ahora Riquelme en Boca, entre tantos otros.. Lo de Lüguercio es diferente, especialmente por la dimensión de esos nombres y sus aportes, pero se asemeja en cada ovación transformada en proclama de reivindicación o de disgusto ante un mal de desempeño que exige prestaciones como la del victoreado.

El "Lugueeeeercio" de cada fin de semana, como el de los casos citados y posiblemente otros más, acaso repone el especialísimo vínculo entre jugadores e hinchas, aunque en el fondo se grita por los colores queridos personificados en un nombre. Lugüercio, tal vez, simboliza un momento determinado en el recorrido de un club que conecta con partes sustanciales de una historia de pertenencias colectivas. La idolatría supera a las cualidades del jugador, lo cual torna irracional y fascinante eso que el joven de Racing, libre de tensiones, intentaba analizar con algún grado de lógica. Hablando solo.

P.P.

domingo, marzo 06, 2011

ALL BOYS // Míralos, vienen atrás


Parece cantado el presente que le toca atravesar a All Boys de tanto insistir con Fabbiani, Ortega y un juego previsible, monocorde e indolente, como el exhibido en 2011. No es el equipo de José Romero un equipo habituado a esquemas cautelosos, pendientes hasta el límite de lo aconsejable de las propuestas del rival. Tampoco es un conjunto violento, como demuestran la estadísticas del Clausura; 4 expulsados en 4 fechas, si bien Hugo Barrientos, el cuarto de la nómina, fue víctima de un ensañamiento mediático que, de cualquiera manera, no lo exime de sus excesos y de una irresponsabilidad que lo ubica en las antípodas de la conducta y el desempeño del gran número 5 de All Boys de las últimas dos décadas: Darío Stefanatto.

Va de suyo, por tanto, que algo viene haciendo mal el conjunto de Floresta para estar a un paso de la promoción y el descenso directo. Expulsados aparte, predomina una suerte de autosuficiencia extraída vaya a saber de qué biografía pasada, según la apuesta de los dirigentes al contratar a dos hombres conflictivos, perniciosos para un equipo que necesita tranquilidad y la unión de todos, y, peor aún, sostenerlos y acompañarlos en desmedro de quienes aportaron a la construcción del momento más venturoso en la trayectoria del club, porque solo en la cabeza de alguien demasiado optimista y corroído por la soberbia se asienta la creencia de que la partida de Matías Pérez García no repercutiría en el equipo. Vaya si lo lamenta este All Boys de las carencias y los errores no forzados, de los desencuentros y complejidades que signan su historia, un ítem subestimado por aquellos que toman decisiones, de costos altísimos para una entidad que intenta consolidar un rumbo promisorio ligado con esa esa historia imposible de borrar con paquetes promocionales y gestos de nuevo rico.



Esa trayectoria de obstáculos y dificultades registra apenas 1 triunfo en Primera contra San Lorenzo, el último rival, razón por la cual no debería suscitar mayores alarmas. Es un club grande, de largo recorrido en la máxima categoría, señalado como candidato al título dado que fue la institución que más invirtió para este torneo al sumar 5 apellidos en su plantel, tres de ellos muy fuertes para el mercado. Pero sí preocupa de acuerdo con lo apuntado más arriba, el flojo rendimiento del equipo, y la exigencia de este torneo donde ganar de local es casi una obligación como quedó demostrado en el Apertura: solo 7 puntos resignó All Boys en esa condición (empates con Tigre y Godoy Cruz, derrota con Vélez). Si se añaden los problemas del cuadro de Romero cuando sale de Floresta (apenas 1 triunfo), da la sensación de que será difícil mantener la categoría.´Y lo será más todavía con árbitros tendenciosos y encomendados como Delfino, algo que recuerda viejas épocas cuando el Estadio Islas Malvinas fue escenario de "célebres bombeadas". Dos árbitros entre tantos otros quedaron en la memoria: el advenizo peronista federal Javier Castrilli y el pejotista Guillermo Marconi.

Sin embargo, en el duelo ante San Lorenzo no hubo un arbitraje que incidió directamente en el resultado, eso sería omitir las señales nítidas entregadas por un All Boys que juega muy mal. Se vio, en ese sentido, a un equipo voluntarioso, improvisado al ubicar a Armando Panceri en el rol de carrillero y demorar el ingreso de Agustín Torassa por un Ortega errático y triste, que se desplomó tras la expulsión de Barrientos y no supo contrarrestar la gran noche de los delanteros azulgranas. Con el añadido, además, de un dato preocupante; nuevamente escasearon las situaciones claras de gol, perdido Matos en sus batallas solitarias, apagado Ortega como la actualidad de su carrera que inexorablemente finalizará, y desconsiderados Torassa o Ereros, hombres que aportaban desequilibrio y movilidad por las bandas.

Es cierto lo de las ausencias, especialmente las de Fernando Sánchez y Eduardo Domínguez, y que la defensa terminó siendo similar a la de la B Metropolitna con Brau y Madeo, pero nada justifica que ni siquiera se intente patear al arco, como le viene ocurriendo a All Boys. Así, y de cara al trascendental duelo con Olimpo, mucho deberá mejorar el cuadro de Romero para no sumar otra derrota y otra goleada. Resultado al margen, lo más importante esrecuperar los núcleos de este equipo que protagonizó hechos relevantes, con humildad y mucho pero mucho sacrificio. Porque el descenso cuenta entre las posibilidades, más en una divisional exigente e impiadosa con los recién llegados. Lo que no puede admitirse, sin rebeldías, ni sudor ni intentos colectivos emanados del corazón profundo de un cuadro sencillo, es no defender un estilo digno, arraigado, causa de renaceres impensados en los finitos instersticios que abren oportunidades, esperanzas y orgullos perdurables.

viernes, marzo 04, 2011

CLÁSICO PLATENSE // Parejo y con final abierto



El primer gran clásico de la temporada nos conduce a la querida Ciudad de las Diagonales, donde Gimnasia y Estudiantes reeditarán un clásico lleno de historias, curiosidades, sucesos que trascienden lo deportivo (una tribuna derrumbada en 1959, un terremoto en 1992) y un vencedor recurrente menos en los clásicos que en los títulos conseguidos: el cuadro Pincharrata. Es, sin duda, un partido aparte, con rasgos parecidos a Newell's-Rosario Central, si bien en La Plata predomina cierta cordura y más veletismo al reparar en que 24 futbolistas vistieron ambas camisetas, entre ellos algunos muy recordados como los arqueros Gastón Sessa, Carlos Bertero y Enrique Vidallé; Humberto Zucarelli, Lucho Málvarez y Daniel Pighín. La cifra, claro, se reduce bastante en el choque de canallas y leprosos.

Pero las copas y títulos que acredita Estudiantes, presunto orgullo de la ciudad ante las vitrinas vacías de Gimnasia, no se traduce ni en mayor cantidad de hinchas ni en marcado predominio en los números del clásico, dado que los primeros dominan el historial aunque con una diferencia exigüa: 67 a 60. Tampoco el demoledor 7-0 de octubre de 2006, al margen de que establece una bisagra en el devenir del derby, redunda en una paternidad sostenida y difícil de revertir, como ocurre en Independiente-Racing y San Lorenzo-Huracán. De hecho, la década del '90 fue pródiga en triunfos para Gimnasia y dos datos de un período lejano no deberían minimizarse habida cuenta de que los primeros clásicos en el amateurismo y en la era profesional fueron para el Lobo.

Claro que cada duelo zonal tiene características especiales ligadas con el presente y lo inmediato.  Así, podría decirse que no hay favoritos, esta vez, más allá de una estadística plausible de leer desde distintos ángulos. Por un lado, nunca Gimnasia ganó en el Estadio Único.Más todavía: antes de que los partidos se disputaran en el escenario cercano al barrio La Loma, Estudiantes solo le llevaba 1 encuentro de diferencia al cuadro tripero en el historial general. Por otro, y no parece un dato menor, a partir de la prohibición de público visitante (Apertura 2009) siempre ganó el local, ya sea en el Único, en Quilmes o en el Bosque, con ventaja de dos goles en todos los casos.

De cualquier manera, las cifras y los antecedentes son apenas una parte a tener en cuenta. La otra remite a dos equipos que podrían entregar un partido bien jugado según los nombres, por ejemplo el retorno de Guillermo Barros Schelotto, la confimación de Juan Neira, en Gimnasia; y la vuelta de varios titulares en Estudiantes, además de las ideas ambiciosas y edificantes que dicen defender sus entrenadores. Todo esto (estádisticas, rachas, estilos, determinados futbolistas) y la carga emotiva de este singular clásico lo convierte en una fecha relevante del calendario, siempre esperada, siempre con tonos de auténtico clásico. Porque en el fondo, bien el fondo, ningún hincha desea que fuese el último.

P.P.